La caída de la banda del mecánico, la docente, el colectivero y los "patas negras"
"La semana pasada hicimos 15 palos", le dijo Gonzalo Catán a su interlocutor, una persona detenida en un complejo penitenciario. No alardeaba. Solo exageraba un poco. Él y otros integrantes de una banda especializada en entraderas y otros delitos se había alzado con un botín de más de $12.000.000, entre moneda nacional y dólares, en un robo ocurrido en un inmueble del barrio porteño de Balvanera. Los ladrones no lo sabían, pero el atraco fue el principio del fin para esa organización criminal.
Así se desprende de una resolución del juez en lo criminal y correccional porteño Martín Yadarola, que procesó a los sospechosos por delitos como asociación ilícita, robo agravado, acopio de armas, extorsión, encubrimiento y falsedad ideológica de instrumento público.
Catán es mecánico. Oficio que comparte con otros dos integrantes de la banda. Además, entre los procesados hay un chofer de colectivos, una docente, un comerciante, y un subcomisario y tres oficiales de la policía bonaerense.
La denuncia de la víctima del millonario robo en Balvanera, ocurrido el 27 de julio pasado cerca de las 10.40 en una propiedad de Boulogne Sur Mer al 600, fue la clave para comenzar a desbaratar a la organización criminal.
Una vez hecha la denuncia, el equipo de colaboradores del juez Yadarola, detectives de la División Sumarios y Brigadas de Prevención de la Comuna 3 de la Policía de la Ciudad y el fiscal Lucio Herrera comenzaron a investigar el caso y tratar de dar con los sospechosos.
"Partiendo del episodio delictivo se procuró profundizar la información a través de todas las posibles imágenes que pudieran haber captado las cámaras emplazadas en inmediaciones del inmueble donde se produjera la sustracción, de manera de reconstruir los movimientos previos y posteriores al desapoderamiento investigado", explicó el juez Yadarola en su resolución.
Y, una vez más, como en numerosas causas judiciales, las filmaciones de las cámaras de seguridad fueron la clave para poder comenzar a identificar a los integrantes de la banda.
A partir de las imágenes, los investigadores del caso pudieron identificar la chapa patente de una camioneta Jeep Renegade en la que habían llegado los delincuentes a Balvanera. Poco después detectaron otro vehículo usado por la banda, un Renault Fluence, y a sus propietarios.
Los detectives policiales y judiciales determinaron que la chapa patente de la camioneta era original y no tenía pedido de secuestro. Es decir que los ladrones no se movilizaban en un vehículo robado. El titular del dominio tenía como domicilio un inmueble de Temperley, en Lomas de Zamora.
Las pruebas contra la banda
Con esa información y con las imágenes aportadas por la Municipalidad de Lomas de Zamora y los domos instalados por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires se pudo reconstruir todo el trayecto hecho por la banda el 27 de julio pasado, desde que salió de Temperley hasta que llegó a Balvanera, donde hicieron el millonario golpe.
"La investigación puso en evidencia la presunta existencia de un verdadero consorcio delictivo, compuesto por un número indeterminado pero abundante de personas, dedicadas a la concreción de conductas ilícitas con habitualidad y permanencia en el tiempo", afirmó el magistrado en el fallo.
Un segundo paso de la investigación fueron las intervenciones de las líneas telefónicas y las redes sociales de los sospechosos identificados a partir de las chapas patentes de la Jeep y el Fluence.
"Se comprobó, entre otras cosas, que los teléfonos celulares [de los sospechosos] replicaron la antena en la zona del episodio [la entradera de Balvanera] con distintas comunicaciones entrecruzadas entre sí, en tiempo anterior, concomitante y posterior al robo", sostuvo Yadarola en la resolución citada.
A partir del análisis de las imágenes de las cámaras de seguridad, las intervenciones telefónicas y tareas de campo hechas por los detectives policiales se pudo identificar a cinco de los sospechosos que protagonizaron el millonario robo en Balvanera. Si bien todavía no se puede avanzar se sospecha que entradera donde la banda se hizo de un botín de $12.000.000 tuvo un entregador.
"No hay dudas de que una maniobra como esa no fue azarosa", explicó a LA NACION una fuente judicial.
Pero a partir de las intervenciones telefónicas también se pudieron descubrir otros delitos de la banda, hechos que tuvieron la participación de uniformados de la policía bonaerense. Un subcomisario y tres oficiales ayudantes fueron procesados por el juez Yadarola por los delitos de extorsión, supresión de una numeración registral conforme a la ley y falsedad ideológica de instrumento.
"En una oportunidad Catán rompió intencionalmente la numeración original del motor de un rodado que tenía en su taller mecánico [en Llavallol] para reparación -en principio se trataría de un Mercedes Benz Compressor- para luego exigirle a su propietario dinero con la falsa excusa de que había sido detenido por esa circunstancia. En ese contexto, Catán se contactó con un miembro de la policía bonaerense, quien junto a otro integrante de la misma fuerza, colaborado con aquel incautando el rodado, formalizándose actuaciones judiciales por ese motivo", explicó Yadarola.
Según la resolución firmada por el juez Yadarola, Catán tenía en su taller el Mercedes Benz Compressor para comprarlo. "Pero decidió que el vehículo ya no le interesaba. Sin embargo, en vez de restituirlo a su dueño planeó una maniobra delictiva para beneficiarse económicamente. De esa forma, determinó que rompería la numeración original del motor del aludido rodado, fingiendo un procedimiento policial a través del que se secuestrara el vehículo, con el objetivo de reclamarle [al propietario] dinero, argumentando haber tenido que conceder a favor de la autoridad policial una importante suma [que podrían haber sido 300.000] para evitar quedar involucrado en un hecho delictivo y recuperar de manera irregular el Mercedes Benz".
Fue así que, después de una llamada de Catán a la comisaría 3a. de Almirante Brown, comenzaron a participar los uniformados. "En la comunicación, el mecánico explicó el objetivo ilícito y acordando [con los policías] que debían retener el vehículo en la dependencia policial, simulando un procedimiento real, a fin de despojar todos ellos de dinero al propietario del rodado", según el expediente judicial.
El hecho se llevó a cabo como se había planeado y después de que los uniformados se llevaran el vehículo, Catán llamó al dueño del Mercedes Benz Compressor y le dijo que para recuperarlo había que pagar 300.000 pesos.
Después de analizar la prueba, Yadarola decidió procesar con prisión preventiva al subcomisario Matías Smiegel, al oficial subayudante Álvaro Cristaldo, al oficial ayudante Miguel Ángel Gramajo y al oficial José Flores Torres, y les trabó un embargo sobre sus bienes hasta cubrir la suma de 1.000.000 de pesos.
Yadarola procesó sin prisión preventiva a la docente Malena Catán, hermana de Gonzalo Catán, como autora del delito de encubrimiento en la modalidad de aseguramiento y/o ayuda a un tercero para asegurar el producto o provecho del delito, agravado por tratarse de delitos precedentes especialmente graves.
"Si bien se acreditó la relación de parentesco de Malena Catán con otros imputados y su conexión con un delito puntual relacionado con el resguardo de dinero y objetos que pertenecían a Gonzalo Catán de momento la prueba no alcanza para introducirla también como miembro integrante de la asociación delictiva en la que se involucraran los demás", sostuvo Yadarola.
En total, entre los ladrones, la docente que guardó bienes robados y los uniformados hubo 13 procesados y la investigación continúa para intentar descubrir al entregador de la millonaria entradera que, finalmente, fue el comienzo del fin para la banda.
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