La Biblia y la bordeadora: el monólogo entre místico y delirante del hombre que tomó de rehenes a dos funcionarios
Durante más de una hora y media, y mientras sujetaba por detrás a una empleada judicial y le apoyaba el filo de una cuchilla de carnicero en la espalda, Mario Luis Cáceres habló de sus problemas familiares, rezó versículos del Testamento y pidió una cortadora de pasto “para trabajar”; quedó detenido por privación de la libertad coactiva
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Ya se presumía que Mario Luis Cáceres era un hombre violento. Su pareja lo había denunciado y el Juzgado Civil N°1 de Florencio Varela, en consecuencia, lo había excluido del hogar y le había impuesto una restricción perimetral del acercamiento. Y cuando él recibió la notificación, esta misma mañana, fue como una tromba a pedir explicaciones a la Defensoría Civil N°24. En cuanto entró al chalet de General Lavalle al 300, sacó una cuchilla de carnicero de la mochila que llevaba, tomó a la empleada de la Mesa de Entradas como escudo humano y ya todo se desmadró. Eran las 10.50, y comenzaba entonces una nueva situación, una toma de rehenes que generó la máxima tensión durante tres horas y exigió la puesta en movimiento de una importante logística policial, con la presencia de grupos de operaciones especiales y del Grupo de Acción Departamental (GAD).
Hubo al menos una hora y media de conversaciones en las que el negociador del Grupo Halcón esperaba conocer las demandas de Cáceres. Pero el captor nunca pudo expresar cuáles eran sus exigencias. Mientras amenazaba con matar a Agustina Galuedet, a la que sujetaba desde atrás mientras le apoyaba el filo de la cuchilla de mango blanco -provocándole cortes superficiales lineales en la espalda- y retenía dentro de la oficina, también, al auxiliar letrado Sebastián Caballero, el hombre soltó un soliloquio en el que relató el errático derrotero de su vida en familia, y los problemas con su esposa y sus hijos que desembocaron en la exclusión del hogar, la perimetral y su reacción injustificable.
El fiscal Hernán Bustos Rivas, que se hizo presente en el lugar para conducir la situación e intentar llevarla a buen puerto, afirmó que la negociación se hizo insostenible porque era imposible saber cuáles eran las exigencias de Cáceres, que seguía con un monólogo que oscilaba entre lo delirante y lo místico. “En un momento empezó con un discurso místico, blandiendo el arma. Sobre un momento de final de las negociaciones, él pasó de rezar versículos de la Biblia a pedir una bordeadora para trabajar”, contó el representante del Ministerio Público a la prensa, una vez concluida la toma de rehenes, casi a las dos de la tarde.
”Se logró deponer al delincuente mediante un gran trabajo de los mediadores del Grupo Halcón. En todo momento el delincuente amenazó con matar a una chica que tenía sujeta. Durante las tres horas la tuvo sujeta permanentemente por la espalda sobre su lado derecho, mientras blandía una cuchilla con su otra mano, que era de tipo carnicero”, explicó el fiscal.
Sostuvo que Cáceres “era un hombre violento que había sido denunciada por su esposa” y que “cuando él se vio objeto de una restricción, comenzó con el conflicto. Ante esa situación, vino con una mochila a la Defensoría, en la que tenía una cuchilla, e ingresó de forma imprevista y tomó de rehenes a esas dos personas. En todo momento tomó como escudo a la chica. La tenía como garantía para sus exigencias. En un momento, le levantó la remera mientras le apoyaba el filo de la cuchilla”.
“No había una exigencia concreta, lo que hacía dificultosa la negociación. El hacía un racconto de su vida y de sus padecimientos. Él planteaba su derrotero de problemáticas con su mujer y sus hijos que habían influido para que lo echen de la casa, pero no pidió por ningún familiar”, relató.
Poco antes de las 14, Cáceres liberó a sus rehenes, arrojó el cuchillo y se tiró al piso con las manos sobre la nuca. Todo había terminado. Él fue trasladado, bajo un fuerte operativo de seguridad, a la comisaría 1ª de Florencio Varela, donde quedará alojado hasta que Bustos Rivas lo indague por el delito de privación ilegal de la libertad coactiva.
En tanto, Galuedet y Caballero fueron atendidos por médicos emergentólogos en la propia Defensoría, y luego fueron asistidos y contenidos por psicólogos del Ministerio de Seguridad bonaerense, según precisó el fiscal.
Demandas del Colegio de Magistrados
La dramática situación en la oficina judicial varelense encendió las alarmas en el Poder Judicial provincial. Por la tarde dieron a conocer un comunicado en el que, además de expresar su solidaridad con los dos funcionarios mantenidos cautivos por un hombre violento y desquiciado, reclamaron al Ministerio de Seguridad que arbitre los medios necesarios para “poner fin a la situación de exposición a la violencia” que padece el personal tribunalicio. Reza el comunicado:
- “El Colegio de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires debe insistir –ya que es un reclamo planteado de manera reiterada y pública por esta institución en los últimos años– de manera enfática en la necesidad de garantizar la seguridad de las personas que acuden o trabajan en las dependencias del Poder Judicial. Los hechos de violencia contra personas y edificios se multiplican y agravan en todo el territorio provincial”.
- “Durante la mañana del día de la fecha una persona tomó de rehenes a una empleada de la Defensoría Pública 22 y a un auxiliar letrado de la Defensoría Pública 24, de Florencio Varela, departamento judicial Quilmes. El agresor había recibido la notificación de una exclusión de hogar por razones de violencia. Este tipo de notificaciones suceden muchas veces por día en cada uno de los órganos de la administración de justicia y del Ministerio Público de nuestra provincia que atienden esa materia, por lo que las reacciones violentas – habitualmente menos extremas que la de hoy - están lejos de ser excepcionales”.
- “El Colegio de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires expresa su solidaridad con los/as funcionarios/as que vivieron el dificilísimo momento y hace un llamado público a las autoridades responsables de la seguridad para que, sin dilaciones, pongan fin a la situación de exposición a la violencia en la que trabajan las y los empleados, funcionarios y magistrados en muchos ámbitos del Poder Judicial”.
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