Se llamaban, en verdad, Robert Leroy Parker y Harry Alonzo Longabaugh, pero pasaron a la historia como Butch Cassidy y Sundance Kid. Sobre el final del siglo XIX ya eran los ladrones de bancos y ferrocarriles más famosos de los Estados Unidos. Líderes de "la banda salvaje" –y ladeados por la pistolera y prostituta Etta Place y una banda de criminales despiadados, The Wild Bunch– cometieron golpes importantes en el lejano oeste y tuvieron a la Agencia Nacional de Detectives Pinkerton mordiéndoles los talones. Huyendo de ellos fue que llegaron a la inhóspita Patagonia.
Butch nació en Utah el 13 de abril de 1866. Fue el menor de 13 hijos nacidos en un hogar mormones ingleses que llegaron a Norteamérica en 1850. Cuando apenas era un niño, comenzó a trabajar en granjas aledañas a las parcelas para criar ganado que su familia tenía en Circleville.
Fue durante esta etapa que tuvo su primer choque con la policía. Una tarde cabalgó varios kilómetros para comprar unos pantalones. Al llegar a la tienda la encontró cerrada. Irrumpió, tomó las prendas que necesitaba y dejó una nota con sus datos, avisando que se había tratado de una urgencia y pasaría al día siguiente a pagar. Evidentemente, no le creyeron: fue denunciado y arrestado.
Poco tiempo después, trabajando en el campo, conoció a un viejo ladrón de poca monta que también criaba ganado y robaba caballos, llamado Mike Cassidy. Fue quien le enseñó cómo disparar montado sobre el lomo de los animales.
En 1884, con 18 años, el joven Butch dejó atrás Utah y salió en busca de su destino. Viajó sin rumbo. Trabajó como minero en Telluride, Colorado, y dejó registro de su paso por Wyoming y Montana. El 24 de junio de 1889 cometió su primer asalto: robó un banco junto a varios cómplices. Se llevaron 20.000 dólares.
Se afincó en Rock Springs, Wyoming. Allí trabajó como carnicero –butcher, en inglés– y con eso, y tomando el apellido de su mentor como homenaje, moldeó su identidad definitiva: Butch Cassidy.
En 1894 fue condenado a 18 meses de prisión por robar un caballo. Al salir de la cárcel se integró a la "banda salvaje", de la que se convertiría en líder. Asaltaban bancos y trenes, pero se caracterizaron por trazar rutas de escape en las que escondían provisiones que les permitían ir más allá del alcance policial. El grupo criminal se terminó de conformar en Browns Park, un punto neurálgico cercano a las fronteras internas de Colorado, Utah y Wyoming adonde solían refugiarse los prófugos. Allí llegó Butch Cassidy con su mejor amigo, William Lay, que en 1899 fue condenado a cadena perpetua por ejecutar a tiros a un comisario durante el robo a un tren en Folsom, Nuevo México.
No muy lejos de Browns Park, en un campamento de forajidos en Utah, Cassidy conoció a Harry Alonzo Longabaugh –Sundance Kid–, hijo de un obrero que había partido siendo adolescente rumbo al oeste y se había ganado su apodo a los 20 años por robar un caballo en un pueblo llamado Sundance.
Tras años de raid infernal, el 19 de septiembre de 1900 la "banda salvaje" atacó el First National Bank de Winnemucca, Nevada, de donde se llevaron casi 35.000 dólares. Ese fue su último golpe en los Estados Unidos. El 20 de febrero de 1901, Butch, Sundance y Etta abordaron en Nueva York el buque Herminius y zarparon hacia a Buenos Aires. Apenas arribados, abrieron una cuenta bancaria y abordaron un tren rumbo a la Patagonia. Pasaron por Cipolletti y Neuquén, y también por Trelew, sobre la costa del Atlántico. Finalmente se instalaron en un valle cercano a Cholila, en Chubut. Allí, frente a la majestuosa Cordillera de los Andes, se pusieron al frente de una finca de 6000 hectáreas llamada "Flores amarillas", en la que, según distintas versiones, también albergaron a otros norteamericanos prófugos.
Fue desde ese lugar que, en 1902, Butch envió una carta a una amiga suya en Utah en la que habló de sus últimos asaltos: "Probablemente le sorprenderá tener noticias mías desde este país tan lejano, pero los Estados Unidos me resultaron demasiado pequeños durante los últimos años que pasé allá. Otro de mis tíos murió y dejó 30.000 dólares a nuestra pequeña familia de tres miembros. Tomé, pues, mis 10.000 dólares y partí para ver un poco más del mundo".
Agregó: "Visité las mejores ciudades y puntos de América del Sur hasta que llegué aquí. Y este sector del mundo me pareció tan bueno que me establecí, según creo, para siempre, ya que cada día me gusta más. Tengo 300 cabezas de vacunos, 1500 ovinos, 28 caballos de silla, dos peones que trabajan para mí y, además, una buena casa de cuatro habitaciones y galpones, establo, gallinero y algunas gallinas".
Sobre su comportamiento y su afinidad con la población local, el diario Río Negro publicó declaraciones del historiador Raúl Cea, miembro de una familia que conoció a los bandidos: "Siempre se mostraron correctos y afables con las 14 familias que ocupaban tierras en Cholila. Incluso los primeros medicamentos que se conocieron por estos pagos los trajeron ellos".
Cea agregó: "Butch Cassidy era un hombre simpático y sociable, siempre dispuesto a aceptar con absoluto humor las pruebas a las que lo sometían los paisanos. De figura felina, andar muy suelto y mirada poderosa, siempre se encontraba a la defensiva".
Información similar fue aportada por el escritor e investigador norteamericano William Goldman, que contó al diario español El País: "Eran hombres arrogantes y brutales. Y allí, a la cabeza, estaba Cassidy. ¿Por qué? La respuesta es increíble, pero cierta: le caía bien a la gente".
Una crónica publicada por el diario El Mercurio de Chile sobre la vida de estos bandoleros en la Patagonia argentina afirma: "Aunque cada uno de los miembros de la ‘familia de tres’, como los llamaba la gente del pueblo, aportaba al trabajo en la pampa, Cassidy era el verdadero experto. Los incipientes ganaderos de Cholila aprendieron de él la relación entre patrón y peón: los ‘gringos’ pagaban bien y a tiempo, cumplían lo pactado y les enseñaban a sus trabajadores".
De regreso...
El 14 de febrero de 1905 los "gringos" volvieron a las andadas: asaltaron un banco en Río Gallegos, Santa Cruz, y se llevaron un botín de más de 100.000 dólares. El gobierno de Chubut ordenó capturar a Etta, Butch y Sundance, pero un policía local les avisó y ellos lograron escapar hacia Chile. El 19 de diciembre de ese año volvieron a cruzar la frontera y asaltaron el Banco Nación de Villa Mercedes, San Luis, que por aquellos días era punto de confluencia tanto para comerciantes de Córdoba y La Pampa como para traficantes de cueros y de cereales robados; cada día, según los textos históricos, entraban al pueblo decenas de carros con mercadería.
Al día siguiente de ese atraco, el diario La Reforma publicó: "A las 10.40, cuatro individuos que desde el día anterior se habían exhibido en hoteles y confiterías simulando ser estancieros ingleses, con una audacia exagerada asaltaron el Banco Nación, penetrando a balazos por la puerta de la gerencia y la tesorería, alzándose en seguida con 14.000 pesos".
Testimonios de habitantes de Villa Mercedes recogidos en textos históricos revelan que el trío de asaltantes, al que escoltaban dos pistoleros, había sido recibido por las autoridades de la ciudad. Llegaron con ropas, monturas y armas caras, y afirmaban ser empresarios que buscaban tierras para afincarse y desarrollar prósperos negocios. Muchos se desesperaban por guiarlos hacia una posada o un restaurante. Ellos eligieron el Hotel Young, en la esquina de Balcarce y Posadas. En ese edificio situado frente al Banco Nación fueron recibidos prácticamente como héroes.
Recorrieron tiendas, compraron perfumes. Hablaron con todas las personas que querían congraciarse con ellos por creerlos prósperos emprendedores extranjeros que habían bajado de un tren con los caballos más caros que habían pisado ese lugar.
Fue así que se reunieron con feriantes, ganaderos y autoridades políticas. Investigaron por completo los distintos círculos sociales de Villa Mercedes. Pocos días después, dejaron atrás el hotel, y atacaron la entidad financiera.
Durante la fuga, los policías alcanzaron a la banda, por lo que los bandoleros bajaron de sus caballos y se enfrentaron a balazos empuñando pistolas Mauser y rifles Winchester. Dos gatilleros, también extranjeros, cubrían al famoso trío de asaltantes. Hirieron a varios agentes y lograron escapar. Solo en el banco habían disparado cincuenta tiros. Y el enfrentamiento en el desierto fue aún más encarnizado.
Las crónicas de los días subsiguientes dieron cuenta de que "la banda de los gringos" había sacado buena distancia a las partidas policiales que los seguían. Fuentes oficiales confirmaban que ya se encontraban muy cerca de cruzar, nuevamente, la cordillera hacia el oeste. "Las autoridades nacionales ya han encargado la captura a las policías de Chile", rezaba un artículo de La Reforma.
En agosto de 1908 ingresaron en Bolivia y en noviembre de ese año asaltaron, cerca de la localidad de Tupiza, un convoy que trasladaba dinero del empresario minero Carlos Víctor Aramayo: pretendían llevarse medio millón de dólares: 90.000 fue todo lo que obtuvieron. Huyeron hacia el pueblo de San Vicente, pero fueron alcanzados por policías y militares en un hotel donde se alojaron, como siempre, con nombres falsos. Durante el enfrentamiento, un soldado murió y Sundance recibió siete tiros. Butch vio agonizar a su amigo y le disparó en la cabeza para poner fin a su dolor. Luego, él se suicidó.
Primera etapa
Desde Utah, por las Rocosas - En campamentos para forajidos Butch Cassidy se encontró con Kid y el resto de The Wild Bunch; entre 1889 y 1900 no dejaron de atacar bancos y trenes; ganaron dinero, fama y enemigos
Escape en barco
Rumbo a Buenos Aires - El 20 de febrero de 1901, Cassidy, Kid y Etta Place embarcaron en Nueva York rumbo a la capital argentina; un tren los llevó a la Patagonia, donde se asentaron en una finca en Cholila
Último raid
Robos, huidas y tiroteo fatal - En febrero de 1905 asaltaron un banco en Río Gallegos y a fines de ese año, otro, en San Luis. En 1908, tras un atraco en Bolivia, Kid fue herido; Cassidy lo remató y, acto seguido, se suicidó
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