La acechan los narcos. Amenazaron a la mujer que se animó a denunciar a los dealers e intentaron secuestrar a su nieta
Norma Castaño, que hace dos décadas se infiltró en una banda de traficantes para descubrir a quienes le vendían droga a su hijo, recibió la nueva intimidación de parte de una mujer que comercia estupefacientes en su barrio
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Hace veinte años, Norma Castaño se hizo conocida porque se infiltró en una banda de narcotraficantes en Santa Fe porque la policía no hacía nada para evitar que le vendieran drogas a su hijo.
Un año después, Castaño, a la que desde entonces se comenzó a llamar “Madre Coraje” por su decisión de enfrentar a los narcos y llevarle pruebas a la Justicia, fue recibida por el entonces presidente, Néstor Kirchner, en la sala de profesores de la sede de la Universidad Tecnológica Nacional en Santa Fe. Durante ese encuentro, alertó al mandatario sobre la necesidad de aplicar medidas para frenar el avance narco. Le advirtió que, en caso de que no aplicara una política de Estado con ese objetivo, Santa Fe y Rosario sufrirían un baño de sangre. La historia de la última década demuestra que no se equivocó.
El jueves pasado, Norma Castaño, que en los últimos días había realizado una serie de denuncias que indicaban que la corrupción policial seguía presente para proteger a los narcos, fue amenazada por una mujer que vende droga en su barrio. Además, aseguró que intentaron secuestrar a su nieta, de 19 años, cuando se dirigía a la facultad.
“Cuando estaba en la parada de colectivos, mi nieta se encontró con una mujer narco que yo había denunciado. Había abandonado el barrio hace varios años. Pero volvió e intentó secuestrarla”, dijo Castaño a LA NACION en una comunicación telefónica desde Santa Fe.
No se trató del primer ataque contra Castaño. A raíz de sus denuncias contra los narcos y la complicidad de algunos policías, sufrió amenazas y agresiones. Entre 2004 y 2007 su casa fue baleada en tres oportunidades.
“Después de que mi nieta me avisó que habían intentado secuestrarla, fui a la casa de la agresora y la enfrenté. Entonces, esa mujer comenzó a grabarme con su celular y me dijo que les mandaría la grabación a los narcos para que supieran quién era la persona que los denunciaba”, expresó Castaño, indignada.
Debido a que, en 2012, Castaño denunció al comisario general Hugo Tognoli, por entonces jefe de la policía de Santa Fe, por su presunta connivencia con un grupo de narcotraficantes, la fundadora de la ONG Madres Solidarias comenzó a ser custodiada por un grupo de efectivos de la fuerza de seguridad provincial. Sin embargo, la custodia no estaba en el momento del intento de secuestro contra su nieta. Los policías que debían cuidarla abandonaron la vivienda del barrio René Favaloro durante cuatro horas. Nunca explicaron el motivo de la ausencia.
“Desde hace muchos años que la policía entregó la calle a los narcos. Liberaron los barrios para que se venda droga. Por ejemplo, hasta hace una semana, en el barrio en el que vivo, donde hay 500 casas, funcionaba una subcomisaría. Pero, de la noche a la mañana, la sacaron. Ahora, los vecinos tienen que caminar más de 40 cuadras para hacer una denuncia en la única seccional que quedó en la zona”, señaló Castaño.
En 2015, el Tribunal Oral Federal de Santa Fe, integrado por los jueces José María Escobar Cello, María Ivón Vella y Luciano Lauría, condenó a Tognoli a seis años de prisión por coacción, encubrimiento triplemente agravado –al narco Daniel “Tuerto” Mendoza, de Colastiné Norte– e incumplimiento de los deberes de funcionario público. Pero en 2019, otro tribunal federal, pero de Rosario –conformado por los jueces Omar Digerónimo, Beatriz Caballero de Barabani y Otmar Paulucci–, absolvió al exjefe de la policía por el beneficio de la duda en una causa por el presunto encubrimiento de otro narco.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ratificó aquella primera condena contra Tognoli. Y en diciembre de 2020, la Cámara de Casación Penal confirmó la absolución del exjefe de la policía de Santa Fe dictada por el tribunal federal rosarino por la presunta protección a los narcos Carlos Andrés “Vasco” Ascaíni y Aldo “Totola” Orozco.
Con la muerte encima
A la ONG que Castaño comenzó en Santa Fe, se sumaron madres que padecían el mismo flagelo de las drogas en Rosario, donde crecían sin freno los asesinatos cometidos en el contexto de las guerras entre bandas de narcotraficantes.
Norma Bustos, integrante de la ONG Madres Solidarias, de Rosario, fue asesinada en noviembre de 2014 por denunciar a los narcos.
“A nosotras nos mataron a una madre: Norma Bustos”, expresó Castaño. “Ella tenía un almacén en el barrio La Tablada, le golpearon la ventana y cuando abrió le dispararon tres balazos. Había denunciado a las bandas narco que operaban en esa zona. Un año y medio antes habían matado a su hijo”, recordó Castaño.
Lucas Fabián Espina, de 25 años, el hijo de Bustos, había sido asesinado el 27 de enero de 2013. A raíz del asesinato de su único hijo, Bustos comenzó a movilizarse en reclamo de Justicia y denunció públicamente y ante la Justicia a los integrantes de bandas narcocriminales que operaban en el barrio donde vivía.
Por el asesinato de Espina, la Justicia procesó como presuntos autores materiales a los hermanos Milton y José Damario, quienes también habían sido acusados del asesinato del líder de la banda narcocriminal Los Monos, Claudio Cantero, conocido como Pájaro, ocurrido en mayo de 2013, durante una emboscada, frente al local nocturno Infinity Night, en Villa Gobernador Gálvez.
En marzo de 2003, Norma Castaño, cansada de que en la Dirección de Drogas Peligrosas de la Policía de Santa Fe no hicieran nada para terminar con los traficantes que le vendían drogas a su hijo, se infiltró en la organización. Así obtuvo nombres, lugares y horarios en los que operaban los traficantes. Al día siguiente amplió su denuncia ante la justicia federal. A pesar de esa denuncia, nada cambió.
En ese contexto, en 2004, fue recibida en la UTN por el presidente Kirchner, que le dijo que no tenía la autoridad para poder aplicar medidas contra el narcotráfico en Santa Fe, que era jurisdicción del gobernador Jorge Obeid.
“Kirchner me dijo que si el gobernador no me daba respuestas que viajara a Buenos Aires y me recibiría sin audiencia previa. Viajé, intenté mantener una reunión, pero nunca me recibió”, recordó Castaño.
“Pero tampoco hizo nada Cristina Fernández. Durante su segundo período como presidenta me llamó la secretaria de Oscar Parrilli, me dijo que Fernández me recibiría y que viajara a Buenos Aires. Entonces concurrí a la Casa Rosada, acompañada por Isabel, la misma madre que estuvo conmigo en la frustrada reunión con Néstor Kirchner. Cuando faltaban 15 minutos para el horario de la reunión me comunicaron que por un imprevisto se cancelaba la entrevista. Nunca más me llamaron”, recordó Castaño.
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