Justiciero en Moreno. Excarcelaron al policía que mató a tiros al ladrón que intentó robarle la moto
El sargento dijo que abrió fuego porque le apuntaron con un arma y tuvo miedo por su novia y por su vida; el fiscal mantuvo la imputación de homicidio agravado pero decidió que siga el proceso en libertad
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El sargento Lucas Abraham Mallea, detenido desde el domingo a la noche por haber dado muerte a un asaltante que le había robado la moto en la localidad de La reja, partido de Moreno, fue liberado esta tarde después de que el fiscal Gabriel López escuchó las declaraciones de otros testigos que afirmaron que el ladrón abatido les apuntó con un arma. No obstante, se mantiene la imputación por homicidio agravado contra el policía, pero seguirá el proceso en libertad.
El suboficial, de 31 años, dijo en su indagatoria que abrió fuego contra el asaltante que se disponía a huir con su moto (una Kiden KD150 Z) porque temió por la vida de su novia, Milagros Guevara, de 22 años, y por la suya, ya que los asaltantes permanentemente lo amenazaban de muerte y al menos uno de ellos exhibió lo que parecía una escopeta “tumbera”, aunque resultó ser un truco con dos caños soldados y unidos con cinta.
El asaltante, que habría sido identificado como Andrés Aníbal Carbonel, de 28 años, venía un raid delictivo que había comenzado, minutos antes, en la calle diario La Nación, entre Salto y Ramón Falcón, a diez cuadras de la estación de Francisco Álvarez, del partido de Moreno.
Después de robarle la billetera a un transeúnte, el ladrón y su cómplice recorrieron cinco kilómetros hasta la localidad de La Reja y atacaron a una pareja que iba en una moto. No sabían que el motociclista era un efectivo de la fuerza de seguridad bonaerense, que estaba de civil y que le disparó cuatro balazos al ladrón que pretendía escapar con el vehículo, en Lugones y Payró.
Esta mañana, la víctima del primer robo reconoció que era suyo el documento que los investigadores hallaron entre la ropa del ladrón abatido. Inicialmente, la policía identificó a ese delincuente con la identidad de la víctima de ese robo, porque ese era el nombre que aparecía en el DNI dentro de la billetera que portaba el muerto. El testigo también afirmó que se la habían robado minutos antes de las 20.39 del domingo, cuando esperaba el colectivo en Francisco Álvarez.
Luego de realizar una exposición que se extendió durante casi tres horas, el policía fue trasladado nuevamente a la seccional en la que estaba detenido. Desde allí fue liberado, según informaron fuentes judiciales a LA NACION.
Si bien se trató de una imputación provisoria, el sargento, de 31 años, que se desempeña en Unidad de Prevención de la Policía Local, de Ituzaingó, fue indagado como presunto responsable de homicidio agravado. Pero el representante del Ministerio Público podría cambiar esa calificación por la de homicidio cometido con exceso en la legítima defensa luego del descargo del policía y de la declaración de la víctima de un robo anterior que dijo haber visto cómo lo amenazaban con un arma.
Con respecto a la autopsia, se habría determinado, en principio, que el ladrón abatido habría recibido cuatro balazos por la espalda, uno de esos disparos, a la altura del omóplato le provocó la muerte; se detectaron dos balazos más en la cadera, y otro en una pierna. Se trató de un informe preliminar que deberá ser cotejado con las conclusiones de la autopsia que se realizó en la Morgue Judicial de Lomas de Zamora.
Según fuentes judiciales, la decisión del representante del Ministerio Público, de liberar al policía se fundó en que la cámara de seguridad de la parada de colectivos que grabó el hecho, también filmó los movimientos posteriores del sargento Mallea.
En esa grabación, se registró el momento en que el policía llamó al número de emergencias 911 para alertar sobre el hecho y que no modificó la escena del crimen. Otro de los elementos que tuvo en cuenta el representante del Ministerio Público para decretar la libertad fiscal del policía fue la declaración de la víctima del robo anterior, en Francisco Álvarez, que reconoció por el video a los mismos delincuentes que, minutos antes, le apuntaron con un arma y lo asaltaron.
“Fueron los mismos que me asaltaron. Estaban muy violentos y armados. En todo momento amenazaban con matarme”, explicó el testigo, que se presentó a declarar después de observar las imágenes del asalto contra el policía, por televisión.
La versión del policía
Según allegados al policía acusado, el sargento explicó en su indagatoria que vio que una de las dos personas que viajaban en la moto que igualó la línea de marcha en la que circulaba con su pareja, le apuntó con un arma y, mediante insultos y amenazas, le exigió que se detuviera y le entregara la moto.
Minutos antes, Mallea, que se desempeña como policía hace siete años, había salido de su casa, a pocas cuadras de la esquina de Payró y Lugones para ir al supermercado con su pareja.
De acuerdo con el relato del policía, en ese momento y, ante la actitud amenazante del asaltante, tuvo miedo por la vida de su novia y por su integridad física y disparó porque constantemente lo amenazaban de muerte. “Después de disparar se me vino el mundo abajo. No quería matar a nadie”, dijo el policía acusado.
Al escuchar los disparos, el conductor de la moto en la que había llegado el sospechoso huyó y dejó a su cómplice abandonado. La escena en la que el policía abrió fuego con su arma contra el ladrón cuando abordaba la moto del uniformado, después que se guardara la supuesta arma con la que le había apuntado, fue grabada por una cámara de seguridad instalada en la denominada “parada segura” de Lugones y Payró, que cuenta, además con un botón de pánico para alertar ante el riesgo de un asalto.
Esta prueba fue clave para que la calificación penal por la que fue indagado el policía fuera la de homicidio agravado. El sargento habría explicado que no recordaba si había impartido a voz de alto, tal como lo indica el protocolo, y afirmó que no vio el momento en el que el ladrón guardó el arma en la cintura, por debajo del buzo que vestía.
Según el relato del policía, disparó contra un agresor que estaba armado. Cuando los efectivos de la comisaría 7ª de Moreno llegaron al lugar y revisaron al sospechoso hallaron un arma de fabricación casera, similar a una “tumbera”. La precaria arma no estaba apta para ser disparada y estaba confeccionada con dos caños fijados con dos puntos de soldadura y cinta aisladora negra.
Durante la revisión de la escena del crimen, los peritos hallaron cuatro vainas servidas que pertenecen al arma reglamentaria del policía. Aunque en la grabación de la cámara de seguridad se observaron cinco fogonazos.
Con respecto al ladrón abatido, se supo que tiene 28 años, contaba con antecedentes penales por narcomenudeo y robos cometidos en la zona de Moreno y General Rodríguez.
Mientras que el policía explicó que solo realiza una práctica de tiro por año, durante dos horas y que el resto del entrenamiento que recibe se divide en módulos en los que hacen actividad física. Además, indicó que no puede hacer prácticas de tiro extracurriculares porque no está en condiciones de costearse el valor de compra de las cajas de balas y lo que en el ambiente de los polígonos se conocen como “tiras”, a las distintas pasadas de las siluetas usadas como blancos.
Para la Justicia, después de analizar los elementos incorporados en el expediente, el ladrón abatido y su cómplice protagonizaron un raid delictivo que comenzó en Francisco Álvarez y terminó en La Reja, cuando el policía mató al asaltante que le robó la moto.
Además, el representante del Ministerio Público tuvo en cuenta que las declaraciones de la pareja del policía y del sargento acusado coincidieron con los dichos de la víctima del robo en Francisco Álvarez con respecto a las conductas violentas de ambos ladrones y sobre que uno de ellos mostró un arma con la que, constantemente amenazó con matar a las víctimas de los robos.
Todas esas pruebas, según fuentes judiciales, habrían sido corroboradas con el llamado al número de emergencias 911 y las imágenes grabadas por la cámara de seguridad de la denominada “parada segura”.
A partir de la decisión de liberar al policía para que siguiera el proceso en libertad, con la obligación de fijar domicilio y comunicar cualquier cambio, y debido a que ya se produjo toda la prueba, el Ministerio Público continuará con la instrucción del sumario.
Cuando terminen todos los peritajes y se concreten las declaraciones testimoniales que faltan, el fiscal podrá evaluar si modifica la calificación de homicidio agravado a homicidio por exceso de la legítima defensa, ante lo cual deberá citarlo a una nueva indagatoria.
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