Justicia por Lucio: ¿a qué hora se conocerá el veredicto y cómo verlo en vivo?
El juicio por el asesinato del niño de cinco años tiene a su madre y a su madrastra como únicas imputadas; la sentencia también se leerá este jueves; qué pena les correspondería en caso de ser halladas culpables
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LA NACION
El Tribunal de Audiencias de Santa Rosa, en La Pampa, dará a conocer este 2 de febrero su veredicto sobre la responsabilidad de Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez respecto al asesinato de Lucio Dupuy, hijo y hijastro de ambas respectivamente. La muerte del niño, ocurrida el 26 de noviembre de 2021 en el Hospital Evita de su ciudad, dio comienzo a una investigación judicial que determinó que, además de castigos físicos y psicológicos constantes, Dupuy había sufrido también abuso sexual.
Según revelaron fuentes judiciales a LA NACION, este jueves al mediodía el tribunal también emitirá la sentencia, mientras que el fallo se dará a conocer treinta minutos después. En caso de ser halladas culpables de los cargos que se les imputan, la única pena posible para las dos mujeres será la condena perpetua.
A diferencia del resto del proceso, que se llevó a cabo a puertas cerradas por tratarse de un caso en el que se investigan vejaciones sexuales sobre un menor, esta fase del juicio podrá ser seguida en vivo a través de Youtube. A partir de las 12 del mediodía comenzará la sesión en la que los magistrados Aníbal Olié, Alejandra Ongaro y Daniel Sáez Zamora determinarán la culpabilidad o absolución de las imputadas. Dicho momento podrá ser seguido en el apartado de transmisiones en vivo de la cuenta de la Oficina Judicial Penal de Santa Rosa, en la plataforma mencionada.
Cómo fue el crimen de Lucio Dupuy
El asesinato sobre el que este 2 de febrero se leerán el veredicto y sentencia ocurrió el 26 de noviembre de 2021, cuando Lucio Dupuy murió antes de llegar al Hospital Evita de Santa Rosa, debido a las lesiones recibidas ese mismo día. La persona encargada de transportarlo a este centro médico, cerca de las 19.40, fue Abigail Páez, la pareja de su madre, que cuidaba al menor luego de que Espósito Valenti saliera a trabajar, como mostraron las cámaras de seguridad en la calle Allan Kardec donde vivían los tres.
A partir de entonces comenzó la investigación, que dio cuenta de un largo historial de abusos físicos y psicológicos sobre el menor que habían comenzado quince meses antes de su muerte, cuando su madre pasó a tener la custodia y Lucio dejó de vivir con dos tíos paternos en General Pico. Por esta decisión judicial, la ONG Fundación Más Vida denunció por la violación de los deberes de funcionario público a la jueza Ana Clara Pérez Ballester, la magistrada que estuvo a cargo del fallo de tenencia.
Los padecimientos sufridos por el niño fueron descriptos en la autopsia realizada sobre su cuerpo por el médico forense Juan Carlos Toulouse, quien fue tajante. “En mis casi 30 años de profesión nunca vi algo así”, dijo antes de describir los hallazgos del procedimiento.
El análisis de Toulouse no solo probó la existencia de lesiones de vieja data -algo que también pueden constatarse en el hecho de que, en los tres meses previos a su muerte, Lucio fue atendido cinco veces en centros de salud-, sino que también dio evidencias del abuso sexual perpetrado sobre el menor. Algunas de esas lesiones eran compatibles con violaciones a las que el niño fue sometido el mismo día que lo mataron. Otras heridas, en cambio, ya habían cicatrizado.
Además, el médico forense contó que el cuerpo de Lucio presentaba morderuras y quemaduras, lo que coincide con las palabras del abuelo paterno de Dupuy, Ramón, quien había afirmado que “le arrancaron los genitales a mordiscones”.
Sumado a ello, el profesional constató que uno de los golpes que el chico de cinco años sufrió en la tarde de su asesinato fue una patada que causó una hemorragia importante en el hígado y que fue tan violenta que dejó una marca externa en la zona lumbar. El fotógrafo forense tomó una imagen del hematoma que fue comparado con las suelas y las puntas de los calzados de las acusadas. Según fuentes de la investigación, el peritaje scopométrico determinó que esa marca coincidía con la impronta de la zapatilla urbana de Abigail Páez.
Respecto a los motivos del trato inhumano que las dos imputadas le propinaron al niño, las pericias tecnológicas hechas en el teléfono de ambas encontraron mensajes donde decían que “interfería en sus vidas”, lo cual se ve reflejado en algunos de los mensaje enviados por Páez: “Estoy harta. Yo tengo que estar todo el día con este pendejo” o “No lo quiero ni ver a Lucio porque me amarga la vida”.
Por su parte, del teléfono de Espósito Valenti se desprende que estaba al tanto de los castigos que recibía su hijo, ya que en varias ocasiones habló de esto con Páez. “Qué no se te vaya la mano que nos vamos a mandar una cagada”, le escribió una vez, y en el mismo sentido, en otra ocasión le preguntó: “¿Cómo le pegaste? Ya van dos veces que vomita”.
Las últimas palabras de las acusadas antes del veredicto
El último día del juicio, en el momento de decir las palabras finales antes del veredicto, Páez agarró el micrófono y afirmó: “Sé que él [por Lucio Dupuy] me perdonó. Ojalá yo me pueda perdonar”.
Antes de pronunciar esa frase, había dicho: “Todo lo que puedan decir de mí es horrible, por eso le pido perdón a las personas se hayan sentido tocadas por el tema y por toda esta situación, y que lo lloran y lo extrañan como me pasa a mí y a su mamá. Y también quiero pedirles disculpas a mi familia y a mi mamá porque le fallé, porque ella no me enseñó estas cosas. No sé realmente lo que pasó, tengo muchas lagunas en la cabeza, y si no conté detalles es porque estoy muy traumada”.
Por su parte, la madre de la víctima, Espósito Valenti, también acusada por el homicidio del menor, afirmó: “Se me critica a mí, pero no al progenitor, porque ‘padre’ le queda grande. A él [Christian Dupuy] se lo justifica cuando la responsabilidad era de los dos. Sin embargo, en todo momento se desentendió de la criatura. Y tampoco es verdad que Lucio no tenía contactos familiares. Tenía contactos con el progenitor, sus abuelos, mi familia y la de Abigail. Si ellos no quedaron conformes con esos contactos será porque no se esmeraron en tenerlos más”.
LA NACION
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