Juicio: “Soy inocente, la gente que hizo esto se está riendo de mí”, dijo la mujer policía acusada de matar a un matrimonio para pagar un viaje a Disney
Ante el tribunal a cargo del debate, Sonia Soloaga sostuvo que no piensa hacer cargo del doble homicidio y que los verdaderos autores “se están riendo” de ella
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LA NACIONGabriel Di Nicola
Al borde del llanto, Sonia Soloaga, la oficial de la Policía de la Ciudad acusada de haber matado a un matrimonio para robarle entre 70.000 y 80.000 dólares con los que planeaba pagar un viaje a Disney para su hija que cumplía 15 años, sostuvo en el inicio del juicio en su contra que es inocente.
“Soy totalmente inocente. No tengo nada que ver. No pienso hacerme cargo de semejante locura. La gente que hizo esto se está riendo de mí”, afirmó Soloaga ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 7 presidido por el juez Alejandro Noceti Achával e integrado por sus colegas Gabriel Vega y Gustavo Rofrano.
Soloaga está acusada de haber asesinado a Alberto Chirico, de 71 años, y a María Delia Speranza, de 63 años. El doble crimen ocurrió el 11 de junio de 2019 en la casa de las víctimas, en Parque Avellaneda.
El juicio que se desarrolla por medio de la plataforma Zoom y se transmite por Youtube comenzó hoy a la mañana. Soloaga, que llegó al debate acusada “robo agravado por su comisión con arma de fuego, en concurso real con el delito de homicidio doblemente calificado por haber sido cometido con alevosía, y para consumar el otro delito y lograr la impunidad, que se agrava a su vez por haber sido cometido con un arma de fuego, en concurso real con falsa denuncia”, sigue la audiencia desde una oficina del complejo penitenciario donde cumple con la prisión preventiva.
Después de que se leyera la acusación en su contra y tras contestar preguntas del juez Noceti Achával sobre cuestiones personales, Soloaga, de 36 años y madre de una adolescente de 17, comenzó a prestar indagatoria.
“No sé a quién se le puede ocurrir semejante locura. Me cambiaron la vida. No tengo nada que ver [con el doble homicidio]. Lo siento mucho por estas personas que pasaron esto [las víctimas] y por su familia, pero no tengo nada que ver”, afirmó la acusada antes de comenzar a contestar las preguntas del representante del Ministerio Púbico, el fiscal general Oscar Ciruzzi.
La acusada, que hasta el momento de los hechos cumplía funciones en Comisaría Vecinal 9C de la Policía de la Ciudad, negó haber ingresado alguna vez en la casa de las víctimas como se sostuvo en la acusación que hizo la fiscal Estela Andrades.
En el requerimiento de elevación a juicio, la representante del Ministerio Público había afirmado que Soloaga había aprovechado “la relación que había logrado forjar” con el matrimonio, ya que durante meses había prestado servicios de calle en la zona donde vivían las víctimas y Chirico le permitía usar del baño y le solía servir café y comidas.
Las víctimas vivían en una casa de Eugenio Garzón al 3500, en Parque Avellaneda. Hoy, en su indagatoria, Soloaga, defendida por el abogado Augusto Nino Arena, negó haber entrado en el inmueble de Chirico y Speranza y que solo había hablado con ellos dos o tres veces. Sostuvo que solía usar el baño de una estación de servicio o de un barcito.
En el debate también es juzgado el oficial Diego Pachilla, que en el momento de los hechos era novio de Soloaga. Llegará al debate excarcelado acusado de encubrimiento doblemente agravado. Según la fiscal Andrades ayudó a Soloaga “a eludir las investigaciones de la autoridad”. El imputado es defendido por los abogados Hernán Vega y Christian Poletti.
La mujer policía acusada del doble homicidio sí reconoció que el día del doble homicidio hizo una falsa denuncia por el robo de su arma reglamentaria. Según su versión, el 11 de junio de 2019 fue a un baño de una estación de servicio y salió de urgencia porque un compañero había hecho un pedido de apoyo por un hecho en el que tuvo que intervenir.
“Salí corriendo del baño. Me olvidé la pistola y un bolso donde tenía dinero”, explicó Soloaga.
Ante una pregunta del fiscal Ciruzzi, la mujer policía sostuvo que eran 300.000 pesos el dinero que llevaba en el bolso y que iban a ser destinados para pagar el viaje a Disney para su hija.
Primeros testigos y llantos
Los primeros testigos del juicio fueron los hijos de las víctimas, María Florencia y Mariano Chirico.
“La tarde anterior [al doble homicidio] mi madre me dijo que a la casa entraba una mujer policía rubia y que le hacía preguntas medias raras a mi papá”, dijo la hija de las víctimas.
Cuando el fiscal Ciruzzi le preguntó a qué se refería con preguntas extrañas, la testigo sostuvo que, según su madre, la oficial le comentó a Alberto Chirico que le iba a traer dólares para que viera si eran buenos o malos y recordó que su padre le llegó a decir que le hacía café con leche a la mujer policía rubia.
También habló de lugares donde sus padres guardaban sus ahorros, unos 70.000 u 80.000 dólares y una cifra en pesos que iba a destinar para comprar un auto, como una caja de leche marca Verónica o una lata que escondían en un piano. Sostuvo que, después del doble crimen, solo encontraron U$S 2000.
Después, la testigo, quebrada emocionalmente, recordó el momento en que encontró los cuerpos de sus padres. “Esos momentos fueron avasallantes, terribles. Éramos una familia muy feliz”, afirmó, llorando.
La hija de la víctimas sostuvo que su padre confió en la persona equivocada [por la acusada]. “¿Cómo iba a suponer que era un demonio? Yo, seguramente hubiese confiado como él. Hubiese abierto la puerta como lo hizo él. Se equivocó. Confió en una persona equivocada. Quién se lo podía imaginar. A todos nos cayó esta bomba”.
Después de la declaración de María Florencia fue el turno del hijo varón de las víctimas, quien recordó cómo encontró desordenada la casa de sus padres y dónde guardaban los ahorros.
“Fue un día de mucha tristeza. Nunca pensé pasar por una situación”, dijo a LA NACION el hijo de las víctimas al terminar la audiencia.
María Florencia y Mariano Chirico son parte querellantes en el juicio, representados por los abogados Alejandro Vartanian y Damián Berri.
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