Juicio por Hope Funds: un imputado dijo que le ofrecieron sacarlo de la lista de acusados a cambio de información
Alejandro Carozzino, gerente administrativo de la empresa, afirmó que un querellante le sugirió exculparlo a cambio de que aportara datos contra Enrique Blaksley
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Las firmas de contratos de mutuos o de documentos relativos a la conformación de sociedades fueron el eje de las exposiciones de los cuatro imputados que declararon hoy en una nueva jornada del juicio en el que se ventila la presunta megaestafa a 318 inversionistas a través de las operaciones de una compleja red de sociedades que funcionaban bajo el paraguas de la empresa Hope Funds. Todos se manifestaron ajenos a cualquier tipo de fraude, hicieron un repaso de su actividad en la compañía que cayó en picada hace un lustro y situaron todo el peso de las decisiones en el presidente de la firma, Enrique Blaksley, que está preso por estas maniobras y por eventual lavado de activos desde hace más de tres años.
Pero hubo al menos dos momentos álgidos: uno, cuando Alejandro Carozzino, que fue gerente administrativo de la compañía, afirmó que los abogados querellantes que impulsaron la causa le ofrecieron quitarlo de la lista de acusados a cambio de que aportara información. El otro, cuando uno de los letrados de esa querella, Ezequiel Altinier, pidió la realización de un allanamiento en la casa de Juan Pablo Blaksley, el hermano menor del principal imputado, para buscar allí soportes informáticos que contendrían la base de datos de clientes de Hope Funds.
Al respecto, Carozzino dijo, cuando se le preguntó, que el abogado Gonzalo Romero Victorica es quien le había hecho llegar la oferta de excluirlo de las imputaciones si aportaba información relevante para ir contra Blaksley, pero enseguida afirmó: “Nunca me junté con él”. La discusión con respecto a este punto quedó en suspenso, dado que, hasta ahora, ninguno de los acusados aceptó responder preguntas del binomio querellante.
En cuanto a la segunda litis, tras el cierre de la audiencia -que entró en cuarto intermedio hasta el 3 de junio próximo- el Tribunal Oral Federal (TOF) N°4, integrado por los jueces Néstor Costabel, Jorge Gorini y Ricardo Basílico, resolvió rechazar el pedido de Altinier. El abogado había hecho hincapié en que el menor de los Blaksley, en su indagatoria, había dado a entender que el sistema informático o la base de clientes de Hope Funds había estado en su casa. La defensa del mayor de los 14 hermanos Blaksley, en tanto, había retrucado que toda esa información ya estaba incorporada a la causa y, por lo tanto, el pedido de allanamiento de la morada del imputado era extemporáneo. En esto, el TOF le dio la razón.
Carozzino destacó, como lo había hecho el propio Blaksley en las largas audiencias en las que prestó su indagatoria, que los inversores que habían firmado contratos de mutuo para colocar sus dineros en los emprendimientos del Hope Funds comenzaron a reclamar la devolución de la plata tras la publicación de las primeras notas periodísticas que advertían sobre presuntas irregularidades u orígenes turbios en las operaciones de la empresa.
A preguntas de los abogados de las partes, detalló cómo estaba organizada la empresa y admitió que había firmado, en representación de Hope Funds, contratos de mutuo con los clientes, a pesar de que reconoció que no había visto el dinero de las inversiones que constaba en esos documentos.
También se refirió a operaciones en el exterior, y se centró en las inversiones inmobiliarias en Panamá, en la que, sostuvo, se adquirieron departamentos en emprendimientos “de pozo” en los que una parte de los fondos provenían de préstamos hipotecarios de bancos de ese país. Esas propiedades fueron adquiridas a través de empresas constituidas por el estudio Mossack-Fonseca, tristemente célebre por la filtración de los Panamá Papers. En ellas aparecía, además de Blaksley, Verónica Vega y Carozzino, y después de las ventas, según consta en la acusación, las sociedades cambiaban su integración: salían los argentinos y tomaban sus lugares unos prestanombres centroamericanos.
Carozzino, que está en un juicio laboral con Blaksley por haber cobrado parte de sus ingresos “en negro” y que, desde que quedó imputado en esta causa, recibe tratamiento psiquiátrico y psicológico y sufre de hernias de disco que requieren de una urgente y próxima intervención quirúrgica, insistió con que las decisiones las tomaba el presidente de Hope Funds. Y aunque afirmó “no sé por qué estoy en esta causa”, lo cierto es que admitió haber firmado las escrituras de las inversiones inmobiliarias en Panamá, uno de los negocios que quedaron bajo la lupa de la Justicia.
El resto de las indagatorias
Luego de la declaración Carozzino llegó el turno de Esteban Casco, profesor de educación física y personal trainer de Blaksley que, “por confianza” y para “hacerle un favor”, aceptó aparecer como firmante de documentos a favor de Hope Funds. Afirmó que “recién ahora”, producto de haber quedado implicado en el caso, entendió que con su firma no solo había validado contratos de mutuo, sino que se había convertido en presidente de una de las empresas del holding. “Acepté firmar. Siempre entendí que era para sacar trabajo. No sabía que firmaba sociedades [...] Fui dos veces a firmar papeles en Uruguay”, aclaró. También dijo que Blaksley le generaba confianza porque había visto su crecimiento como empresario y la dedicación que le prestaba a Hope Funds. “Nunca lo vi actuar de una manera tramposa o déspota, siempre lo vi como un tipo derecho. Este contexto me llevó a confiar y decirle que sí, que podía firmar. Me lo pidieron porque estaban sobrepasados de trabajo y necesitaban alguien de confianza”.
“Nunca supe en carácter de qué firmaba, nunca pensé que era algo que no pudiera estar dentro de la ley. Me apena mucho si esto generó daño a otras personas y si mi participación ocasionó eso, pido disculpas. Mi profesión y mi vocación es la de ayudar en la salud de las personas y no estar dañando a nadie”, dijo.
Cuando, extrañado, el juez Costabel le preguntó si no se sentía defraudado por haber quedado involucrado en esto por Blaksley, Casco pensó un segundo y respondió: “Y, no sé, si lo que hizo estaba bien, era legal y fue solo un favor, todo bien, pero si fue ilegal me voy a sentir defraudado. Hoy no lo creo, la persona que yo conocí me cuesta creer que haya querido utilizarme para hacer algo maléfico”.
A continuación fue el turno de los dos hermanos menores de Blaksley, Juan Pablo y Francisco: ambos hicieron un extenso relato de su recorrido en la empresa, desde que salieron de la escuela secundaria y entraron en el escalón más bajo de la empresa. El primero mencionó que, a medida que escaló posiciones dentro de Hope Funds, tuvo más contacto con las operaciones administrativas. Fue en ese contexto que mencionó haber tomado contacto con las bases de datos de clientes, lo que motivó el pedido del abogado querellante Altinier para que le allanaran la casa.
El otro Blaksley, en tanto, negó haber firmado contratos de mutuo y dijo que, por su labor como abogado, de lo que participó fue de la confección de los acuerdos para la devolución del dinero de los clientes que, cuando empezó la corrida, buscaron recuperar la plata que habían puesto en manos del líder de Hope Funds.
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