Juicio por el caso Dalmasso. Ya no desfilarán por el estrado ninguno de los hombres a los que vincularon con la víctima
Ya declararon Miguel Rohrer y Rafael Magnasco; en cambio, no será citado a prestar testimonio quien intercambió mensajes con ella durante la madrugada en que fue asesinada en su casa de un country de Río Cuarto
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CÓRDOBA. La vida íntima de Nora Dalmasso insumió muchas de las horas de las audiencias que comenzaron a mediados de marzo pasado en los Tribunales de Río Cuarto. Con la declaración del empresario Miguel Rohrer, alias “el Francés”, el martes pasado, concluyó el paso por el estrado de los hombres que, según se señaló durante la investigación del crimen ocurrido hace más de 15 años -rumores que, incluso, fueron difundidos por los propios hijos de la víctima-, habrían mantenido relaciones sentimentales con ella. No declaró, y no lo hará, Guillermo Albarracín, el único con quien se confirmó que tuvo un vínculo amoroso. De hecho, con él intercambió mensajes de texto la misma madrugada del homicidio.
La última semana de audiencias concluyó sin la presencia del viudo, Marcelo Macarrón. Él es el único imputado, como presunto autor intelectual del asesinato sucedido en su propia casa, en el country Villa Golf. Debió ser internado tras haber sufrido un problema cardíaco el domingo pasado. Por eso no se cruzó con El Francés Rohrer, quien lo maltrató frente a los jueces y jurados populares.
Tanto en su declaración, como a la salida, frente a los periodistas, sostuvo que el viaje del viudo a Punta del Este -donde jugó y ganó un campeonato de golf el mismo fin de semana en que su esposa era asesinada- fue una excusa para “estar lejos” de Río Cuarto en el momento del crimen.
El Francés es el hombre de quien sospecha la familia del viudo. En el inicio del juicio, tanto Facundo como Valentina Macarrón, los hijos de la víctima con el único imputado, lo mencionaron y coincidieron en que era él quien debía estar sentado en el banquillo de los acusados, en lugar de su padre.
Pese a eso, el defensor del viudo, Marcelo Brito, no insistió en citarlo. El 22 de abril, el abogado declaró ante la prensa que “hay elementos probatorios sospechosos” en contra de Rohrer que no fueron investigados durante la instrucción de la causa.
Ante el tribunal, El Francés afirmó que se consideró amigo de Macarrón hasta que, a los seis días de asumir Brito la defensa del hijo de la víctima -uno de los primeros imputados en el caso-, quedó en la mira. “Empezó el ataque contra mí, tratando de involucrarme. Entonces, decidí hacerme un ADN. Con eso, me dije ‘tachamos la doble y salgo de este juego’. A partir de ahí perdí toda relación con Macarrón”, dijo. El abogado primero fue defensor de Facundo Macarrón, quien también estuvo acusado como presunto asesino de su madre.
Como Rohrer calificó de “mentiroso” a Facundo Macarrón, y de “Figuretti” y “avaro” a Marcelo Macarrón, el fiscal de Cámara, Julio Rivero, le recordó que en la instrucción había dicho que el viudo era “un gran hombre, con buen corazón” y que los hijos “eran excelentes personas”.
La respuesta de El Francés fue tajante: “Cambiaron ellos, no nosotros. Con el vapuleo constante hacia mí buscaron instalar una bomba de humo”. Es por eso que Rohrer consideró que “si tuviesen la conciencia tranquila, no tendrían la necesidad de mentir”, y que, en su opinión, a la hora de buscar un responsable, “cualquier camino va hacia el imputado Macarrón”.
Otro “señalado” que apuntó contra el viudo
En abril declaró Rafael Magnasco, un abogado que también fue mencionado como presunto amante de la víctima e investigado como sospechoso del crimen. Aseguró que la versión de su supuesta relación sentimental con Nora fue armada para “inculparlo” en el hecho y para “tapar al verdadero homicida que está sentado en el banquillo”, afirmó en referencia al viudo.
Magnasco, al momento del crimen, era asesor del entonces secretario de Seguridad provincial, Alberto Bertea. En su declaración contó que dos días antes del femicidio, un amigo le preguntó por teléfono si salía con Dalmasso. “Le dije que no dijera eso porque tenía esposa e hijos y no quería tener líos”, relató, y apuntó: “Quienes direccionaron la causa hacia mí fueron el vocero Daniel Lacase con el imputado Marcelo Macarrón. Me tiraron un muerto en la puerta de casa”. Lo calificó como “producto de mentes siniestras, viles, maléficas”.
Respecto de Albarracín, la investigación determinó que Dalmasso leyó tres mensajes de él cuando regresaba a su casa después de la cena con las “congresistas” en el restaurante Alvear, de Río Cuarto. Él le preguntaba qué estaba haciendo; estaba también en Punta del Este, al igual que el marido de la víctima. Después de las 3.30 de la madrugada, ella siguió recibiendo mensajes de texto. Los forenses estimaron que murió entre las 4 y las 10 del sábado 25 de noviembre de 2006.
El viernes 24, a la tarde, Dalmasso había estado con Silvia Cassina de Albarracín, la esposa de Guillermo, con quien volvió a verse a la noche. Fue la mujer quien le contó “Guillermo dice que le fue re mal, pero parece que Marcelo está jugando increíble”; ella ya lo sabía porque había cruzado mensajes antes.
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