Juicio en Mendoza: el audio con el que la defensa quiere demostrar el delirio del “Hombre gato”
Los abogados de Gil Pereg quieren demostrar que el acusado de matar a su madre y a su tía es inimputable
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Cuando estaba por terminar su alegato de apertura de juicio, el abogado Maximiliano Legrand, uno de los defensores de Gil Pereg, el ciudadano israelí de 40 años acusado de haber asesinado a su madre y a su tía en enero del 2019, en Guaymallén, Mendoza, citó al psiquiatra Mariano Castex para revelar lo que este reputado profesional de la salud mental había determinado: que el sindicado doble homicida sufre una psicosis delirante y es inimputable.
“¿Qué son los delirios? No quiero darle una definición técnica. Vamos a escuchar un audio de lo que es un delirio”, anunció el abogado defensor en su alegato ante los 12 jurados populares que deberán resolver el futuro de Pereg.
Legrand hizo silencio y a los pocos segundos se comenzó a escuchar en los parlantes de la sala de debates la voz del acusado, muchas veces incomprensible: “Lo único que hace que todavía no me suicidé es que el señor Markus me está haciendo compañía, me está diciendo ‘aguantá, aguantá’. Pero ¿cómo puedo aguantar? Si encima de todo el mal que tengo acá también me atacan los guris [sic]. Dos veces en la noche vinieron los guris y me atacaron. Y me protegió, porque si no yo ya estaba muerto… salieron de […] y me atacaban, y a último momento me salvó el señor Markus…”.
De pronto, Pereg solloza, un llanto ahogado que denota angustia, y dice: “No sabés, son tan asquerosos, no sabés… Son feos, monstruitos, hacen así, con boca así grande, y me quieren comer”. El acusado llora, desconsolado… “No puedo aguantar, la presión, la presión de que me coman la cabeza, todo el tiempo estoy pensando que quieren cortarme la cabeza, matarme… Y yo… lo único que me salva es el señor Markus”.
En ese punto el abogado defensor pidió cortar el audio. Se giró hacia el jurado, y los ilustró: “Eso es un delirio, algo que nos desconecta de la realidad”.
Esa es, en rigor, la clave de la defensa: probar que Pereg está, por su profundo trastorno mental, en un abismo de irrealidad que le impide comprender lo que está ocurriendo, lo que, legalmente, lo convierte en inimputable.
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