Juicio en Dolores: un ataque con “saña”, una “emboscada” y el llanto del patovica que conmovió a los padres de Fernando Báez Sosa
Alejandro Muñoz era el jefe de Seguridad del boliche Le Brique de Villa Gesell cuando mataron a golpes al joven estudiante de Derecho; dio detalles del ataque y después se abrazó con Graciela Sosa y Silvino Báez
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Sus 2,03 metros de altura y sus 150 kilos parecieron derrumbarse cuando rompió en llanto. “Nunca vi nada igual, era saña. Hace 20 años que laburo de esto y nunca vi algo así”, afirmó, conmovido, Alejandro Muñoz. Se refería a las patadas que recibió Fernando Báez Sosa, el joven asesinado a golpes el 18 de enero de 2020 en Villa Gesell. Muñoz trabajaba como jefe de seguridad del boliche Le Brique y hoy declaró ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 de Dolores, a cargo del juicio contra los ocho acusados del crimen. Las palabras del testigo movilizaron a los padres de la víctima, Silvino Báez y Graciela Sosa. Los tres, luego, se fundieron en un abrazo.
“Nos conmovió. Creemos que dijo la verdad y creo que también conmovió a los jueces”, sostuvo a LA NACION Silvino Báez al retirarse del Palacio de Tribunales de Dolores al final de la audiencia donde son juzgados Luciano Pertossi, de 21 años; Ciro Pertossi, de 22; Lucas Pertossi, de 23; Ayrton Viollaz, de 23; Máximo Thomsen, de 23; Enzo Comelli, de 22; Matías Benicelli, de 23, y Blas Cinalli, de 21.
Sobre ese momento, la madre de Báez Sosa, afirmó: “Nos dimos un abrazo [con Muñoz] porque él también es padre. Me emocioné mucho. Se nos cayeron unas lágrimas”. Y agregó: “Cuando dio su testimonio me sentí muy dolida. Le agradecí por todas las verdades que ha dicho”.
Muñoz no solo hizo referencia a la saña. También contó, bajo juramento de decir la verdad, detalles del ataque que dijo haber visto desde la puerta de Le Brique la madrugada del 18 de enero de 2020. “Se iban turnando [para pegarle a Báez Sosa]. Todo el grupo pegaba”.
Ante las preguntas del Ministerio Público Fiscal dijo que el grupo agresor estaba integrado por ocho o nueve jóvenes. “Constantemente le pegaban patadas. En un momento [Báez Sosa] se quiso levantar, uno de los agresores, que estaba vestido de camisa blanca y con un rodete [en su cabello] le pegó una patada en la cabeza y no se levantó más”.
Muñoz dijo que no sabe el nombre del joven que tenía rodete, pero que con una foto lo podría identificar. También hizo referencia a lo que sucedió dentro del boliche, que derivó en que echaran a Báez Sosa y al grupo integrado por Thomsen y sus amigos.
“El más alterado era Thomsen”, afirmó. Y contó que a él, que es de una contextura física grande, le costó sacarlo del boliche y tuvo que le tuvo que pedir ayuda a un compañero y así quedó registrado en una filmación que fue difundida en la sala de audiencias.
“Thomsen se peleó con Fernando [Báez Sosa] adentro [de Le Brique]”, sostuvo el testigo.
Antes de Muñoz había declarado Luciano Bonamaison, amigo de Báez Sosa. “Nos hicieron una emboscada. Vi cuando Máximo Thomsen le pegó una patada a Fernando con odio, con brutalidad y con intención de matar”, dijo el testigo.
Bonamaison dijo que los agresores fueron directo a atacar a Fernando. “¿Reconocés a otras personas como agresores de Fernando?”, le preguntó el fiscal Juan Manuel Dávila. “No”, respondió el testigo.
Sí, recordó que uno de los agresores gritaba una arenga: “Mátenlo al negro de mierda”. Y agregó: “Fue un ataque con mucha violencia”.
Mientras Bonamaison declaraba, los padres de la víctima escuchaban con atención. Estaban sentados detrás de sus abogados, Fernando Burlando y Fabián Améndola.
El amigo de la víctima afirmó que el ataque duró unos 40 segundos. “Estábamos tranquilos, vinieron de la nada, gritando y pegando”. Sostuvo que siete u ocho personas fueron las que hicieron lo que definió como una especie de “emboscada”. De la misma forma calificó el ataque Juan Bautista Besuzzo, otro de los amigos de Fernando, cuando declaró ayer en Dolores.
Tras la lectura de su declaración testimonial prestada durante la instrucción de la causa, recordó a Luciano Pertossi como otro de los que le pegaron a Fernando.
“¿A quién estaba dirigida la emboscada?, le preguntó Burlando.”A Fernando”.
En la tercera audiencia del juicio también declararon otros hombres que trabajaban la noche del crimen en Le Brique como guardias de seguridad, conocidos popularmente como patovicas. Maximiliano Ávila y Christian Gómez fueron dos de esas personas que dieron sus testimonios frente al tribunal.
Avila se refirió a la pelea que hubo dentro del boliche. “Se armó una pelea. Freno la pelea. Fernando le pega a uno de ellos, le pega una piña en el estómago”, quien cayó al suelo y lo arrastró al propio custodio en la caída.
El testigo dijo que identificó al joven que se peleó con Báez Sosa, pero dijo que ahora no lo recordaba. Él fue quien, después de la gresca, retiró del boliche al joven estudiante de Derecho.
“Cuando lo agarro a Fernando, me lo llevo y no cruzo palabras con él, pero me dijo ‘salgo solo’, y que quería esperar a los amigos”, afirmó.
Después declaró Gómez. Él tuvo que “reducir a quien es Matías Benicelli” porque, en ese momento, quien estaba “agrediendo a todo aquel que estaba cerca” y que “él [el imputado] identificaba como rival de otro grupo”.
Después, afirmó que se cruzó con Thomsen y aseguró que estaba “enajenado, como sacado. Tenía las pupilas dilatadas”.
Por último, declararon dos policías de la provincia de Buenos Aires que trabajaron en la escena del crimen, uno de los cuales, Maximiliano Rosso Suárez, contó cómo auxilió a Fernando tras la golpiza. Y el otro, Edgardo Lawrenczuk, fue quien hizo el relevamiento de las cámaras de seguridad de Le Brique horas después del crimen.
Tras la audiencia, los imputados recibieron durante dos horas la visita de sus familiares en el penal de Dolores.
El debate continuará mañana a las 9 con declaraciones de policías bonaerenses y otros testigos.
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