Juicio en Dolores: patadas en la cabeza y falsa acusación contra un joven remero, los testigos apuntan a Máximo Thomsen
Después de ser señalado como el atacante más violento, también fue identificado como el autor de la trampa a Pablo Ventura
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DOLORES.– En la etapa de instrucción en Villa Gesell y en estos primeros días de debate oral en Dolores se observaron una y otra vez los videos del mortal ataque a Fernando Báez Sosa. También se escuchó a testigos que relataron el horror de esa madrugada del 18 de enero de 2020. En los escritos que integraron el expediente de la investigación y en las palabras que por ahora se escucharon en el Tribunal Oral en la Criminal N° 1 de esta ciudad se expuso cada movimiento de la brutal agresión en patota. Pero quedaba un interrogante que hasta ahora nadie podía resolver: ¿quién acusó falsamente al remero Pablo Ventura? “Fue Thomsen”, dijo el policía Mariano Vivas al poner fin al misterio con su declaración en la quinta jornada de audiencias.
El uniformado contó ante los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari que participó del allanamiento en la casa habitada en Villa Gesell por el grupo de jóvenes de Zárate que ahora está acusado del delito de homicidio doblemente agravado: Luciano Pertossi, de 21 años; Ciro Pertossi, de 22; Lucas Pertossi, de 23; Ayrton Viollaz, de 23; Máximo Thomsen, de 23; Enzo Comelli, de 22; Matías Benicelli, de 23, y Blas Cinalli, de 21.
Capturados allí diez sospechosos, de los que llegaron al juicio como imputados por el asesinato los ocho consignados, una de las misiones asignadas al policía Vivas y sus compañeros fue el secuestro de material que podría servir para el avance de la investigación. Y se encontraron los uniformados con una zapatilla que exponía manchas de sangre. “Thomsen manifestó que era de Pablo Ventura”, aseguró ayer Vivas.
No quedó mención alguna de esa situación en las actas del procedimiento realizado pocas horas después del crimen. Sobre el final de su declaración, a Vivas le preguntaron por qué no consta en el registro oficial que había sido Thomsen quien inculpó a Ventura. El testigo atribuyó ese responsabilidad a la intervención de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) local. “Son manifestaciones que la fiscalía dijo que no las pongamos, se encargó la DDI”, dijo Vivas, y momentos después se retiró de la sala.
Esa mención al nombre del remero que en Zárate era hostigado por el grupo ahora acusado de homicidio derivó en la captura de Ventura y su traslado inmediato a Villa Gesell. Su padre, José María, seguía desesperado en su automóvil al patrullero que trasladaba a su hijo a la costa atlántica. Ese muchacho señalado en la casa donde se encontró la zapatilla con rastros de sangre ni siquiera había salido de Zárate en esos días. Una filmación mientras cenaba con sus padres en un restaurante cercano a su hogar la noche del homicidio facilitó su liberación tras cuatro días en un calabozo. Demandó al Poder Judicial y al Ministerio Público Fiscal de la provincia de Buenos Aires por una suma de $10 millones. Y el pasado miércoles declaró ante el tribunal que Thomsen y los otros imputados “eran problemáticos y se peleaban a la salida de los boliches”.
Ventura volvió entonces a decir que no sabía quién lo había señalado. Siempre sospechó de Lucas Pertossi. Pero otro fue el responsable. Al menos eso explicó el policía Vivas. Y fue ratificado por el comisario mayor Hugo Vázquez, que encabezó el trabajo de la Policía Científica durante el allanamiento al lugar donde vivían los sospechosos en Villa Gesell.
“La directiva fue muy precisa: secuestrar prendas con presunto tejido hemático. Se le pidió al fiscal preguntarles a los dueños a quién pertenecía cada prenda. No tuvieron ningún inconveniente en responder. Pero les tuvimos que llamar la atención varias veces para que no se rieran, que estábamos trabajando en algo serio”, dijo el comisario Vázquez. Y señaló: “Un policía preguntó a quién pertenecía una zapatilla y uno contestó que ‘a Pablo’. ‘¿Qué Pablo?’, se preguntó, y la respuesta fue ‘Pablo Ventura’. Ese era Thomsen”.
El acusado más comprometido
Las pruebas que figuran en el expediente y que serán expuestas en el juicio en los próximos días pueden dar un contexto a esa reacción de Thomsen, que, según el testimonio de esos dos policías, buscó desviar la investigación. Es que luego se conoció que en el rostro de Báez Sosa había quedado la huella de una zapatilla, que al ser analizada se determinó que correspondía a la marca Cyclone, secuestrada al ser detenidos los acusados y cuyo talle correspondería al usado por Thomsen.
“Estaban las zapatillas con sangre, eso lo recuerdo bien”, describió Lautaro Cuqueijo, un joven que habitaba en el mismo complejo donde el grupo de Zárate había alquilado una casa y que fue convocado como testigo del procedimiento policial. Dijo que notó a Thomsen más nervioso que a los demás detenidos.
Un día antes, otros testigos habían señalado a ese imputado como el más violento y el autor de varias patadas a la cabeza de Báez Sosa. Ayer, Andrea Ranno, recepcionista de un hotel de Villa Gesell cercano a la escena del crimen, reconoció a Thomsen, en uno de los videos que le exhibieron en la sala de audiencias, como el joven que “tenía una camisa negra rota, el cabello revuelto”, que caminaba “adelante” y “de manera desaforada, firmemente, con la cabeza baja, como ciego”. Esa testigo dijo que el grupo “reía y festejaba” instantes después del asesinato.
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