Juicio al Hombre gato: su exnovia afirmó que odiaba a las mascotas y que pateaba perros en la calle
La mujer, que estuvo con Pereg durante siete meses a su llegada al país, en 2007, dijo que entonces el acusado tenía otra actitud, otra fisonomía y contaba con mucho dinero; peritos dieron detalles de la mecánica del homicidio de la madre y la tía del imputado y la forma en que fueron enterrados los cuerpos
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MENDOZA. El desfile de testigos en el juicio contra el “Hombre gato” por el crimen de su madre y su tía complica aún más la hipótesis de inimputabilidad que expuso la defensa del acusado ante el jurado popular. Así, una serie de testimonios que se ventilaron en el debate dejaron en claro que el israelí Nicolás Gil Pereg, de 40 años, que ahora no deja de maullar cuando se encienden las cámaras, siempre tuvo actitudes “coherentes, lógicas e inteligentes” y “jamás se comportó como un gato”. Desde vecinos, policías, comerciantes hasta una exnovia del acusado así lo expresaron ante la Justicia en las primeras jornadas del debate, que tendrá su veredicto el próximo miércoles, 3 de noviembre.
En la última ronda de testigos ofrecidos por la querella contó su experiencia la exnovia del acusado. La mujer relató que Pereg odiaba a los gatos y que dieron por finalizado el vínculo porque a él le molestaban sus mascotas, algo que se contradice con la actitud y apego a los felinos que busca mostrar el imputado, quien se autopercibe como un gato.
El futuro legal del hombre acusado del homicidio de su madre, Pyrhia Saroussy, de 63 años, y su tía Lily Lea Pereg, de 54, se debate entre dos resoluciones judiciales: prisión perpetua o ser declarado inimputable; esto último, por los graves problemas mentales del imputado, según aducen los peritos de parte y relativiza la fiscalía.
Fue su exnovia de hace más de 10 años la que lo expuso frente al tribunal, lo que sorprendió a los presentes. La mujer contó que en 2009, dos años después de que Gil Pereg llegara a Mendoza desde Israel, el hombre se asentó en San Martín, en el este de la provincia, donde abrió un local de comidas. En esos tiempos había abierto un restaurante, en el que cocinaba y atendía las mesas. Decía que era Noruego y que se llamaba Floda Reltih, que no es otra cosa que Adolf Hitler escrito al revés.
La testigo recordó que durante esos años Pereg era otra persona distinta de como se muestra hoy. “En ese momento era corpulento, tenía cinco teléfonos, tres autos. Contaba con mucho dinero que le enviaban del exterior”, indicó la expareja del israelí, con quien tuvo una relación de siete meses. Es más, la mujer mostró su malestar por haber sido citada nuevamente por la Justicia a contar su historia. “Estoy molesta porque no puedo aportar nada nuevo, me habían dicho que no me citarían más. No tengo nada que ver con este caso”, señaló. Fue en ese momento que se despachó contra el acusado y su vínculo con las mascotas. “Nos alejamos porque él odiaba a los animales. Yo tenía perros y gatos y a él le molestaban. Una vez, pateó a un perro en pleno calle”, remató.
Pereg, que sigue el debate en una celda contigua a la sala N°15 en el nuevo Polo Judicial, a raíz de su inconducta frente a la jueza Laura Guajardo, ya que no dejó de efectuar maullidos cada vez que se le hacía una pregunta, está imputado por el homicidio agravado por el vínculo, en el caso de su madre, y homicidio agravado por el arma de fuego, por el crimen de su tía.
Detalles del doble crimen
En la última jornada de debate se conocieron más detalles escabrosos de qué hizo Pereg con los cuerpos de ambas mujeres a las que habría asesinado el 12 de enero de 2019. Se sumó el testimonio de un especialista en medicina legal que presta funciones en el Cuerpo Médico Forense y que examinó los cadáveres de las hermanas, hallados, finalmente, el 26 de enero de ese año en el predio de Guaymallén donde vivía el acusado.
“Los dos cuerpos llegaron a la morgue judicial cubiertos de barro y en avanzado estado de putrefacción. La data de muerte fue difícil de precisar por estas condiciones y fue ubicada entre 10 y 20 días previos al hallazgo”, indicó el profesional, quien detalló ante el jurado las necropsias realizadas y especificó las causas de muerte.
En el caso de la madre de Gil Pereg, explicó: “La causa de muerte fue determinada como asfixia por estrangulamiento a lazo, por las marcas que presentaba la piel del cuello. Había señales que mostraban que hubo una suerte de lucha y golpes”. Por su parte, se refirió al examen que se realizó al cuerpo de la tía del acusado. “Presentaba tres orificios de proyectil de arma de fuego. Uno de ellos en la mama izquierda, que fue el disparo mortal. En este caso la causa de muerte fue el shock hipovolémico por pérdida de sangre, ya que afectó los vasos sanguíneos del pulmón y el corazón”, relató el especialista.
Luego de estas indicaciones, el profesional contó detalles acerca de las lesiones post mortem de las mujeres. Los estudios forenses determinaron que después de su muerte, los cuerpos de Pyrhia y Lily fueron mutilados. “Esta conclusión se desprende de las lesiones incruentas que fueron encontradas en ambos cadáveres. Uno de los cuerpos había sido atravesado por una barra de hierro que ingresaba por la oreja con salida por el cráneo, sumado a otros cuatro hierros introducidos hasta el abdomen (dos por la vagina y dos por el ano). El otro cuerpo presentaba las mismas lesiones, pero con salida por el tórax y el dorso”, indicó el experto.
Por último, un funcionario de la Policía Científica que participó de allanamientos realizados en el predio de calle Roca, en Guaymallén, se refirió al contexto en el que fueron encontrados ambos cuerpos, ratificando esas lesiones. “El hallazgo tuvo lugar en una construcción en el fondo del predio, que tenía un hall central y cuatro habitaciones. En el hall encontramos una bolsa de cemento con salpicaduras de sangre y en la habitación del fondo, los cadáveres enterrados bajo tierra y piedra bola y cubiertos con madera de encofrar. Junto a ellos, hallamos envueltos en un gorro tipo pescador los pasaportes de las víctimas y tarjetas de crédito y otras documentaciones”, expresó.
Las hermanas Pyrhia y Lily habían arribado a esta provincia el viernes 11 de enero de 2019 y se alojaron en un departamento de la capital provincial, en calle España. Al día siguiente se encontraron en el predio semiabandonado donde residía Gil, ubicado a unos 5 kilómetros, en Guaymallén, sobre la avenida Roca. Estuvieron todo el día juntos. Las mujeres nunca llegaron a la parada del ómnibus para irse, como aseguraba el israelí. Durante la búsqueda, que llevó casi dos semanas, se pudo constatar que mentía, por lo que en el último allanamiento se logró dar con los cadáveres.
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