Inseguridad en el conurbano: Vecinos de La Horqueta, en alerta por una ola de robos en viviendas en un tradicional barrio de la zona norte
Preocupa a los habitantes de San Isidro la repetición de hecho delictivos; en una semana, delincuentes ingresaron en, al menos, cuatro casas
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Una serie de entraderas violentas y escruches -robos en propiedades vacías- y una balacera entre sicarios narcos han puesto en estado de alerta a los vecinos de La Horqueta, uno de los barrios más tradicionales de San Isidro. La tranquilidad de la madrugada de anteayer se rompió con el sonido de una alarma. De inmediato, los habitantes de la zona empezaron a intercambiar mensajes sobre el intento de robo. “Trataron de ingresar tres chorros a eso de las cuatro de la mañana, mi alarma se activó, me desperté y los vi cuando salían corriendo. Esperé a que salieran mis vecinos para salir de casa, estaba muerta de miedo”, dijo la vecina afectada por el intento de irrupción en su hogar.
Y agregó: “Creo que entraron por la medianera. Nuestro sistema vecinal de alertas por WhatsApp está muy activo. Pronto aparecieron cuatro patrulleros y no terminó pasando nada más. Hace un mes aproximadamente que está bravo, pero en general era tranquilo. La inseguridad es general hoy en día, el panorama es un desastre. Hace 20 años que vivo acá, quiero que vuelva a ser tranquilo”. Los guardias privados que caminan en esa área de San Isidro ratifican la sensación de los vecinos. “La zona está al rojo vivo”, dijo José, que pasa varias horas en la garita de Carlos Tejedor al 2200.
La Horqueta está ubicada en un triángulo que conforma la bifurcación de la autopista Panamericana, ramal Pilar y ramal Tigre. Limita al norte con la avenida Uruguay, que marca el límite entre los partidos de San Isidro y San Fernando. El caso consignado por la vecina que por poco se salvó de ser una víctima de la inseguridad no es un episodio aislado. En una semana fueron cuatro casas los blancos elegidos por delincuentes.
Héctor, vecino de la calle Ramón Falcón, también fue damnificado por esa ola de robos. LA NACION pudo observar que la habitación principal de la vivienda todavía estaba completamente revuelta, con bultos de ropa desparramados en el suelo. La víctima relató: “Me fui el domingo a la tarde a votar, y me quede en lo de mi madre a dormir. Ayer (por el lunes) a las 13 mi hija me mandó un mensaje en el que me avisó que ladrones habían entrado. Se llevaron cinco televisores, tres celulares, plata y dos bicicletas. Habrán estado revolviendo durante la noche de elecciones”.
Todavía conmocionado por el suceso, el vecino señaló: “Tengo muchas dudas con la policía, dijeron que iban a mirar las cámaras de la calle y que tomaron una huella. Pusieron buena predisposición y están circulando más patrulleros. De todos modos, la comisaría departamental N9 (ubicada en el cruce de la colectora de la autopista Panamericana y Camino Real Beccar-Boulogne) se cae a pedazos. La verdad, la angustia de la invasión y la impunidad me tienen totalmente indignado”.
Una sensación similar tiene Marcela, de 40 años, que llegó al barrio hace unos meses para “obtener tranquilidad”. Pero la semana pasada todo cambió. “Estamos –los vecinos– en medio de algo raro. Parece liberada la zona. Roban a cualquier hora. El jueves pasado entraron en mi casa a las 11 de la mañana, estaba la empleada en casa, la ataron, se llevaron algo de dinero. Ahora pongo llave a todo, vivimos cada vez más encerrados”, comentó.
“La paradoja es que me mudé de zona sur en busca de seguridad, claramente todo está mal. Ahora miro mal a todo el mundo. Es un robo por día, ¿mañana a quién le toca? Así como llegué, ya me quiero ir del barrio, porque tengo alarma, pero no me siento tranquila. No se puede vivir así. Por suerte mis hijos no estaban. Lo que me preocupa es que no veo que la policía esté correctamente entrenada. No me dan tranquilidad”, aseveró la víctima de uno de los robos.
Ese clima de temor se percibe en las calles. Horacio, un vecino de 85 años y que hace 50 vive allí, dijo que “es novedoso esto acá, al menos con esta frecuencia”. En esa línea también opinó Natalia, que vive en La Horqueta desde hace 14 años: “Nunca tuve miedo. Ahora tengo miedo de dejar a los chicos solos. No dejo la casa sola. Todos los días pasa algo”.
Una víctima de entradera violenta en una casa sobre Carlos Tejedor que pidió no mencionar siquiera su nombre contó: “En casa estuvieron una hora aproximadamente, temprano, y se fueron caminando mezclándose con los trabajadores de una obra de un barrio cerrado cercano. Uno, el jefe, era policía o exintegrante de las fuerzas, lo deduje por el lenguaje y su forma de reducirnos con precintos”. A su esposa la golpearon y amenazaron con agujerear su garganta con un destornillador; a él lo ataron con cinturón y sábanas “como a una momia”.
Los dejaron encerrados y tardaron unos 20 minutos en liberarse con un alicate que encontraron. “Rompieron todo, muebles, ventilación, buscando billetes y cajas de seguridad. La primera pregunta que nos hicieron fue cuánta gente había adentro y la segunda dónde estaba el dispositivo de las cámaras de seguridad. Hablaban poco, todo por señas y no podíamos mirarlos”. Uno habría estado a cara descubierta y los demás, con pasamontañas y guantes. “Cuando se fueron nos robaron un bolso tipo carry on. Se llevaron billetes y alhajas. También se llevaron perfumes”, expresó indignado.
Frente a esta situación, el intendente electo de San Isidro, Ramón Lanús, sostuvo a LA NACION: “Somos conscientes de la preocupación de los vecinos. La seguridad fue nuestro primer compromiso durante la campaña electoral y será nuestra prioridad a partir del 10 de diciembre próximo”.
Un dato que no pasó desapercibido es que la sucesión de robos se incrementó la semana pasada pocas horas después de que la fiscal de Boulogne, con jurisdicción en La Horqueta, Paula Hertig, convocara a una reunión a jefes de policiales para hablar de la problemática de delitos bajo la modalidad entraderas y escruches.
“¿Zona liberada? No lo sabemos, si se puede calificar como extraña la situación que se vive en La Horqueta con la reiteración de robos violentos a plena luz del día”, aseguraron fuentes municipales.
Federico Suñer, subsecretario de prevención ciudadana del municipio, dio explicaciones respecto a la situación: “Reforzamos la seguridad en La Horqueta con cuatro móviles extra. Pasa que doblas en la esquina y te queda la esquina liberada. Reforzamos también con cámaras y botones de pánico. Hay cosas más profundas para hacer que quedan fuera del alcance municipal, porque la ley no lo permite. Por ejemplo, hace falta inteligencia criminal y no estamos habilitados”.
Y descartó que esa situación de inseguridad fuese derivada de la disputa electoral iniciada en las PASO, ya que el intendente electo es, a su entender, “la continuidad del intendente Gustavo Posse”. Y comentó: “Ambos son del mismo partido (UCR) y no se puede pensar que lo que está pasando tenga relación con la transición. Nosotros todas las semanas nos reunimos con toda la policía en la municipalidad y analizamos los hechos sucedidos en los últimos días; además, inducimos, ya que no podemos hacer otra cosa, a la Policía Federal a que haga investigaciones. El informe de esa reunión se envía a la Justicia, a los fiscales. Es cuestión de tener más presencia física sumada a inteligencia criminal, y eso es lo que está fallando”. El control de las fuerzas policiales está en manos del Ministerio de Seguridad bonaerense.
También preocupó a los vecinos el robo que sufrió un adolescente al salir del colegio Todos los Santos, ubicado en Thames 798, en Boulogne, al que asisten jóvenes que viven en La Horqueta. Ante la repetición de hecho delictivos, se realizó anoche una reunión de un grupo de vecinos que exigen mayor seguridad en esa zona de San Isidro.
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