Inseguridad en el conurbano. “Mi hijo vio por la ventana cómo mataban a su papá”, dijo la esposa del abogado asesinado por motochorros
La pareja de la víctima pidió que no salgan de la cárcel los detenidos por el homicidio en Monte Grande
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Tiempo atrás, Gustavo Fernández le había prometido a su esposa y madre de sus dos hijos que no iba a permitir, ante un hecho de inseguridad, que ladrones irrumpieran en su casa. “Antes me van a tener que matar”, le aseguró en aquella oportunidad. “Él cumplió. Luchó valientemente con los delincuentes y le dispararon”, sostuvo Karina C., la esposa del abogado de 54 años, asesinado a sangre fría delante de su hijo de siete años en la localidad de Monte Grande, en Esteban Echeverría.
“Le pasa a cualquiera, hoy me tocó a mí. Hay que aceptar y seguir adelante, aprender a sobrellevarlo. Tengo que estar fuerte para mis hijos y trabajar para mantenerlos, ahora estoy sola”, señaló a LA NACION la esposa de la víctima, con resignación.
Sobre el robo que terminó con el homicidio de su marido, Karina C., abogada de 44 años, explicó que ocurrió cuando Fernández y su hijo de siete años llegaban a su casa en Origone al 1000, en Monte Grande.
“Llegaban del club de fútbol. Él quiso cerrar el portón e impedir que entraran los ladrones. Mi hijo más chico se escondió en el living y vio por la ventana como mataron a su papá. Él luchó valientemente con los delincuentes y le dispararon. No quería que yo me encuentre con los delincuentes, por eso hizo lo que hizo”, señaló la mujer.
“Fue una entradera”, agregó. Karina y su hijo mayor, de 9 años, llegaron media hora después, luego de una práctica de rugby. El disparo que recibió el abogado entró por la ingle y le rompió la vena femoral. Un vecino lo trasladó al hospital, pero los médicos no pudieron salvar su vida. ”Me pude despedir de él”, contó emocionada la mujer.
La policía bonaerense informó el arresto de dos menores, como sospechosos del asesinato de Fernández. En los allanamientos que derivaron en esas detenciones se encontraron dos armas, que serán sometidas a pericias para determinar si alguna fue usada para matar al abogado.
“Yo no le jodí la vida a nadie. Cumplo mi deber, lo que tengo lo gané trabajando. Es injusto. Mataron, asesinaron, no hay excusa por ser menor”, dijo sobre los adolescentes detenidos por su presunta participación en el crimen.
Sobre su esposo dijo: “Era mi marido, mi socio, mi amigo, compañero, confidente, una buena persona. Siempre buscaba Justicia, lo ponía muy mal la injusticia”. Comentó que Fernández amaba el rugby y que “era un deportista frustrado, siempre activo. Él quería llegar a ver a sus nietos disfrutar la vida porque su padre había fallecido joven”.
La abogada contó que su hijo más chico se siente culpable por no haber salido a ayudar a su padre y que el más grande está golpeado por la tragedia. Habló con LA NACION y pidió no ser identificada con su apellido ni su imagen, ya que no quiere quedar expuesta frente a allegados de los dos detenidos. Busca fuerzas para continuar por sus hijos. “No puedo tirarme en una cama a llorar”, afirmó.
La familia buscaba resguardarse del delito que sentían crecer en la zona. Los hijos no salían solos, por las noches intentaban no salir con su esposo. Pero el cuidado no alcanzó para evitar el mortal encuentro con dos motochorros que habían salido a buscar víctimas y se toparon con Fernández, el abogado baleado por defender su hogar.
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