Inseguridad en el conurbano. Dos jóvenes mujeres fueron asesinadas por una banda narco que arrojó los cuerpos en el río Matanza
Uno de los sospechosos detenidos marcó el lugar donde dejaron los cuerpos; las víctimas, de 28 y 14 años estaban desaparecidas desde el 30 de agosto
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El 30 de agosto pasado Mónica Lachmañuck y Patricia Raquel Benítez Medina denunciaron que sus hijas, de 28 y 14 años, respectivamente, habían desaparecido cuando se dirigían a la plaza situada en Laferrere, cerca de la costa del río Matanza que marca el límite con el partido de Esteban Echeverría.
Dicha zona está dominada por diversas bandas de narcotraficantes, la mayoría de nacionalidad paraguaya, que cruzan las drogas de una orilla a otra del río Matanza. Esas organizaciones criminales han sido responsables de los homicidios de dos policías de la Federal y la bonaerense, en los últimos cuatro años.
Vanesa Lachmañuk, de 28 años y su amiga, de 14, hija de Benitez Medina nunca regresaron con madres. Sus cuerpos fueron hallados en las últimas horas. Al revisar la costa del arroyo Don Mario, los policías encontraron el cadáver de la mayor de las mujeres.
Al seguir la corriente del río Matanza, cinco kilómetros aguas abajo, los efectivos de la fuerza de seguridad provincial hallaron el cadáver de la adolescente. La clave para encontrar ambos cuerpos estuvo en la confesión de uno de los tres integrantes de una banda dedicada al narcomenudeo que operaba en la zona.
Los sospechosos, que habrían sido identificados como Alan Almada Benítez, Carlos Waldir Avalos y Lucas Ezequiel Romero fueron apresados por los efectivos de la policía bonaerense mientras realizaban los rastrillajes por el río Matanza con el objetivo de encontrar a las mujeres desaparecidas.
Antes de esos arrestos, los policías fueron baleados el 3 de septiembre pasado en un descampado situado al final de la calle Risso Patrón, en la costa del río Matanza. Al advertir la presencia de los uniformados, uno de los soldados de la banda narco disparó contra los móviles.
Luego de una serie de averiguaciones y datos aportados por las familiares de las mujeres desaparecidas, los policías determinaron que el tirador habría sido el sospechoso Ávalos, quien forma parte de una banda dedicada a la venta de estupefacientes.
La organización criminal que, supuestamente integra Ávalos, controla la zona mediante la vigilancia realizada por soldados, que también se dedican a amenazar a los vecinos a los que les exigen que guarden estupefacientes en sus casas en caso de que la policía se acerque a la zona.
Según fuentes de la investigación, los narcos armaron un aceitado sistema de seguridad con anillos alrededor de los puntos de ventas lo que hacía muy difícil el acceso de los policías. También aplicaron un sistema de alerta de silbidos y gritos que realizaban ante la proximidad de desconocidos o policías.
Tanto Ávalos como los otros dos cómplices fueron apresados el jueves pasado durante una serie de allanamientos en los que se secuestraron $177.100, cuatro celulares, 54 envoltorios fraccionados de marihuana, 4700 dosis de pasta base y 1147 envoltorios con cocaína.
Además, durante los operativos los policías hallaron dos pistolas calibre .40 y 9 mm y 75 municiones. Ante los investigadores, uno de los tres detenidos señalado como sospechoso por los familiares de las víctimas, reveló que ambas mujeres habían sido asesinadas cuando llegaron a la plaza para comprar drogas y reveló que después arrojaron los cuerpos en el río Matanza.
Con estas declaraciones, el hallazgo de los cuerpos de las víctimas y otras pruebas, el fiscal Fernando Garate imputó a los tres sospechosos que, en principio habían sido detenidos solo por narcotráfico, por los homicidios de Vanesa, de 28 años y su amiga, la adolescente de 14.
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