Inseguridad en Buenos Aires: los homicidios dolosos en el año de la pandemia, al mismo nivel que en 2019
En 2020 se abrieron 919 causas, una más que los 12 meses anteriores; y hubo 941 víctimas, mientras que en el periodo previo sumaron 954; el 17% de los crímenes se produjo en ocasión de robo y en uno de cada 10 participó un menor
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Los homicidios dolosos en la provincia de Buenos Aires durante 2020, el año signado por la pandemia de coronavirus Covid-19, se mantuvieron prácticamente en el mismo nivel que en 2019, con una tasa de 5,36 casos cada 100.000 habitantes.
El Ministerio Público Fiscal (MPF) bonaerense analizó cada expediente iniciado el año pasado y actualizó las cifras estadísticas. De allí surge que se abrieron 919 investigaciones penales preparatorias (IPP) por homicidio doloso consumado, una más que el año anterior. Hubo 941 víctimas por esos hechos, lo que significa que algunos homicidios fueron múltiples; 954 personas habían sido asesinadas en 2019.
La diferencia es mínima en términos estadísticos, pero cobra una mayor dimensión lo ocurrido el año pasado si se toma en cuenta el largo período de cuarentena estricta. Es que pese a esa menor movilidad que se mantuvo muy firme durante al menos un trimestre, la información judicial determina que el 63% de los homicidios se registró en la vía pública.
El trabajo de evaluación de las causas realizado por el Ministerio Público Fiscal bonaerense es importante para definir con mayor precisión los móviles de los homicidios. Es que la estadística siempre utiliza la primera carátula que establece un fiscal y no toma en cuenta los cambios que pudieron producirse por el avance de las investigaciones. De esa manera, la información pública y la toma de decisiones en cuestiones de seguridad pueden estar sustentadas en un error estadístico. Es habitual que una fiscalía no encuentre elementos inmediatos para catalogar un crimen, pero que testimonios y peritajes definan un diferente escenario con el paso de los días. Eso pasa, por ejemplo, cuando se hace referencia a los homicidios cometidos durante un asalto o a la participación de menores como victimarios.
De los nuevos datos surge que hubo 157 investigaciones por homicidios en ocasión de robo, el 17,1% del total registrado en 2020. Pues bien, la estadística oficial bonaerense antes de esta revisión marcaba solo 30 casos con esas características ocurridos el año pasado.
Más allá de esa corrección en las cifras de la inseguridad pública, se estableció también que la mayoría de los asesinatos se produjeron en contextos de conflictos interpersonales (294 casos, el 32% del total). Uno de los asesinatos que fue considerado de esa manera durante 2020 fue el de Fernando Báez Sosa, el adolescente cruelmente golpeado por una patota en Villa Gesell.
Entre los 94 casos de extrema violencia contra las mujeres notificados el año pasado hubo dos femicidios que provocaron fuerte conmoción social. La aparición en Lanús, en marzo de 2020, de los enterrados cuerpos de Cristina Iglesias y su hija Ada, de siete años, fue uno de esos 94 femicidios bonaerenses que sacudieron a la opinión pública, al igual que la violenta muerte de Silvia Saravia a manos de su esposo, el empresario Jorge Neuss. Detrás de las cifras estadísticas siempre hay rostros e historias.
Más allá de cada hecho, los datos colectivos pueden servir como herramienta de gestión de políticas públicas de seguridad. Se debe entonces señalar que el 63% de los crímenes se produjo en la vía pública y casi el 57% fue consumado mediante disparos de arma de fuego. El 85% de las víctimas de homicidios dolosos fueron hombres y por esos hechos hay 1309 imputados. Casi uno de cada diez investigaciones corresponde al Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, lo que implica la participación de menores como autores.
En los debates sobre la necesidad o no de modificar la ley penal juvenil aparecen rápido referencias a la supuestamente escasa participación de menores en delitos violentos. La estadística de 2020 del Ministerio Público Fiscal bonaerense identifica a 89 menores imputados por homicidios dolosos y a otros 148 adolescentes acusados por tentativas de homicidios. Y otro dato que podría tomarse en cuenta es la polémica sobre reformas penales: hay mayores acusados en más de la mitad de los casos en los que están involucrados menores. Esos adultos también son juzgados en los tribunales que están preparados para debatir las conductas de jóvenes entre los 16 y 18 años.
Moreno, el lugar más peligroso
Se consignó que esta información estadística está conformada por familias destruidas por el delito, por nombres de víctimas cuyas violentas muertes interpelaron a la sociedad. Ese fue el caso de Débora Ríos, asesinada en un asalto mientras aguardaba un colectivo para dirigirse a su empleo en una estación de servicio. Un testigo alcanzó a escuchar el grito de la mujer de 36 años: “¡No me hagan nada, tengo un hijo!”. Los asaltantes no tuvieron piedad y la mataron con 31 puñaladas el 8 de junio de 2020 para llevarse una mochila. Fue ella una de las 18 mujeres asesinadas durante robos en Buenos Aires. El expediente de ese crimen es uno de los 60 abiertos el año pasado por homicidios dolosos en el departamento judicial de Moreno.
Es en ese distrito donde quedó firme, como ocurre en los últimos años, la tasa bonaerense más alta de homicidios, con 9,21 casos cada 100.000 habitantes. Ese registro se da pese a que allí se notificaron diez asesinatos menos que en 2019.
Y si bien las cifras muestran en general una paridad con lo sucedido en los doce meses anteriores, el año pasado crecieron bastante los casos en dos distritos judiciales. Pese a las limitaciones al movimiento establecidas por la pandemia, en La Matanza los homicidios treparon a 156 y en La Plata ascendieron a 82 (con registros de 144 y 55, respectivamente, durante 2019).
Habrá que tomar en cuenta también que la estadística de homicidios siempre se mueve por el estrecho pasaje establecido por la pericia médica, suerte de la víctima o mala puntería del agresor, factores que no son fijos. Por eso las 1190 causas iniciadas por intentos de homicidio representan una alerta sobre lo endeble que pueden resultar las comparaciones de estas cifras.
Las muertes violentas en Buenos Aires dejaron en 2020 otro episodio emblemático de la inseguridad cotidiana: el caso del herrero jubilado Jorge Ríos. El hombre fue atacado dentro de su hogar por un grupo de ladrones; logró tomar un arma y disparó varias veces. Uno de los delincuentes murió a cincuenta metros de la vivienda de la víctima, ubicada en Quilmes. Desde ese 17 de julio Ríos se enfrenta con un proceso penal por homicidio. No se trató de un hecho inédito, ya que la estadística del Ministerio Público Fiscal expuso que, prácticamente, cada tres días un delincuente murió al intentar un asalto.
Las fiscalías bonaerenses determinaron que 20 ladrones fallecieron a manos de personas que buscaron repeler un robo, mientras que otros 24 murieron en situaciones que fueron definidas como legítima defensa. Los integrantes de las fuerzas de seguridad, en tanto, abatieron a 43 delincuentes
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