“Inmediato sobreseimiento”: el policía que baleó a Chano Charpentier ratificó que lo hizo en legítima defensa
La defensa del oficial Facundo Amendolara hizo una presentación ante el fiscal que investiga los hechos ocurridos en la casa del músico en un barrio cerrado de Capilla del Señor, en Exaltación de la Cruz
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Hace casi diez meses, el músico Santiago Moreno Charpentier, Chano, fue baleado por el oficial de la policía bonaerense Facundo Amendolara. Se salvó milagrosamente. El hecho ocurrió en medio de un eventual brote psicótico del cantante en su casa de Capilla del Señor, Exaltación de la Cruz. El uniformado fue imputado por lesiones gravísimas agravadas por el uso de arma de fuego y por ser funcionario policial, delito que tiene prevista una de pena de entre 3 y 15 años de prisión. Pero su defensa solicitó su “inmediato sobreseimiento”: afirman que se trató de un claro caso de legítima defensa.
“Siendo que la actuación del oficial imputado ha sido motivada por una agresión ilegítima que él no había provocado, siendo su arma reglamentaria el único medio con el que contaba para poder impedirla o repelerla, su accionar deberá encuadrarse en la causal de justificación prevista en el artículo 34, inciso 6° del Código Penal de la Nación [la figura de la legítima defensa no punible]”, sostuvieron los abogados Fernando Soto y Martín Sarubbi al pedir el sobreseimiento de Amendolara ante el fiscal Alejandro Irigoyen, a cargo del expediente.
El hecho ocurrió el domingo 25 de julio pasado, después de las 23. Amendolara y dos compañeros habían llegado después de una llamada del personal de seguridad del barrio Parque La Verdad, de Capilla del Señor, donde vivía el músico. En el lugar estaban la madre y un médico psiquiatra de la empresa de medicina prepaga OSDE, que querían convencer al músico de que se internara voluntariamente.
“¡Los voy a matar!, gritó Chano, después de golpear con un “elemento contundente” la parte trasera del auto donde estaban su madre, Marina Charpentier, y su padrastro, Oscar Ottonello. Al ser testigo de la situación, el médico psiquiatra Gonzalo Caligiuri fue a buscar al personal de seguridad del barrio Parque La Verdad. Ellos se encargaron de pedir el auxilio de la policía bonaerense.
Eran las 20.10 cuando, ese domingo, Caligiuri fue derivado a Capilla del Señor, en Exaltación de la Cruz, por un “paciente psiquiátrico”. A las 22.30 llegó a la casa del cantante. Previamente, había tenido contacto telefónico con la madre del paciente.
Según la declaración testimonial que hizo el médico psiquiatra ante el fiscal de Exaltación de la Cruz Juan Manuel Esperante, inicialmente a cargo de la investigación, Marina Charpentier le dijo que su hijo estaba tranquilo, pero “desvariaba en sus dichos” y, posiblemente, había consumido estupefacientes.
El profesional y la madre del músico tocaron varias veces el timbre de la casa, pero no tuvieron respuesta. Chano había cortado el suministro de energía eléctrica. Marina Charpentier ingresó en la habitación de su hijo por un ventanal y Caligiuri, desde afuera, se presentó como médico psiquiatra.
En ese momento, según lo que afirmó el médico en su declaración testimonial, Chano comenzó con los insultos y las amenazas de clavarle un cuchillo en la yugular.
Pocos segundos después, el cantante salió de su casa con un cuchillo en la mano y “realizó movimientos de apuñalamiento hacia su madre”, según sostuvo el psiquiatra. El testigo dijo que Marina Charpentier se tropezó y cayó al suelo.
Con su madre en el piso, Chano “se dirigió de una forma muy agresiva” hacia el psiquiatra, según la declaración testimonial del médico. Pero el profesional pudo alejarse de esa situación violenta.
Fue en ese momento que el artista se dirigió al auto donde se había “resguardado” su madre y atacó el vehículo a golpes para después ingresar en la vivienda al grito de “¡los voy a matar!”.
Además de buscar al personal de seguridad del barrio, Caligiuri pidió refuerzos médicos para poder concretar el traslado del paciente para su internación.
Quince minutos después llegó un móvil policial y, al rato, una ambulancia con médicos clínicos. Un oficial, dijo el testigo, “activó, vía telefónica, el protocolo de mediación para que Chano aceptara el traslado por su propia voluntad”.
Pero ante la respuesta negativa del músico, Caligiuri y los médicos clínicos recomendaron el ingreso en la casa para hacer “una derivación forzosa” del paciente. Primero entraron los uniformados y la madre del músico, pero Chano continuaba con una actitud agresiva y, con un cuchillo, repetía que iba a matar a todos.
El médico, para protegerse, se alejó del lugar junto con dos uniformados (un hombre y una mujer). En la escena de los hechos quedó un tercer policía, Amendolara. Sin poder ver lo que sucedía, el psiquiatra aseguró haber escuchado gritos y un disparo. Cuando volvió a ingresar en la vivienda, vio a Chano en el suelo.
“No me quedó otra, jefe”
Después de dispararle a Chano, Amendolara dijo: “No me quedó otra, jefe... no me quedó otra...”. Su interlocutor era el oficial Mariano Giaccio, que la noche los hechos cumplía la función de jefe de turno de la comisaría de Parada Robles y fue parte de la comitiva policial que llegó a la casa del cantante.
Giaccio también sostuvo que Chano “se dirigió de forma muy violenta hacia la integridad de Amendolara”.
“Cuando Chano vio a Amendolara, fue corriendo hacia él, empuñando en alto una cuchilla mientras le gritaba, totalmente alterado, ‘¡Te voy a matar!’”. El oficial Amendolara comenzó a retroceder rápidamente, sin sacar la mirada de Chano, mientras desenfundaba su arma y le gritaba ‘¡Tirá el cuchillo!, ¡Tirá el cuchillo!’, cuidando de no caerse porque estaba todo embarrado por las lluvias de los días anteriores; no podía ver bien, porque no había luz en el jardín, pero Chano cada vez se le acercaba más. Cuando estuvo aproximadamente a un metro y medio de distancia, ya a punto de alcanzarlo con la cuchilla (de 30 centímetros de longitud), el oficial Amendolara le disparó. Lo hizo para salvaguardar su integridad física, su propia vida, ante el desaforado ataque. Al recibir el disparo en la zona del abdomen, Chano cayó hacia adelante sobre el pasto, con el cuchillo en la mano”, sostuvieron los abogados Soto y Sarubbi, sobre la base de las declaraciones testimoniales incorporadas en el expediente.
Los abogados del imputado destacaron que los peritajes “dan cuenta de que Chano se encontraba evidenciando un cuadro psicótico por el posible consumo de sustancias psicoactivas”, con un “estado de excitación psicomotriz con hetero agresividad verbal e intento de hetero agresividad física, conducta suspicaz, hostil e irritable”.
Soto y Sarubbi dijeron que hubo una prueba que aún no fue incorporada al expediente por falta de respuesta del Ministerio de Seguridad bonaerense: “El oficio librado por la fiscalía para que se informe si existe normativa o protocolos de actuación vigentes y obligatorios para el personal de la Policía para casos como el hecho en trato”. Pasaron nueve meses desde que se presentó la solicitud y aún no hubo una contestación.
“La única razón para demorar tanto tiempo en responder tan sencillo requerimiento es simple: el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires no tiene protocolos de actuación para regir la actuación policial ante personas con exceso en el consumo de estupefacientes. Y no solo nunca regló tan importante situación de intervención policial: tampoco nunca determinó la actuación de los policías de la provincia ante un agresor con arma blanca”, afirmaron los defensores de Amendolara.
Y agregaron: “Así como el Ministerio de Seguridad no demostró la más mínima intención en responder el oficio librado, lo cierto es que vuestra fiscalía tampoco lo reiteró; todo lo cual da cuenta de la evidente falta de interés en la realización de esta prueba pendiente de producción que, por lo demás, en nada modificaría el contundente cuadro probatorio del sumario”.
Para finalizar y argumentar el pedido de sobreseimiento, Soto sostuvo: “Todas las pruebas obtenidas en el proceso demuestran, en forma unívoca y constante, que nuestro defendido no ha tenido más remedio que actuar para impedir ser muerto o lesionado gravemente ante el ataque desaforado que le asestó Chano”.
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