Indignación. “Me da asco cómo quisieron encubrir todo”, dijo la madre de Lucas González sobre los policías implicados en el crimen
Impactada por los audios de las conversaciones entre oficiales jefes tras el homicidio del futbolista juvenil, Cinthia López afirmó que los efectivos actuaron “como una mafia” y que espera “que vayan a la cárcel y no salgan nunca más”
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La madre de Lucas González, el adolescente asesinado en noviembre pasado por policías de la Ciudad en el barrio porteño de Barracas, dijo esta tarde que le da “asco” escuchar los audios que comprometen a los efectivos detenidos por el crimen de su hijo y consideró que estos acusados están “enfermos” y que actuaron como una “mafia”.
”Me da asco cómo quisieron encubrir todo. Anda a saber a cuántos chicos les hicieron lo mismo. Es terrible y me da una impotencia bárbara”, expresó Cinthia López, en declaraciones al canal de noticias C5N. Se refería a los mensajes a partir de los cuales se fundamentó el pedido de detención del comisario inspector Daniel Santana y el comisario Rodolfo Ozán, que elevó a 16 la cantidad de numerarios de la Policía de la Ciudad detenidos por el caso.
En esos audios admiten que lo que habían hecho los tres policías que balearon el auto en el que Lucas volvía a Florencio Varela con tres amigos adolescente había sido “un re mocazo” y se encomendaba a los agentes en la escena que “busquen lo que tengan que buscar para justificar esto”, para “emprolijar esta cagada”.
Esta tarde, ante el juez Martín Del Viso y el fiscal Leonel Gómez Barbella, el comisario Ozán negó los cargos en su contra en su indagatoria, en la que no respondió preguntas de los funcionarios judiciales.
”Escucharles decir que le ‘volaron el frasco’ a mi hijo es terrible, porque él era un bebé, todavía. Le volaron el frasco a mi vida, porque él era mi vida”, sostuvo la mujer, con la voz entrecortada, y añadió que “jamás” se imaginó que los policías “podrían hablar así”. Por eso, se preguntó: “¿No tienen hijos? ¿No tienen hermanos? ¿No tienen familia? ¿No se ponen en el lugar del otro?”.
Cinthia afirmó: “No pueden salir a matar por usar una visera o por ser morocho. Ellos nos arruinaron la vida y van a pagar todos”. Y agregó: “No me entra en la cabeza tanta maldad. Son unos enfermos. Que no se mueran, pero que vayan a la cárcel y no salgan nunca más”.
Para Cinthia, los policías involucrados “son una mafia”, aunque aclaró que no todos los efectivos actúan así.
”Confío en la juez, en la Justicia, en el abogado, en el fiscal. Es lo único que me va a dar un poquito de paz. Pero, ¿quién me devuelve a mi hijo? Nadie”, señaló.
La madre de Lucas afirmó que no le tiene “miedo a nada”, que no pidió custodia y que “si tienen que caer todos, que caigan”.
Cinthia también dijo que ninguna autoridad de la Ciudad se comunicó con ella o su familia, pero que tiene contención de la Municipalidad de Florencio Varela y del personal del estudio de su abogado.
El caso y los imputados
Por el homicidio calificado de Lucas González y la tentativa de homicidio calificada de sus tres amigos están procesados con prisión preventiva los policías de la Ciudad Juan José Nieva, Fabián López y Gabriel Issasi.
Mientras que por el encubrimiento están también con prisión preventiva los comisarios Juan Romero y Fabián Alberto Du Santos -al que Ozán, en aquellos audios mencionados por la madre de Lucas, le dice que los tiros habían sido “de atrás hacia adelante” y que le habían volado “el frasco” (la cabeza) al chico-, el subcomisario Roberto Inca, el inspector Héctor Cuevas y las oficiales Micaela Fariña y Lorena Miño, quienes afrontan otros cargos como “falsedad ideológica, encubrimiento agravado, privación ilegal de la libertad agravada y vejaciones”.
Además, el subcomisario Ramón Jesús Chocobar, y los oficiales Sebastián Baidon, Jonathan Alexis Martínez, Ángel Darío Arévalos y Daniel Rubén Espinosa, todos de la Comisaría Vecinal 4A de la Policía de la Ciudad, fueron apresados el domingo de la semana pasada por “encubrimiento agravado, privación ilegal de la libertad agravada y falsedad ideológica”.
El asesinato de Lucas, que tenía 17 años, sucedió cerca de las 9.30 del 17 de noviembre, cuando la víctima y tres amigos de su misma edad salieron de entrenar del club Barracas Central a bordo del Volkswagen Suran del padre de uno de ellos y se detuvieron en un kiosco situado en Iriarte y Luna, para comprar un jugo.
Luego fueron interceptados por un auto Nissan Tiida de la Brigada de Investigaciones de la Policía de la Ciudad sin patente ni signos de ser policial, del que bajaron tres efectivos armados y sin identificarse.
De acuerdo con las pruebas recabadas, los adolescentes creyeron que eran ladrones que iban a robarles, por lo que huyeron del lugar, momento en que los policías les dispararon desde distintos ángulos.
Al menos cinco tiros dieron en el auto y uno de ellos impactó en la cabeza de Lucas, quien tras ser atendido de urgencia en un hospital porteño fue trasladado y murió horas después en el hospital “El Cruce” de Florencio Varela.
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