Indignación en Córdoba: corrían una picada, mataron a un chico de 8 años y no irán presos
Mateo Aguirre jugaba en la vereda con unos amigos y fue arrastrado 100 metros por el auto que iba alta velocidad; cinco años después, un fiscal acordó con los acusados una condena en suspenso; la hermana del niño escribió una carta estremecedora
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CÓRDOBA. “Cuando voy caminando por la calle y me cruzo a alguno de sus amiguitos o cuando veo un grupo de niños que tienen la edad de Mateo, me lo imagino entre ellos, riendo y jugando como siempre hacía. Muchas veces, cualquiera sea el momento en el que me encuentre, levanto la mirada al cielo y digo en voz baja: ¿Cómo sería este momento si vos estuvieras acá?”.
Así recuerda Luz a su hermano, Mateo Aguirre, quien en 2016, a los 8 años, murió atropellado por un auto que corría una picada. Ayer terminó el juicio y ninguno de los culpables de su muerte irá a la cárcel.
Curiosamente, un jefe policial acusado de haber intentado hacer pasar el hecho como un simple “agente de tránsito” recibió una pena más alta que quien causó efectivamente la muerte del chico. Ellos debieron enfrentar jurados populares.
Fue Soledad Zanna, la mamá de Mateo, quien leyó la carta en la sala de la Cámara Séptima del Crimen. El silencio fue atronador. Igual que la indignación que se expande en las redes sociales por el fallo que condenó a Nahuel Ghione y Axel Pérez —quienes corrían la picada en Villa Santa Rosa— a penas de prisión en suspenso.
Ghione, que conducía el auto que arrolló al chico, fue condenado a tres años de prisión de cumplimiento condicional, mientras que Pérez recibió un año y medio de prisión, también en suspenso, por haber participado de la picada mortal.
El proceso incluyó jurados populares, pero solo para juzgar la actuación de los policías acusados de encubrir las reales circunstancias del siniestro vial: cuatro años de prisión efectiva para el comisario Omar Lorenzo Pucheta y dos años para el oficial principal Eduardo Javier Maidana. Estarán en libertad hasta que quede firme la sentencia judicial.
“Toda la vida cargaremos con la cruz de no tener más a nuestro hijo —dijo Neder Aguirre, el papá de Mateo—. Estamos devastados. Llegamos al juicio sin saber qué iba a pasar. Esa luz que quedaba de Mateíto la terminó matando él, cuando hizo el acuerdo con los asesinos de nuestro hijo”. Ese “él” alude al fiscal de la Cámara Séptima, Sergio Ruiz Moreno, que avanzó en un acuerdo de juicio abreviado y solicitó las condenas de cumplimiento condicional para los dos jóvenes acusados.
A las 21.30 del sábado 10 de diciembre de 2016, la Renault Kangoo que conducía Ghione, entonces de 18 años, atropelló a Mateo en el cruce de la ruta 10 y la calle Maipú, en Villa Santa Rosa, localidad del departamento Río Primero situada 83 kilómetros de la capital provincial.
El auto iba a unos 100 kilómetros por hora y embistió a Mateo, que jugaba en la vereda con amigos. Lo arrastró unos 100 metros.
El comisario Pucheta, encargado de la investigación, fue el primero en negar públicamente que fuera una picada la causa de la muerte y habló de “accidente de tránsito”. En ese momento, el fiscal Alfredo Villegas determinó que había encubrimiento y lo imputó, junto a Maidana, por abuso de autoridad, falsedad ideológica reiterada y encubrimiento por favorecimiento personal, agravado por ser funcionario público.
La familia de Mateo apelará el fallo ante el Tribunal Superior de Justicia. “No puede ser que tengamos esta Justicia. Para qué nos hacen esperar 7 u 8 horas para decir esto. Teníamos la esperanza de que los jueces pensaran de otra forma”, afirmó Aguirre.
El padre de Mateo, incluso, se disculpó por la airada reacción en la sala de audiencia: “Pido perdón por los gritos, pero nos sentimos muy desprotegidos, muy tristes, muy hartos de todo este manoseo que nos están haciendo. Es ya una violación, porque no puede ser que estemos peleando hace cinco años por la muerte de nuestro hijo, tratando de demostrar que hubo una picada, que mataron a un niño y que hubo un encubrimiento por parte de la policía”.
La carta de Luz, la hermana de Mateo, agrega: “En nuestra pieza su ropa sigue intacta. No podemos moverla del lugar en donde está, y sus juguetes, cartas y canicas están guardadas en una caja donde conservan su esencia. Un cuadro con su nombre cuelga en la pared y las mediciones que hacíamos de nuestra estatura se encuentran atrás de la puerta. Siento que me quedaron muy pocas cosas de Mateo. A veces abro su placard y me pongo a buscar, como queriendo encontrar algo que me acerque más a él. Duermo abrazada a un buzo que él usaba seguido y le pongo su perfume (a veces, para que no se acabe) y así sentirlo a mi lado”.
“Es un dolor inexplicable el saber que nunca más vas a verlo, escuchar su voz, escuchar su risa y ese ruido que él hacía con la lengua. No va a estar más al lado mío comiendo todos los días. No pude verlo con el uniforme del secundario ni haber compartido el momento de ir y volver juntos del colegio. Por todo esto que me quitaron, no solo a mí sino a mis padres y a toda mi familia, quiero que se haga justicia, porque Mateo, como niño y hermosa persona que era, inocente y bueno, se lo merece”, completó su hermana.
“¡PEDIMOS JUSTICIA, PEDIMOS EMPATÍA DE LOS JUECES! Son nuestra última esperanza y la de decenas de familiares que han perdido a un ser querido en crímenes viales. #EsHoyJusticiaPorMateo” fue la prédica que se multiplicó por las redes sociales.
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