Indagatoria por homicidio: “Ya está, acá me mata”, dijo el policía cuando vio al ladrón que le apuntaba en Moreno
El sargento Mallea, afirmó que tuvo miedo; le pidió al asaltante que dejara bajar a su novia; explicó que tiene una práctica de tiro por año con el arma que le entrega la fuerza de seguridad
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Al recordar cómo fue el episodio que terminó con la muerte del ladrón que lo asaltó en Moreno, el policía Lucas Abraham Mallea rompió en llanto. Aseguró que no quería matar a nadie, afirmó que, en los quince segundos que duró el ataque, el ladrón le apuntó con un arma y que abrió fuego porque creyó que el asaltante iba a dispararle
“Veo que se pone al lado mío una moto, pero como tenía la capucha de mi campera puesta, la corrí y en ese momento vi todo. Tengo todo en mi mente: vi el arma. Lo primero que hice fue girar la cabeza porque dije ‘acá me mata’. Se me puso a la par y no lo pude ver, ahí giré la cabeza a la derecha agachándome y dije ‘ya está, acá me mata’. Me puteaba, me decía bajate. Dale que te mato”, expresó el policía, al recordar cómo fue el momento en que los motochorros lo interceptaron.
Mallea afirmó que fue la primera vez que disparó contra alguien, que lo habían asaltado muchas veces y que el barrio en el que vive es un constante escenario de asaltos cometidos por motochorros.
“Vi que me apuntaba con el arma a la cabeza. También pensaba en mi novia”, manifestó el policía Lucas Mallea, antes de romper en llanto, en medio de la indagatoria. ”Tuve mucho mucho miedo”, agregó el sargento.
Cuando le preguntaron por el entrenamiento que recibía, el policía explicó que todos los años asiste a clases y cursos en los que le enseñan cómo desarmar a una persona, gimnasia y cómo hablarle a una persona agresiva.
”En un momento le dije: ‘dejá que se vaya mi novia’. Entonces, me bajé, pero siempre dándole la espalda al muchacho. Cuando yo me bajo, no veía lo que hacía. Pero, en ese instante alcancé a ver que mi novia ya estaba en la vereda. Me alejé tres pasos, desenfunde, giré rápido, porque dije ‘me va a matar’. En mi cabeza lo único que tenía era que me apuntaba con el arma.
Con respecto a las prácticas de tiro que debe realizar con el arma que le entrega la fuerza de seguridad, el sargento Mallea afirmó que “solamente una vez por año nos hacen disparar a un objetivo. Disparamos una vez y paramos. Nada más. Depende del año, si podemos hacer uno o diez disparos. No son más de dos horas. No es que estamos practicando todo el día”.
Mallea declaró durante casi tres horas. Afirmó que fue desafectado de la policía por haber matado al ladrón que le apuntó con un arma y aseguró que nunca estuvo involucrado en una causa penal. También consignó en su declaración que no estaba en condiciones de gastar $ 20.000 en comprar una caja de municiones para practicar tiro en un polígono.
Al recordar cómo fue el momento en que decidió abrir fuego, expresó: “Entonces, giré y disparé. Cuando vi que el chico hizo dos o tres pasos observé que quería sacar algo y apuntarme. Entonces, seguí disparando. Cuando logré ver en la oscuridad que se iba para la esquina, advertí que se daba vuelta y salía corriendo. En ese momento, ya no disparé más. Pensé, bueno se fue corriendo. Listo que se vaya”.
Mallea sostuvo que esa noche había salido de su casa, situada en la misma zona, para hacer unas compras en un supermercado cercano. Luego de recorrer pocos metros en su moto, junto a su novia, fue interceptado por los dos delincuentes.
“Busqué a mi novia. Luego me acerqué a la esquina y encontré tirado al muchacho. Ahí me dí cuenta que estaba muerto. Yo no quería matar a nadie. Se me vino el mundo abajo. Llamé al 911 y le dije a mi novia que me indicara dónde estábamos, porque yo no sabía dónde estaba por todo lo que había pasado. Estaba como perdido”, detalló el sargento Mallea.
El policía manifestó que nunca tuvo la intención de matar, que protegió a su novia y que lo único que quería era que el ladrón se fuera.
“Mi novia me pasó el numeral de Lugones, para avisar al 911. Vi el arma, era negra y como que me apuntaba a la cabeza. Vi el tubo que me apuntaba a la cabeza. En ese momento, saqué la cabeza porque sabía que me iba a matar. Me daba cuenta por el nivel de agresividad del chico. Me repetía tantas veces que me iba a matar”, afirmó entre llantos el policía, cuando le pidieron que describiera el arma con la que le había apuntado el ladrón.
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