Identikit: un viejo método que mezcla arte y tecnología para ayudar a la captura de sospechosos
En la Policía Federal consideran que los retratos armados a partir del recuerdo de testigos son una herramienta clave en las investigaciones
"¿Qué querés cambiar? ¿La nariz era más chica? Contame qué es lo que más te acordás del hombre de los lentes oscuros", le dice el policía a un señor que fue a denunciar el robo a una joyería. Mientras la víctima describe a uno de los sospechosos y le indica algunos detalles, el uniformado delinea con un lápiz electrónico el contorno de un rostro ovalado sobre una amplia pantalla táctil. En su carpeta digital hay cientos de ejemplos de formas de caras, ojos, mentones, pestañas, labios, cejas. Los elementos se suceden uno tras otro y la figura cambia sustancialmente cada minuto. Después de casi una hora, el denunciante asegura que el rostro del gráfico se parece mucho al del delincuente. El retrato está listo para ser publicado.
Este método de identificación, conocido comúnmente como retrato hablado o identikit, es utilizado desde 1880 por la policía y la Justicia. Hoy, con más tecnología, sigue siendo uno de los elementos más efectivos para identificar a delincuentes, desaparecidos y NN. Se recurre a él cuando no hay fotografías de la persona en cuestión. El comerciante que denunciaba el robo a la joyería, por ejemplo, agotó una primera instancia en donde observó unas 40 fotos de personas que coincidían en descripción, zona del hecho e historial delictivo. Esas imágenes forman parte de las más de 100.000 fichas que contiene el archivo fotográfico de la Policía Federal Argentina.
Para estos casos, la policía utiliza principalmente dos métodos de identificación: el dibujo a mano alzada y la reconstrucción fisonómica. El primero corresponde a un dibujo hecho a mano, que hoy se realiza en formato digital directamente desde la computadora. El segundo se hace sobre la base de fotos del archivo: se selecciona un perfil similar al de la persona buscada y la víctima o testigo le indica al experto qué modificaciones hacerle o qué elementos añadirle, en caso de que esa persona llevara elementos como gorra o anteojos. Esta reconstrucción es sencilla y se hace en Photoshop.
"El retrato hablado da resultados positivos. A través de él, los investigadores han logrado identificar a autores de hechos", señaló a LA NACION la principal Laura Amigo, segunda jefa de la División de Individualización Criminal de la Policía Científica, con sede en la calle Azopardo al 600. La oficial afirmó que en la Argentina este trabajo no lo ejercen entidades civiles, sino únicamente las policías del país. En el caso de la Policía Federal, según la especialista, cuentan con las mismas técnicas y tecnologías que utiliza actualmente el FBI. "Todos nuestros procesos tecnológicos están basados en Estados Unidos. En este momento estamos igualados", asegura Amigo.
El cabo primero Esteban Díaz, uno de los dibujantes de la división, comentó que además de las habilidades para el arte gráfico el dibujante de retratos hablados debe saber llevar el estado anímico de los denunciantes, que en medio de la descripción recuerdan los hechos que padecieron. "Nosotros, además de dibujar, debemos contener a la persona que tenemos al lado haciendo la descripción. Tal vez eso sea lo más complicado de esto", contó el dibujante a LA NACION. Y agregó: "Hay que saber sacarle datos a una víctima que vivió horrores de la forma menos dolorosa y traumática para ella".
Reclutamiento interno
En la Policía Científica, al igual que Díaz, todos los dibujantes son policías y son autodidactas en la materia. Este departamento busca en las comisarías a los efectivos que demuestren habilidades para el dibujo y se los suma a la división. No toman cursos previos: sus aptitudes se desarrollan a partir de la práctica. Según Díaz, realizar un retrato hablado implica entre media hora y dos horas. Todo depende de la precisión del denunciante.
La oficial Amigo cuenta que el identikit suele presentar muy buenos resultados en los casos de violadores seriales. Las coincidencias en las descripciones de las víctimas, sumadas a la forma repetitiva de los ataques, ayudan a identificar a los agresores. En diciembre de 2004, la policía de Córdoba, por ejemplo, logró descubrir la identidad de un violador que cometía sus crímenes desde 1991. Más de 100 mujeres lo habían denunciado y su identikit estaba en todas las comisarías de esa ciudad. Fue a través de este elemento gráfico, principalmente, que se llegó a su identificación.
A mediados de 2007, más de 10 mujeres en Buenos Aires denunciaron a un taxista que las violó al salir de boliches en Palermo Soho. Con su identikit en la mano, los investigadores recorrieron la zona durante varias noches y dieron con el atacante. Y en 2011, en el barrio porteño de Boedo, un hombre asaltó a varios agentes inmobiliarios de la misma forma: les hacía mostrar un departamento vacío y allí adentro los ataba para quitarle sus pertenencias. Por medio de su identikit, en pocos días los investigadores hallaron al delincuente antes de que cometiese otro robo.
Las técnicas del sistema
Dos posibilidades
La División de Individualización Criminal de la Policía Científica utiliza dos sistemas para generar retratos de los sospechosos. Por un lado se emplea la técnica del dibujo a mano cuando se reconstruye una imagen sólo a partir de los dichos de un testigo, mientras que también puede utilizarse un programa de reconocimiento para agregar detalles, una vez establecida la similitud con una fotografía del banco de datos criminal.
Caso resuelto
Más allá que los retratos generados por los especialistas de la Policía Federal dan pistas concretas en cientos de casos cada año, entre los técnicos toman como referencia la captura de un violador que acechaba mujeres en Palermo Soho en 2007. Fue reconocido por agentes que tenían en sus manos ese identikit.
Más leídas de Seguridad
40 segundos de horror. El violento ataque a cuchillazos de un hombre a una mujer en una pizzería de Núñez
Tiroteo en Villa Lugano. Un policía de la Ciudad recibió un balazo en el cuello mientras perseguía a un sospechoso
“El Pistolero”. Tiene 15 años, 15 entradas en la comisaría y escapó de un Instituto de Menores 24 horas después de ser arrestado