Horror en Tucumán. Encontraron en el monte un cuerpo que sería del niño al que su padre habría matado de un ladrillazo en la cabeza
Desde julio del año pasado nada se sabía del pequeño Benjamín, de 3 años; sus hermanitos fueron los que contaron el calvario que vivió la víctima; la madre fue detenida y acusada de cómplice
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Desde el fin de semana, tras una denuncia periodística que realizaron las abuelas de Benjamín, un niño de 3 años del que no se sabe nada desde mediados del año pasado, Tucumán está conmovida ante la posibilidad del horroroso y trágico final que habría tenido el chico. Para la Justicia, según revelaron a LA NACION, quedan pocas dudas de que su padre lo mató al aplastarle la cabeza con un ladrillo, y que la madre de la víctima habría ayudado a ocultar el crimen. Tras cerca de 24 horas de rastrillajes se encontró un cuerpo en una zona de montes en el centro sur de la provincia donde vivía la víctima junto a dos hermanitos que sobrevivieron al maltrato físico y fueron quienes narraron el macabro crimen. Además, se reabrió otra causa en contra de los padres de Benjamín porque, en 2018, otro hijo de la pareja, de solo 11 meses, también murió por causas dudosas.
“Encontramos un cuerpo humano compatible con la edad de Benjamín”, dijeron a LA NACION, fuentes a cargo de la investigación.
El padre, Jorge, está preso por violencia de género y ahora sumó la imputación como autor del filicidio; la madre, Romina, acaba de ser detenida, bajo la imputación de “lesiones agravadas por el vínculo” y como partícipe de “homicidio agravado por el vínculo”.
Según lo expuesto por la periodista tucumana Mariana Romero, el calvario de Benjamín y sus tres hermanitos, incluido el que murió en 2018, llamado Rodrigo, comenzó desde su nacimiento; es que sus padres, Jorge y Romina, son una pareja con consumo problemático de drogas, a lo que se sumaba la violencia de género que Jorge ejercía sobre Romina y por la cual se encuentra preso desde el 8 de enero. A pesar de tener varios antecedentes por el mismo delito, Romina y Jorge siempre volvían a estar juntos cuando él recuperaba la libertad.
Según el relato de las abuelas, que se conocieron tras el crimen, desde mediados de 2023 no veían al pequeño Benjamín, que había nacido en los primeros meses de la pandemia en julio de 2020. A pesar de que Romina llevaba a visitar a sus abuelas a sus dos hijos más grandes, un varón de 8 años y una nena de 4, de Benjamín no se sabía nada. Siempre ponía una excusa diferente hasta que el 20 de febrero pasado, Mercedes, madre del hombre detenido, radicó la denuncia por la desaparición del chico luego de que uno de los hermanitos se animara a contar lo ocurrido. El nene dijo que Benjamín “está en el cielo”.
Los efectivos llegaron hasta la precaria casilla situada en Atahona, un paraje rural en el centro sur provincial dentro del departamento de Simoca. La casilla de paredes de madera y techo de lona, aislada y rodeada de montes, en la que vivían Jorge, Romina y sus hijos era un lugar ideal para ocultar la violencia. La sorpresa fue aún mayor cuando la madre del pequeño aseguró que ella solo tenía dos hijos y que Benjamín no existía, que nunca había existido, a pesar de lo que decían las abuelas y los otros niños. Incluso, en las denuncias radicadas durante enero tras la última golpiza, ella solo declaró ser madre de los dos hermanitos vivos. El misterio del trágico final de Benjamín recién comenzaba a develarse.
“Papá lo mató a Benja”, fueron las cinco palabras que el mayor de los hermanitos se animó a contarle a una de sus tías y que logró, finalmente, que la Justicia y la policía tomara cartas en el asunto. Fue así que los dos hermanitos, a través de una declaración en Cámara Gesell, se atrevieron a contar el horror.
“Se trató de una declaración bastante difícil. Lo primero y principal, pudimos dar cuenta de que existía Benjamín, porque inclusive dentro del círculo familiar lo habían invisibilizado. Incluso los padres lo llamaban con el nombre de otro de los hermanitos, que falleció en 2018, con solo 11 meses y producto de una broncoaspiración. Sin embargo, habría tenido cierto nivel de maltrato; en la autopsia que se le hizo aparecieron algunos signos de agresiones físicas. Esa investigación fue archivada y se desarchivó ahora para investigarla conjuntamente con la de Benjamín”, detalló a LA NACION uno de los investigadores que aseguró que se trata de uno de los expedientes más macabros que le tocó tramitar en su carrera.
Hasta ayer por la mañana, la Justicia trabajaba con dos hipótesis: “Una, la desaparición de Benjamín, y la otra, que Benjamín ya esté muerto y que esa muerte haya sucedido en un ámbito privado, en el contexto de una agresión física grave”, resumieron.
Sin embargo, ayer al mediodía la primera de las dos hipótesis fue descartada: a Benjamín lo mataron y los principales investigados son sus padres. “A partir de la información aportada por vecinos, que indicaron los lugares en el monte que frecuentaba el padre de Benjamín, hemos circunscripto un perímetro –ahí es zona de montes y pantanales– para procurar el hallazgo de los restos de Benjamín. De encontrarlo, se estarían confirmando los relatos hermanitos y otros aportes que vamos teniendo de que Benjamín habría muerto en hecho con violencia física sobre él y que este lo habría ejercido su padre y luego, para procurar su impunidad, oculta el cuerpo monte adentro. Hoy, a primera mañana continúa la búsqueda con todos los medios, y se extenderá los días que sea necesario”, habían detallado esta mañana a LA NACION, horas antes de que se encontrara el cuerpo que sería del pequeño. Además, las fuentes consultadas desecharon la versión de que fuera el propio asesino el que reconociera haber matado al pequeño.
Ayer, por la tarde, los investigadores habpian trabajado sobre la casilla en la que vivía la familia. “Se ha secuestrado bastante material acá en la vivienda que ocupaban en Atahona. Durante la medida se llevaron a cabo la impresión ocular de la vivienda y la requisa. Se logró cierto hallazgo de material biológico compatible con rastros de sangre humana. Eso quedó secuestrado y ahora va a ser sometido a los peritajes científicos correspondientes a finales de determinar si es sangre y si hay material para llevar a cabo estudios genéticos para determinar si corresponde al pequeño víctima”, explicaron los investigadores.
Testigos del horror
Aquellos detalles de la muerte que los hermanitos de Benja le habían contado a su abuela luego fueron escuchados por la Justicia en las declaraciones en Cámara Gesell. Según explicó el mayor de los hermanos, su padre maltrataba físicamente a Benja porque “no hacía bien las cosas” y que, el día del crimen, lo que desató la ira de Jorge fue que al pequeño no pudo mover un bloque de cemento y que fue, con ese mismo elemento, que le aplastó la cabeza al pequeño que no se movió más.
Sobre el destino final de los restos de Benja, los hermanitos recuerdan que esa noche su padre salió con una mochila y una bolsa negra, junto al cuerpo del pequeño, y luego regresó con las manos vacías. “Benja no va a volver más”, fue la frase con la que Jorge y Romina explicaron a sus hijos el triste final de su hermanito.
Por eso, es que en Tucumán exigimos que el Estado busque a Benja. pic.twitter.com/kS3ljF9VSU
— Mariana Romero (@MarianaR31) March 23, 2024
En tanto, Romina dio su propia versión de los hechos y aseguró que Benjamín está vivo, pero que se lo llevó un hombre en julio del año pasado. La mujer aseguró que ese día que relataron sus hijos que Benjamín fue asesinado, solo había recibido un pequeño corte en la cabeza y que ella lo había curado.
Según la mujer, su pareja entró en cólera luego de que ella asistiera a Benjamín. En ese momento golpeó a Romina, que se desvaneció. Cuando se despertó, vio cómo el pequeño era entregado a un hombre que estaba en un auto, que se lo llevó y nunca más lo volvió a ver.
¿Víctima o cómplice?
“El hombre de la pareja está detenido por una causa de violencia de género. Ella, la madre, es víctima en esa causa, con todo el contexto de género, ya sea agresión física, verbales, violencia económica, violencia ambiental; incluso en una de las causas ella huyó de su pareja para refugiarse en un lugar, debajo de un puente, para evitar que siga agrediéndola”, explicó uno de los investigadores.
Ayer, ante la consulta de LA NACION sobre si Romina estaba bajo la lupa de la Justicia, respondió: “Hasta ahora, está ella como víctima en la investigación de género, pero no se descarta algún otro tipo de intervención en la muerte de Benjamín. Pero eso, a medida que vaya avanzando la investigación, se definirá”. Esta mañana, finalmente, la mujer también fue detenida como partícipe del asesinato de Benjamín.
¿Se podría haber evitado lo de Benjamín? ¿Hubo señales de alerta y no se prestaron atención? ¿Hay registro de internaciones previas de él? Como por ejemplo, ¿trascendió de los hermanitos que habían tenido ingresos en los hospitales previamente?, fueron las preguntas que hizo LA NACION a uno de los investigadores actuales, que respondió: “En el caso de Benjamín, no está verificado que haya tenido algún ingreso. Lo cual no descarta que sí ha vivido de temprana edad en un contexto de mucha violencia física hacia menores”.
Sobre Rodrigo, el hermanito de Benja muerto en 2018 y cuya causa se archivó, la autopsia había revelado que tenía cortes, mordeduras y dos fracturas. Para la Justicia, la muerte fue por una broncoaspiración.
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