Horror en Palermo: el asesino del colectivo ya había atacado con un hierro a un joven
Se trata de José Báez, de 37 años; hace ocho meses fue sobreseído porque se concluyó que “no conservaba autonomía psíquica ni capacidad para comprender el alcance de sus actos”
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Hace un año, José Luis Báez, el desocupado de 37 años acusado de haber matado con un cuchillo a un pasajero de la línea 152, ya había atacado con una varilla de hierro a otra persona. Ocurrió en julio de 2020, y quedó libre. Tres meses después fue imputado por un caso de amenazas, pero la Justicia, tras un peritaje médico, concluyó que “no conservaba la autonomía psíquica ni capacidad para comprender el alcance de sus actos” y fue sobreseído.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. Báez ayer fue indagado por el juez en lo criminal y correccional porteño Darío Bonanno, a cargo de la causa donde se investiga el ataque que protagonizó dentro de un interno de la línea 152, a metros del shopping Alto Palermo, donde apuñaló a Franklin Bedón Galarza, un peruano de 44 años que falleció ayer a la tarde en el hospital Rivadavia.
En 2017, como informó LA NACION, Báez había sido condenado a la pena de seis meses de cumplimiento efectivo por robo y resistencia a la autoridad.
En las últimas horas, el juez Bonanno pudo certificar que el año pasado Báez estuvo, entre junio y octubre pasado, imputado en otras tres causas judiciales.
Según informaron fuentes judiciales, el 27 de junio del año pasado, Báez fue detenido por el intento de robo en un comercio que tenía las persianas bajas. Dos días después, fue sobreseído, se ordenó su libertad y su internación en un centro de salud psiquiátrico.
Evidentemente, eso no se concretó: tan son solo seis días después, el 5 de julio de 2020, fue detenido por atacar a un joven que hacía la fila para ingresar en una farmacia. Le pegó un “puntazo” con una varilla de hierro. La víctima estaba junto con su novia. También fue liberado a las pocas horas y la causa continuó en instrucción.
El 5 de octubre pasado fue detenido por amenazas y se ordenó que sea sometido a un estudio médico interdisciplinario. Dos días después, el fuero penal, contravencional y de faltas porteño lo sobreseyó, ordenó su libertad e “impuso su internación involuntaria”.
El estudio médico psiquiátrico había determinado que Báez “presentaba un pensamiento delirante crónico, con ideas de tinte paranoide, autorreferenciales de perjuicio, megalómanas, con un juicio desviado y fallas ostensibles en el control de los impulsos. Se concluyó que no conserva autonomía psíquica ni capacidad para comprender el alcance de sus actos”, informaron a LA NACION fuentes judiciales.
Ayer, antes de la muerte de Bedón Galarza, Báez cumplió el trámite de la declaración indagatoria, entonces acusado de tentativa de homicidio por el ataque ocurrido el lunes a las 19.30 en la parada de avenida Santa Fe y Vidt. Previamente lo habían revisado una psicóloga y un médico psiquiatra que no encontraron en el imputado ningpun antecedente o alteración de la facultad mental no “criterios de internación psiquiátrica. En la entrevista, Báez proyectó culpas en terceros y no demostró remordimiento por el ataque del que fue protagonista.
El estudio interdisciplinario se hizo en el hospital neuropsiquiátrico Borda. Allí, Báez dijo ser desocupado. Admitió haber tenido problemas de alcoholismo a partir de los 16 años y afirmó que es jardinero, pero que no trabaja desde hace ocho años.
Según la psicóloga y el médico psiquiátrico que participaron del estudio interdisciplinario, el imputado se encontraba “vigil, tranquilo y sin alteraciones. Con conciencia de situación, sin productividad alucinatoria-delirante ni antecedentes al respecto. Desconoce el delito que se le imputa, no presenta impulsividad [sic] manifiesta, no tiene criterio de internación psiquiátrica; presentas conductas manipulatorias [sic], proyecta culpa en terceros y no presenta remordimientos”.
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