Horror en Belgrano: le robaron una fortuna, la asfixiaron y su cuerpo fue hallado 34 días después, en la bañera de su departamento
La víctima, Laura Sanoner, tenía 51 años; el presunto asesino, Diego Arener, que fue detenido y procesado con prisión preventiva, había sido condenado a 20 años de cárcel por el homicidio de un remisero en Santa Fe, pero estaba prófugo
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Hacía tres semanas que Edgardo Sanoner, de 84 años, no tenía noticias de su hija. Entonces, decidió ir a su departamento, en el barrio de Belgrano, junto con un cerrajero. Fue el 19 de septiembre pasado, y antes de entrar en el edificio llamó a la Policía de la Ciudad. Acompañado de un oficial de la fuerza de seguridad porteña, ingresó en el inmueble. Apenas abrieron la puerta del living los atrapó un olor nauseabundo. Intuyeron lo peor. Caminaron por un pasillo hasta la habitación en suite. En el baño estaba Laura Sanoner, de 51. Muerta. Su cadáver estaba en la bañera, con la cabeza cubierta con una sábana blanca y una media de lana que le cubría la boca. La autopsia determinó que había sufrido una asfixia mecánica por sofocación. La sospecha es que el homicidio ocurrió 34 días antes de su descubrimiento.
El presunto homicida fue detenido por detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad y en las últimas horas fue procesado con prisión preventiva. Se trata de Diego Arener, de 42 años, una expareja de la víctima, según informaron a LA NACION fuentes judiciales.
El móvil del homicidio habría sido el robo. El mismo día en que se supone fue el crimen, Arener se compró una moto por la que pagó 990.000 pesos en efectivo, según se desprende del expediente judicial, al que tuvo acceso LA NACION.
Además, a fines de agosto pasado, el sospechoso habría comprado un Volkswagen Vento por US$16.200 que habría puesto a nombre de su actual pareja, Pamela G., que fue procesada sin prisión preventiva por el delito de encubrimiento.
Según fuentes judiciales, el presunto homicida fue detenido en las cercanías del barrio Ejército de los Andes, más conocido como Fuerte Apache, cuando conducía el Volkswagen Vento comprado con el supuesto botín.
Hace casi seis años, el 23 de octubre de 2016, Sanoner había denunciado a Arener. En la presentación, la mujer sostuvo que ese hombre había sido su pareja y que, tras la separación, le sustrajo 40.000 dólares, 50.000 pesos, alhajas y teléfonos celulares.
Tras el hallazgo del cadáver, la causa quedó radicada en el Juzgado en lo Criminal y Correccional porteño N°13, subrogado por el magistrado Gustavo Pierreti y la fiscalía descentralizada de Núñez-Saavedra, a cargo del fiscal José María Campagnoli.
“La defunción se produjo por asfixia mecánica por sofocación, ya que la sábana que le cubría por completo la cabeza y el cuello y la media atada alrededor del cuello y la cara a modo de mordaza, le provocaron la tracción de la comisura de los labios y la consecuente apertura de la boca que, junto con la sábana, obstruyeron las vías respiratorias e impidieron el ingreso de aire”, sostuvo el juez Pierreti en la resolución donde se dictó la prisión preventiva del sospechoso.
Arener fue procesado por el delito de homicidio triplemente agravado por el vínculo, por haber sido cometido criminis causae y mediante violencia de género. Se trabó un embargo sobre sus bienes hasta cubrir la suma de 15.000.000 de pesos.
Según consta en el expediente judicial, el crimen “ocurrió en una fecha aún no determinada, pero que podría haber tenido lugar entre el 16 de agosto pasado, data del último registro del teléfono de la víctima, y, cuanto menos, 15 días antes de que el cadáver fuera hallado”.
Los detectives policiales y judiciales tuvieron la colaboración de la Secretaria de Investigaciones Penales de la Unidad Fiscal Especializada en Investigación Criminal Compleja (Ufecri), dependencia dedicada a poner un rostro a los criminales NN, para identificar a la sospechosa y que también está a cargo del fiscal Campagnoli.
La víctima vivía en un departamento del cuarto piso de un edificio situado en 11 de Septiembre al 2600, en Belgrano.
Los investigadores sospechan que antes de ser asfixiada, la víctima fue torturada por el asesino para que le dijera la clave de la caja fuerte del departamento, que estaba vacía cuando se descubrió el homicidio. Una de las últimas veces que vio a su hija, Edgardo Sanoner le había regalado 8000 dólares.
“La víctima tenía tres heridas en su rostro, hechas con un cuchillo. Suponemos que fue cuando el asesino la amenazó para que le dijera la clave de la caja de seguridad”, dijo a LA NACION un investigador del caso.
En la escena del crimen, los investigadores levantaron encontraron huellas del sospechoso en el frasco de un perfume, en un vaso y en una lata metálica.
Además de la sábana que le cubría la cabeza, el cuerpo estaba atado de pies y de manos con un cordón rosa.
“Si bien, repito, de momento se ignoran las circunstancias de tiempo, puede conjeturarse que Arener, sabiendo que su expareja acumulaba una abultada suma de dinero en su vivienda y que tenía plata guardada en el placard, accedió al departamento sin el consentimiento de la víctima, para lo cual, quizás, podría haber utilizado la tarjeta de acceso y/o llave del departamento que conservó de su antigua relación amorosa, ello con el designio de apoderarse ilegítimamente de bienes de Sanoner y matarla a efectos de preparar o facilitar el robo y/o procurar su impunidad”, afirmó el magistrado al fundamentar el procesamiento con prisión preventiva.
El juez no pasó por alto que Arener había sido condenado en la provincia de Santa Fe a la pena de 20 años de cárcel por un crimen en ocasión de robo. Mató al chofer de un remise. La condena vencía en el 13 de agosto de 2018, pero el homicida estaba prófugo porque en 2013 no había regresado a la cárcel después de una salida transitoria.
“Es decir que en 2016, cuando Laura Sanoner lo denunció por robo, el sospechoso tendría que haber estado preso”, dijo una fuente judicial.
Es más, entre la denuncia de robo hecha por Sanoner y el homicidio, Arener había sido capturado, pero en diciembre de 2021 volvió a fugarse durante una salida transitoria. Hasta su detención por el homicidio ocurrido en Belgrano se encontraba en rebeldía, según documentación oficial a la que accedió LA NACION.
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