Homicidio y descuartizamiento: una hoja de sierra para amoladora y un escombro con manchas de sangre, en la escena del crimen
Peritos de Policía Científica, bomberos y brigadas caninas hicieron una inspección en un campo de General Rodríguez donde, según las pruebas reunidas hasta el momento, habrían asesinado al trader Fernando Pérez Algaba
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Para borrar las pruebas del homicidio de Fernando Pérez Algaba, el trader de 41 años asesinado de dos balazos y cuyo cuerpo fue descuartizado, fue demolida la construcción donde fue ejecutada la víctima. Los escombros debían ser retirados del lugar. Pero la orden no fue cumplida en su totalidad. Hoy, en una inspección en el predio de General Rodríguez, donde habría sido la escena del crimen, se secuestró una hoja de sierra tipo amoladora dentada, tres guantes de nitrilo y un pedazo de mampostería con posible manchas de sangre.
Así lo informaron a LA NACION fuentes judiciales. La inspección se hizo hoy por pedido del fiscal Marcelo Domínguez, a cargo dela investigación del homicidio, en el predio situado en avenida De las Américas y ruta 6, donde Maxiliano Pilepich, uno de los detenidos acusados del crimen y señalado como el tirador, llevaba adelante el desarrollo de un barrio privado Renacer.
Además, hoy se supo que fue citada como testigo Charlotte Caniggia, la hija del exfutbolista Claudio Paul Caniggia. Deberá declarar el lunes próximo. La presentación había sido solicitada por el abogado Javier Baños, que representa a Rodolfo Pérez Algaba, hermano de la víctima, después de que el comisario Horacio Córdoba, imputado y detenido, dijera en su declaración indagatoria que la joven le había prestado una oficina en Puerto Madero a la víctima.
“El pedazo de escombro donde se hallaron las manchas, posiblemente de sangre, correspondería al piso de lo que era vivienda demolida después del crimen”, sostuvo a LA NACION una fuente con acceso al expediente.
En el lugar trabajaron durante varias horas los expertos de la División Casos Especiales Oeste de la Superintendencia de Policía Científica, un grupo de rescate de bomberos y brigadas caninas K9 con perros específicamente entrenados para rastrear restos cadavéricos. También, el fiscal Domínguez requirió la presencia de máquinas retroexcavadoras, informó la agencia de noticias Télam.
“Además del pedazo de escombro con manchas, se secuestró una hoja de sierra tipo amoladora dentada, un clavo que también tendría manchas hemáticas y tres guantes de nitrilo”, dijeron a LA NACION fuentes judiciales.
Según declaró en su indagatoria Nahuel Vargas, otro de los detenidos, fue Pilepich el autor de los dos disparos que terminaron con la vida de Pérez Algaba, conocido por el apodo de Lechuga. ”Ya está, no aguantaba más, hay límites”, le habría dicho el tirador cuando Vargas le preguntó qué había hecho.
El homicidio ocurrió la tarde del 18 de julio pasado. Vargas y Pilepich, está imputado de “homicidio cuádruplemente agravado por el uso de arma, alevosía, codicia y el concurso premeditado de dos o más personas”.
La autopsia determinó que Pérez Algaba fue asesinado de dos disparos por la espalda. El desmembramiento del cuerpo se realizó luego de la muerte.
Vargas sostuvo que Pilepich estaba enojado porque Pérez Algaba “había agregado a Instagram a su hija de 13 años, le escribía y luego realizaba capturas de pantalla y se las enviaba para provocarlo”.
Vargas, en su declaración, también hizo referencia a la demolición. “Maxi [Pilepich] le dijo a las personas que manejaban las máquinas que la derrumbaran [la vivienda] así tapaban el hecho”, dijo. Aunque después aclaró que no sabía si lo había dicho directamente Pilepich o si le había pedido a Matías Gil, otro de los imputados, que se encargara de la demolición.
Sostuvo que la demolición se hizo entre el 19 y el 20 de julio. “Algunos de los escombros de la demolición se los llevaron, no sé dónde”, sostuvo Vargas. Evidentemente, para los investigadores no se llevaron todos los escombros.
Sobre el descuartizamiento del cuerpo, Vargas dijo que Gil había asegurado que lo hizo Luis Contrera, una persona conocida de Pilepich que hasta su detención vivía en Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora.
Cuando le preguntaron si sabía de qué manera habían descuartizado el cuerpo, respondió que no, pero que Pilepich le había transferido 100.000 pesos a Contrera.
Contrera fue el primero de los imputados y detenidos en romper el pacto de silencio. Su relato coincide en parte con lo dicho con Vargas, pero aseguró que él no se encargó de descuartizar el cuerpo de la víctima.
Según Contrera, a las 7 del 19 de julio pasado Pilepich y Vargas, llegaron a su casa en dos autos, un VW Polo azul oscuro y un Ford Ka blanco.
“Pilepich bajó de uno de los vehículos y le preguntó a Contrera si se animaba a tirar unas bolsas. Abrió el baúl del VW Polo y quedaron a la vista bolsas negras, Dentro de las bolsas se veía una parte de un cuerpo, específicamente una mano”, según el acta de la declaración indagatoria del imputado.
Contrera, según sus palabras, dijo que no al pedido de Pilepich. “Antes cortaba [desarmaba] autos con Pilepich, pero tirar un cuerpo no me animé. Pilepich me pidió que tirara el cuerpo por ahí, pero no dijo dónde. Me comentó que había matado a una persona, que era su socio, que le pegó dos tiros porque era un ´reverendo hijo de puta´, que lo tenía cansado, pero no contó dónde lo había matado”, afirmó el imputado al ampliar su declaración indagatoria.
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