Hay que torcerle el brazo a la inseguridad
Cada vez que se habla de llevar adelante una reforma o realizar profundos cambios en la policía, estos procesos suelen venir asociados a determinadas crisis. Quizá la inseguridad que hoy sorprende a los porteños en las calles de Buenos Aires no sea tan grave si se la compara con otras ciudades de la región, pero sí es muy preocupante que no haya habido políticas de Estado serias que fueran en un mismo rumbo: no ha sido bueno tener en la Capital dos policías guiadas por políticos que ni siquiera se dirigían la palabra.
Revanchismos, mezquindades y errores de distinto grado padecieron los porteños desde el 5 de febrero de 2010, cuando fue creada una muy joven Policía Metropolitana, que debió crecer de golpe, luego de que el gobierno kirchnerista retirara a la Policía Federal del control del tránsito, primero, y de la vigilancia de los 33 hospitales porteños, después.
En los últimos tiempos, recuerdan los especialistas en seguridad pública, las grandes reformas en las policías del país comenzaron a vivirse a principios de los años 90, en especial en la entonces Policía Bonaerense, bautizada la "maldita policía", signada por el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas. Esto surge cuando los dirigentes, por inercia, dejaban las políticas de seguridad en manos de los jefes policiales. Algunos de ellos, ganados por la ambición por la falta de control de los gobernantes -o tal vez con su complicidad en varios casos-, crecieron en prosperidad sentados sobre los negocios turbios con la connivencia de los ladrones y, más tarde, de los narcos.
Es cierto que Buenos Aires no es una ciudad sacudida por delitos graves como homicidios o secuestros, pero en los últimos años los robos en viviendas, en autos y hasta en la vía pública se tornaron una pesadilla cotidiana y, más aún, cuando muchos delincuentes actúan drogados, lo cual los torna ilógicos y violentos.
La nueva policía porteña, se puede decir, comenzará con el pie derecho para los vecinos, pues con los casi 21.000 efectivos que se dedicarán a la seguridad, estaría ya dentro de los estándares internacionales de seguridad ciudadana que piden las Naciones Unidas para una ciudad importante: contar al menos con 300 policías cada 100.000 habitantes.
Se sabe que el proceso de unión de las dos policías anunciado por el Presidente y el jefe de gobierno porteño no va a arrojar resultados inmediatos, pues ensamblar los mecanismos de dos policías no es tan fácil como parece.
Hoy, todos los porteños están ansiosos por que cada fuerza policial ponga lo mejor de sí para que, tal vez a mediano plazo, la seguridad comience a torcerle el brazo al temor de la inseguridad.
lanacionarTemas
Más leídas de Seguridad
Drama en Mendoza. Murió un hombre que fue baleado por su madre anciana porque “no podía cuidarlo más”
40 segundos de horror. El violento ataque a cuchillazos de un hombre a una mujer en una pizzería de Núñez
Tiroteo en Villa Lugano. Un policía de la Ciudad recibió un balazo en el cuello mientras perseguía a un sospechoso