Habló la jueza de Chubut y negó haber besado al preso: “Estoy haciendo un trabajo académico”
Mariel Suárez apareció en un video viral donde se la registró tomando mates y en contacto con un hombre condenado a prisión perpetua por un tribunal que ella integraba
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La jueza chubutense Mariel Suárez, protagonista de un video viral en el que parece que se besa con el recluso Cristian “Mai” Bustos en el Instituto Penitenciario de Trelew, intentó explicar esta mañana por qué actuó de esa manera con el hombre que había sido condenado a prisión perpetua por un tribunal que ella misma integró, a pesar de haber votado en disidencia. La magistrada, en diálogo con LN+, dijo que toda la escena fue parte de un “trabajo académico” que realiza, en colaboración con colegas internacionales.
Además, negó un vínculo afectivo con Bustos y también aseguró que no lo besó. “No estábamos actuando. Yo soy así naturalmente, soy una persona muy sociable. No estoy actuando nada. Me relacioné con este detenido por un tema laboral”, insistió.
Al comenzar, la jueza contó que además de su labor en la Justicia, escribe en medios periodísticos, nacionales e internacionales, y dijo que le generan “lástima” las personas que analizan el video “fuera de contexto”.
Entonces, inició su justificación. “Soy jueza penal, me tocó sentenciar y trabajar en esta causa, una causa de hechos graves. Y a medida que fui metiéndome, conociendo más y más los hechos de enjuiciamiento, me llamaron mucho la atención algunas cuestiones, por eso voté en disidencia”, afirmó en un primer momento para explicar su vínculo con la causa contra Bustos. Entre esas supuestas inconsistencias, mencionó que la Policía “limpió la escena del crimen” en 2009 y que una semana después del asesinato del oficial Leandro Roberts -por el que fue condenado el hombre ahora preso- hubo represión policial.
La magistrada dijo que va a escribir la historia de Bustos
“Esto sale de los testimonios que se brindaron en debate y estas circunstancias fueron las que me llamaron la atención para, además de dictar mi sentencia y votar en disidencia, poder escribir la historia de esta persona. No solo de esta persona, sino la de su familia, la de Corcovado, la de sus hermanos”, expresó.
Así, detalló cómo siguió su derrotero para avanzar con ese supuesto trabajo académico. “Me contacté con una profesional que me asesoró en el tema de las identidades y en anonimizar algunas cuestiones en las actuaciones que iba a hacer en el libro. Así que entregué mi voto el día 28 de diciembre para arrancar y aprovechar la feria, porque estoy de licencia para poder ofrecer ese producto a distintas editoriales. Porque también estoy trabajando con colegas a nivel internacional, con un perfilador criminal de España, que no puede hacer las entrevistas en vivo, así que me tengo que encargar yo”, relató.
“A partir de ahí, decido pedirle autorización a la defensa de esta persona, porque va a tener que contarme muchas cosas íntimas, que son delicadas también. Me da la autorización y, luego, consigo la autorización del Instituto Penitenciario provincial para poder visitar al interno en esas circunstancias, en el marco de la investigación”, indicó.
Qué ocurrió con el preso, según la jueza: “No hubo beso, él insistió”
Fue en ese momento cuando Suárez inició su explicación al respecto del momento de la visita que quedó registrado en las imágenes y que fue denunciado por un oficial del Instituto Penitenciario a sus superiores. El efectivo describió que el sector de encuentros de la cárcel posee cámaras y que en esos registros vio que la jueza y el recluso “comienzan a tener contacto físico, como abrazos, besos [en la boca] siendo reiterado este tipo de comportamiento en ambos”.
“A mí no me llegó ninguna notificación formal todavía y yo estoy contando los motivos detrás de la imagen. Soy jueza penal, pero también soy una persona y no soy tonta. Yo sé que en los lugares de detención hay cámaras, porque aparte los visito continuamente. Entonces, no voy a ir a exponerme con algo que no es cierto. Mi motivo es un motivo laboral, pero que no está relacionado con mi función de juzgadora”, planteó la magistrada.
Asimismo, dijo que no tiene un “vínculo afectivo” con Bustos. “Lo conocí en el juicio y la segunda vez que lo veía fue en esa entrevista”, sostuvo Suárez y agregó sobre la situación donde se los ve muy cerca: “No es real, no hubo un beso. Él insistió y estaba muy contento y efusivo por la propuesta que le hacían. Imagínense que es una persona que está condenada a prisión perpetua y para él es algo llamativo que alguien le ofrezca hacer un libro, pero no es una relación sentimental y no es un beso. Estuvimos charlando. Es una relación cordial de trabajo”.
“Si tengo que ganarme la confianza de él, voy a actuar de mí, no de juez”
Bajo esa postura, señaló que tiene documentos y testimonios de personas que trabajan con ella para respaldarla en su versión. “Obviamente que si voy a hacer un trabajo donde tengo que ganarme la confianza de él, voy a actuar de mí, no de juez. Y creo que puedo acreditar toda esta versión que estoy dando, que es la real”, consideró.
“Quizás esté molestando mucho mi trato humanizante [sic] hacia la persona que está detenida y condenada a perpetua. Quería reflejar [en el libro] un caso donde hubo una limpieza policial de la escena, represión, y donde todo pasa desapercibido. Quería reflejar qué había pasado con su familia y con él”, concluyó en cuanto al escrito, que -según dijo- se llamará Los cuatro de Corcovado.
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