Guerra narco en Rosario: se desató un tiroteo en la puerta del cementerio donde fueron a sepultar a un joven asesinado
ROSARIO. Los atacantes esperaron que el cortejo fúnebre, del que participaban 10 personas, el máximo permitido por protocolo por la pandemia del Covid, saliera del cementerio La Piedad, donde acababan de inhumar a Iván Leguizamón, un joven de 24 años que había sido asesinado el viernes a la noche. En cuanto los vieron, comenzaron a disparar contra los familiares y amigos del fallecido. Durante la tarde fue asesinada la hija de un policía de 14 años, cuando su casa fue blanco de un ataque a balazos. La niña lavaba los platos en la cocina cuando una bala le perforó la cabeza.
En la puerta del cementerio se desató un tiroteo infernal. Porque los disparos que descerrajaron dos hombres desde un auto fueron respondidos por quienes habían ido a despedir al muerto. En este enfrentamiento cayó desplomado Leandro R., un joven que participaba del sepelio, que sufrió dos heridas de bala, una en el cráneo y otra en una pierna. El joven, de 26 años, está internado en estado crítico.
Este espiral de violencia ya provocó 16 asesinatos en los últimos 14 días. Desde el último fin de semana se produjeron siete homicidios en esta ciudad. Los protagonistas de estos últimos crímenes fueron sicarios, algo que preocupa al gobierno de Santa Fe porque la lectura que se hace en los despachos oficiales es que esta nueva ola de homicidios estalló horas después de que finalizara un conflicto con policías provinciales retirados y familiares que bloquearon la salida de los patrulleros durante tres días en la jefatura de la Unidad Regional II.
Durante la tarde ocurrió otro hecho trágico. Una adolescente de 14 años fue alcanzada por un disparo que impactó en su cabeza cuando su casa fue blanco de un ataque a balazos. La niña lavaba los platos en la cocina de su vivienda, en Magallanes al 2700. Tiziana era hija de un oficial de la policía. Los vecinos relataron a los medios de prensa que dos hombres pasaron caminando y comenzaron a disparar contra "dos o tres casas". Uno de los tiros mató a la chica.
El viernes a la noche, Leguizamón fue asesinado en las inmediaciones de un búnker de venta de drogas de Colombres al 1700, que -según fuentes policiales- sería administrado por Ariel Maximiliano Cantero, alias Chanchón, de 23 años, uno de los hijos de Máximo Cantero, el histórico líder de Los Monos; el Viejo fue autorizado por la Justicia a comenzar a tener salidas transitorias, luego de haber cumplido más de cinco años en prisión y de recibir el beneficio del "estímulo educativo", previsto por la ley, tras haber terminado la escuela primaria en prisión. A causa de la pandemia no podrá salir, por ahora.
Chanchón está preso en la cárcel de Piñero. A principios de este año fue condenado a 14 años por el crimen del policía Cristian Ibarra, ejecutado dentro de un auto, seis tiros en la cabeza. El policía vendía drogas en la zona de barrio Godoy, donde fue ejecutado, frente a una escuela.
Los investigadores creen que detrás del ataque contra ese búnker controlado por esta nueva generación de la banda de Los Cantero está el clan Mansilla, que se rearmó después de haber sido blanco de decenas de allanamientos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) hace tres años, cuando cayó el principal proveedor de esta organización, Ramón Insaurralde.
El ataque a tiros contra el búnker donde murió Leguizamón el viernes a las 21 provocó serias heridas a otros dos jóvenes; uno de ellos recibió un disparo en el tórax y se encuentra internado en estado reservado en el Hospital de Emergencias.
Este lunes al mediodía los atacantes volvieron en la puerta del cementerio La Piedad. Con el féretro de Leguizamón entraron 10 familiares y algunos amigos, como prevé el protocolo. Un grupo quedó en la puerta del cementerio. Desde un auto, que estaba estacionado frente al predio, comenzaron a disparar. La respuesta fueron más tiros de parte de los amigos de Leguizamón.
Los familiares escucharon los disparos dentro del cementerio. Cuando salió Miguel Leguizamón, el padre del joven asesinado, vio que su camioneta Berlingo tenía el parabrisas agujereado por los balazos. "No sé qué pasó. No vi nada. No tengo idea lo que ocurrió", dijo el hombre, que llevaba puestos barbijo y gorra negra.
A diez cuadras de donde mataron a Leguizamón el viernes, un día después fue baleado Emiliano Soto, de 18 años, que falleció el domingo. Era jugador de las inferiores de Argentino de Rosario. Sus familiares realizarán una marcha para pedir justicia por este crimen. Jonatán Soto, primo de la víctima, dijo que el joven recibió un disparo cuando se encontraba con su novia en una plaza; cayó a manos de dos hombres en moto que pasaron disparando.
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