Guerra narco en Florencio Varela: el crudo reclamo de un consumidor de drogas por la inacción de la policía frente a los dealers
Les cuestionó que no actuaran con celeridad para atrapar a los traficantes que azotan con su violencia al barrio San Rudecindo, en Bosques; “Si ponen la chapa en el corazón, como hacen el juramento, los ‘paisas’ no se les van”, les espetó
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Lo que ven a diario, y a toda hora, los habitantes de San Rudecindo, en Bosques, es prácticamente la antesala del infierno: gente que hace fila como zombies para comprar su dosis de paco o de marihuana; “soldaditos” que, armados con fusiles de guerra, protegen el búnker de venta de sustancias ilegales, y, cuando comienza a caer la noche, el desfile de los miembros de una banda narco que se asentó en la zona hace media década y que, bajo el poder de las armas, impone condiciones y defiende su territorio de narcomenudeo a la vista de todos.
Todo eso ocurre, según los propios vecinos, ante la inacción de la policía de Florencio Varela que, dicen, nunca entra al barrio para atrapar a los dealers que ayer se batieron con sus rivales y causaron una masacre con tres muertos -entre ellos, una chica de 18 años que nada tenía que ver con la puja- y dos heridos: un “gatillero” y un niño de 12 años que cenaba en su casa.
Hoy, con la tragedia consumada, y cuando los vecinos planeaban hacer una manifestación para hacer conocer su drama cotidiano, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, dispuso la intervención de la comisaría 4a. de Florencio Varela, ante la gran cantidad de voces que denunciaron que las autoridades de esa dependencia se mantenían sospechosamente al margen de la situación derivada de la actividad de una narcobanda que actúa a sus anchas a uno y otro lado del arroyo Las Conchitas, cerca de la autovía 2 y de los countries y clubes de campo del corredor de Hudson.
Anoche, cuando aún resonaba el eco del repiqueteo de los casi 60 tiros disparados durante el enfrentamiento mortal entre bandas y los cadáveres recién habían sido llevados a la morgue, un grupo de vecinos interpeló a los policías que llegaron a la zona cuando ya era demasiado tarde. Les cuestionaban la demora en intervenir tras la balacera mortal y, sobre todo, el hecho de que nunca atraparan a los violentos dealers que amedrentan a rivales, consumidores y a los propios habitantes de San Rudecindo.
En un video que hoy se viralizó, un joven que admite ser un consumidor de drogas que ocasionalmente compra sustancias en el quisco de drogas de la banda fue, desde su cruda confesión, el más enfático en el cuestionamiento ante los policías, que intentaban vanas explicaciones con respecto a la tardanza en la atención de los heridos y en la búsqueda de los homicidas.
“Es al pedo escucharlos, negro. Ustedes tienen que entender esto: que si ponen la chapa en el corazón, como hacen el juramento, les caen por la cancha, les caen por acá y por allá, y los ‘paisas’ no se les van. No se les van, jefe. Yo soy consumidor de marihuana y vengo todos los días a comprar porrito. ¿Sabe cuántas veces tuve que correr por estos momentos, eh? Por eso, ahora hay una familia que está llorando como podría estar llorando mi mamá un día de estos, o mi hermana, que la tengo acá. ¡Si les caen por allá y por acá los agarran, loco! ¡Déjense de joder!”.
Otra mujer, acto seguido, lanzó: “Los pibes toman en la calle y vienen diez patrulleros a joderlos. Y acá no vienen”.
“Tenemos miedo. ¡Vivimos con miedo!. ¡Los narcos caminan por la calle con los ‘fierros’ a la vista. Se cagan a tiros!”, dijo otra vecina, que pide que se conserve su anonimato por miedo a que, por alzar la voz, ataquen a tiros el frente de su casa.
“Hace tres meses hubo otro tiroteo donde murió una persona. Los narcos no solo les venden a los pibes del barrio, vienen de otros lugares a comprar. Por eso los vecinos a las 19 no quieren salir más de sus casas. Con esta gente [por los delincuentes], el barrio se arruinó”, sostuvo la vecina “anónima”.
A los que venden todo tipo de estupefacientes, los vecinos los conocen como “los paisa”. “El barrio se convirtió en tierra de nadie”, sostuvo la vecina. Y afirmó que esos “transas” son de nacionalidad paraguaya.
“Es un barrio donde se viven hechos de violencia. Pero también tiene otras carencias. No hay cloacas, no hay agua potable. La problemática de la venta de drogas se comenzó a sufrir hace cinco años”, dijo Miriam, la bibliotecaria del Centro Cultural y Biblioteca Popular El Laberinto, que había convocado a una marcha para hoy a la mañana, pero decidió suspender la movilización ante la decisión del ministro Berni de intervenir la comisaría de Bosques y de prometer la presencia de personal de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) de la policía bonaerense.
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