Germán Kiczka, prófugo. Rovira vs Puerta, la gran pelea política en Misiones detrás del caso del diputado acusado de pedofilia
El hijo de quien fue, por unas horas, presidente de la Nación en 2001, es uno de los pocos que puede desafiar el poder del exgobernador provincial en 2027, pero ahora quedó enredado en el escándalo de los abusos de menores; el líder de la Renovación, en tanto, aprovecha para salir del foco de las recientes polémicas
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POSADAS. Detrás del escándalo de la fuga del diputado provincial Germán Kiczka, investigado por presunto tráfico de material de abuso sexual infantil, se esconde un pelea entre los dos apellidos que dominaron la política en Misiones en los últimos 35 años: Rovira y Puerta.
Carlos Rovira es el hombre que controla la provincia políticamente desde 1999, cuando asumió para suceder a su otrora mentor Ramón Puerta, que venía de una década en la cima del poder, en coincidencia con el menemismo.
La historia es conocida: como Néstor Kirchner con Eduardo Duhalde, Rovira se separó de Puerta y formó la Renovación misionera, el movimiento que controla hegemónicamente a Misiones desde entonces, con terminales en los tres poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Tras sus dos mandatos como gobernador, Rovira no pudo reformar la Constitución para seguir en el cargo y se hizo elegir presidente de la Legislatura, cargo que ostentó ininterrumpidamente hasta el año pasado cuando –a tono con el recambio que imponía la ola libertaria–, decidió dejarle su lugar a Oscar Herrera Ahuad y asumir como diputado raso el 10 de diciembre.
Ese día, sentado en la misma hilera de las tres que componen el hemiciclo del espléndido recinto del Legislativo, a ocho bancas de distancia, se sentó por primera Puerta, pero esta vez no fue Ramón, sino su hijo menor, Pedro.
Vientos de cambio
Pedro Puerta aparece hoy como uno de los pocos dirigentes capaces de disputarle el poder en las urnas a la Renovación en 2027, sobre todo si llegara a contar con el apoyo de Javier Milei, a quien hasta el escándalo buscaba acercarse a toda costa.
Hoy está cada vez más comprometido por su estrecha relación con Germán Kiczka, que trata de desmentir públicamente mientras aparecen videos y fotos que muestran una cercanía mucho mayor que la “relación de trabajo” que Puerta intenta atribuirle al vínculo con “ese señor”, como se refiere ahora a su examigo.
Abogado y emprendedor, de 36 años, Puerta es una de las figuras más ascendentes de la política misionera, que por el liderazgo hegemónico de Rovira no se caracteriza por la abundancia de figuras disruptivas.
Es el hijo menor que Ramón Puerta tuvo con Carmen Cacéres (el otro es Lucio, 2 años mayor y de perfil bajísimo) irrumpió en la política hace apenas seis o siete años.
A diferencia de la mayoría de los políticos locales, Puerta hijo no creció ni se educó en Misiones, no frecuentó círculos universitarios o políticos locales. Vivió en Buenos Aires desde la niñez hasta que se recibió de abogado en la Universidad de Belgrano y luego hizo un posgrado en Francia.
Con su partido Activar, una suerte de nuevo sello de neo-puertismo, rodeado casi en forma excluyente de jóvenes, Pedro Puerta fue uno de los grandes ganadores de las elecciones de medio término de 2021, cuando Juntos por el Cambio (JxC) le ganó a la Renovación.
Ese año quedó claro para todos que en algún momento, más tarde o más temprano, iría a disputarle en elecciones el poder a la Renovación, a la que cada vez le cuesta más ratificar su primacía en las urnas, no porque tenga rivales de fuste, sino por el hartazgo de la gente.
Negocios en Apóstoles
Puerta tiene 150 hectáreas como productor yerbatero (un yerbal que permite una renta para vivir bien) y también trabaja en Yerbatera Misiones SRL de su padre, la tercera o cuarta industria yerbatera de la Argentina por volumen de ventas.
Es emprendedor y abrió en Apóstoles el Bar Social, con gran éxito. Junto a su hermano Lucio rescató Cigarros Misioneros y los relanzó con su marca, Don César, casi imposibles de conseguir porque se agota rápido toda la producción.
Germán Kiczka, viene de una familia de clase media. Su padre tiene una pizzería en Apóstoles y él empezó a trabajar hace unos años con Pedro Puerta como distribuidor de sus cigarros. Es una de las principales figuras de Activar e ingresó como diputado provincial por este espacio en 2021.
Eran inseparables hasta el 6 de agosto, cuando el juez de instrucción Miguel Ángel Faria ordenó el allanamiento del domicilio de Kiczka. Hasta el lunes anterior, Puerta y Kiczka no paraban de mostrarse juntos.
Las fotografías que solían publicar en sus redes, o distribuir a la prensa comentando sus actividades en Activar, no podían mostrarlos más en sintonía, exhibiendo una simbiosis pocas veces vista en política. Sonrisas cómplices, miradas de uno al otro, sobre todo en fotos que divulgaba el propio espacio puertista, todo eso ocurría cuando Puerta sabía fehacientemente de la existencia de una causa por tráfico de material de abuso sexual infantil (MASI) que salpicaba de cerca a Kiczka por el allanamiento del domicilio de su padre, donde vivía su hermano Sebastián. Eso fue en febrero pasado.
En aquel procedimiento fue incautada una notebook Lenovo con 603 archivos de MASI y se encontraron chats comprometedores, además de un programa P2P que se utiliza para enviar este tipo de contenidos y no ser detectados con facilidad, según explicaron fuentes judiciales a LA NACION.
“Él me dijo que no tenía nada que ver”, señaló Puerta al tratar de explicar por qué no se despegó de Kiczka entonces y continuó inseparable hasta el 6 de agosto pasado, cuando allanaron la casa del diputado provincial y comenzó el operativo “despegue” por parte del hijo del dos veces gobernador y presidente provisional de la Nación por 48 horas.
La actitud de distanciamiento de Puerta con Kiczka, por estas horas, no parece la de un hombre indignado o sorprendido, sino más bien la de un político asustado por las inminentes repercusiones, que hace lo indecible para separarse de su excompinche.
Por estas horas circulan videos de Kiczka y Puerta participando junto a Gastón Caballero, otro íntimo de Pedro, en el programa de radio “Social Club”, haciendo bromas sexuales que hoy, a la luz de los hechos, compromete mucho al hijo del veterano político que ocupó brevemente el sillón de Rivadavia durante el caótico fin de diciembre del 2001.
“Traje un estimulante erótico, ese le ponés en el mate y le convidás a la guaina [chica]... o a tu elección sexual del momento. Entonces, ¿vos querés guaina? Guaina... ¿querés gurí?, entonces gurí”, dice Pedro, ante las risotadas cómplices de Kiczka y Caballero.
No es el único video de un programa de radio emitido al público. En otro dice: “Con Germán estuvimos haciendo cosas a la tarde”, en tono sugerente y acompañado de las risas cómplices del ahora prófugo.
Nadie cree por estas horas que la relación entre Kiczka y Puerta era “solamente de trabajo”, como dijo Puerta a LA NACION.
“Pedro Puerta tendría que terminar renunciando a su banca”, razonó en diálogo con este diario un legislador de la Renovación con amplia experiencia en este tipo de escándalos.
Por estas horas en el oficialismo misionero se sientan a mirar cómo el escándalo crece en los medios nacionales mientras Pedro Puerta se desespera por despegarse de la persona que a principios de mes era su ladero político inseparable.
Un líder bajo la lupa
El gran ganador de todo esto no es otro que Carlos Rovira, que aprovechó una vez más para hacer una demostración de poder en una provincia donde, por ahora, nadie se le anima.
Pero además, el escándalo le vino de como anillo al dedo al conductor de la Renovación porque sirvió para tapar otra revelación que podía afectarlo políticamente, incluso más que las protestas de los policías y docentes de mayo pasado.
También fue sugerente el timing del juez Faria, quien escaló el caso Kiczka recién la semana pasada, dos días antes de su desafuero. Tardó 14 días desde el allanamiento al domicilio de Kiczka para decidirse a pedir esa medida a la Legislatura.
¿Por qué, si no había encontrado nuevos elementos? Días antes de este requerimiento del juez al Poder Legislativo, a Rovira le apareció una revelación comprometedora que crecía y amenazaba con tocarlo políticamente.
Rovira viene impulsando una audaz y polémica ley para prohibir el glifosato en Misiones, muy resistida por grupos de productores, que necesitan el insumo para producir con rentabilidad.
En paralelo favoreció la radicación de una misteriosa empresa, Agrosustentable, que recibió todo tipo de apoyos del Estado provincial, que le compra la totalidad de la producción de bioinsumos y la distribuye entre pequeños productores de yerba, té, tabaco u hortalizas. Incluso utilizando fondos del Fondo Especial del Tabaco (FET).
Un informe del Senasa reveló que los productos que distribuía esta empresa, inaugurada por Rovira y la plana mayor de la Renovación días antes de las elecciones del 7 de mayo de 2023, no estaban certificados ni podían distribuirse más que en pequeñas cantidades.
La polémica revelación, además, vino acompañada de una denuncia en los tribunales porteños de Comodoro Py por parte de dos diputados provinciales por el PRO: Miguel Núñez y Horacio Loreiro, quienes están convencidos de que allí puede haber “varios delitos” y le pidieron a la fiscalía federal que investigue.
Núñez y Loreiro arrancaron la semana pensando que tenían una carta ganadora contra Rovira, por primera vez en mucho tiempo. Pero menos de 72 horas después estaban en la Legislatura votando el desafuero de Germán Kiczka y haciendo lo indecible para despegarse de “los hechos aberrantes”.
Casi como en las películas, cuando el autor intelectual de una operación se encuentra a miles de kilómetros de los hechos, Carlos Rovira fue el único que decidió ausentarse en la “tristemente histórica” sesión donde le quitaron los fueron a Kiczka para convertirlo casi de inmediato en un prófugo de la Justicia.
Mientras todos hablaban de Kiczka, ausente con aviso, nadie siquiera mencionó el llamativo faltazo de Rovira. Es que es grande el poder y el temor reverencial que casi todos le tienen en Misiones, y que podría acrecentarse con la eventual caída en desgracia de su potencial rival, Pedro Puerta, el hijo de su archienemigo.