Gatillo fácil en Córdoba. Un video muestra el momento en que dos policías disparan contra el auto en el que iba Blas Correas
Las imágenes corresponden a las cámaras de los móviles que estaban en el retén. El crimen fue el 6 de agosto del 2020 y ya comenzó el juicio
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CÓRDOBA. En el juicio contra 13 policías cordobeses por el crimen de Blas Correas, ocurrido en agosto de 2020, hubo un punto de quiebre para la madre del adolescente asesinado, Soledad Laciar, su familia y sus amigos. Vieron, antes de que se difundan en las audiencias, el video en el que se ve cómo dos agentes disparan contra el Fiat Argo donde la víctima viajaba con amigos. Los policías Lucas Gómez y Javier Alarcón son los acusados por homicidio calificado agravado y tentativa de homicidio.
Fue Cadena 3 el medio que mostró por primera vez públicamente la secuencia grabada por las cámaras de los móviles policiales. En el juicio, el fiscal de Cámara, Marcelo Hidalgo, describió lo que pasó. A las 00.04 del 6 de agosto del 2020, los policías Leandro Alexis Quevedo y Ezequiel Agustín Vélez usaron la frecuencia policial para dar cuenta de la presencia de “sospechosos” en un Fiat Argo; según dijeron ellos, un motociclista les había advertido que el auto lo había encerrado y que pensó que le querían robar.
Gómez y Alarcón, alertados por la llegada del vehículo, le solicitaron a Juan Cruz Camerano Echevarría, amigo de Correas y quien conducía, que bajara la velocidad. Uno de los agentes le hizo señas con la mano para que frenara, a la vez que, con la otra, desenfundó el arma reglamentaria.
Camerano Echeverría bajó la velocidad al acercarse al puesto de control, pero después aceleró y siguió. En su declaración, el joven afirmó que se “asustó” y que por eso actuó de esa manera.
En el video difundido por Cadena 3 se ve que, cuando el auto se alejaba, el cabo Gómez abrió fuego; acto seguido, Alarcón también disparó. Hace una semana, el fiscal Hernán López Villagra –quien también actúa en la causa– definió el hecho como una “masacre”.
La madre de Blas vio por primera vez las imágenes en la audiencia. “Lo primero que se me vino a la cabeza es que ahí adentro estaba mi hijo divirtiéndose”, dijo. También contó a la prensa que Camerano Echeverría varias veces le preguntó si habría hecho “bien las cosas”. Su respuesta fue que él también era “víctima”.
Laciar confesó que la reconstrucción mental que tenía de la escena del crimen era así. Fue su hijo mayor, Juan, el que vio el video hace tiempo y entre lágrimas le dijo: “Ma, los chicos no hicieron nada”. “Y yo le dije: ‘Juan, yo ya lo sabía’. Desde el primer día sé que los chicos no hicieron nada. Yo los crie”, manifestó.
Con respecto a la difusión pública de las imágenes hechas por Cadena 3, Laciar sostuvo que “no es morbo, es la realidad”. Entendió que es “necesario” mostrarlas. “Si yo no veía antes las imágenes, lo iba a hacer en el juicio. Se tiene que saber cómo actúa la policía”.
La semana pasada, cuando habló Gastón Schönfeld, el abogado defensor de Gómez, Laciar salió de la sala porque dijo no poder “soportar” que pareciera que su hijo fuera el “culpable”. El letrado sostuvo que el cabo estaba en una “situación de alarma” por el aviso de la frecuencia policial y que “jamás se representó estar ante cinco o seis jóvenes que no eran delincuentes”.
“Lucas Gómez no salió a trabajar pensando en matar a un pibe” aseguró el abogado, que ante la reacción de la familia de Blas Correas pidió “disculpas” por “si alguno de los querellantes se sintió ofendido por la palabra ‘pibe’”. Para el abogado, la reacción de su defendido fue “un exceso en la legítima defensa”.
Por el lado de Alarcón, su defensor, Héctor Luna, enfatizó que “no mató a nadie y no quiso matar a nadie”. Le pidió al jurado popular que base su decisión en el análisis de las pruebas que se expongan en el juicio y no en lo que vienen publicando los medios.
Ayer, además, el Juzgado de Control y Faltas N°4 de Córdoba elevó a juicio la causa penal iniciada contra los empleados del Sanatorio Privado Aconcagua acusados de impedir el ingreso de Correas cuando sus amigos lo llevaron, herida de bala, pero aún vivo.
Fernando Gabriel Casalino, que se encontraba en la recepción, está imputado por abandono de persona; mientras que a las empleadas administrativas Guadalupe María Laura Moya y Paola Andrea Mezzacapo se les atribuye el delito de omisión de auxilio. Correas murió en la calle cuando, intentando llegar a otro hospital, la policía frenó el auto en el que iba con sus amigos.
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