Gatillo fácil: condenaron a prisión perpetua a los dos policías que dispararon contra el adolescente Blas Correas
La madre de la víctima, antes de la sentencia, difundió un texto en memoria ”de los asesinados de manera arbitraria, injusta y absurda” por la Policía de Córdoba
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CÓRDOBA.- Los policías Lucas Gómez y Javier Alarcón fueron condenados a prisión perpetua por el homicidio del adolescente Blas Correas y por intento de homicidio agravado contra los otros cuatro ocupantes del automóvil en el que circulaba la víctima. Así lo decidió el jurado popular que definió el veredicto en este juicio por el crimen, que ocurrió el 6 de agosto de 2020, conmovió a esta provincia.
Su madre, Soledad Laciar, se convirtió en un símbolo de lucha por obtener justicia. “La sentencia es el comienzo de la lucha por la verdad y justicia”, dijo antes de escuchar el veredicto. Escuchó la sentencia con Sonia Torres, abuela de Plaza de Mayo de Córdoba, al lado, quien dijo que siempre hablaron de “trabajar desde el amor, no desde el odio ni del rencor”. También estuvieron una de las madre de los bebés muertos en el Hospital Neonatal y la de Alexa, una de las chicas heridas en el accidente protagonizado por el exlegislador provincial Oscar González.
Minutos antes de la sentencia, Laciar difundió un documento: “Blas! está dedicado a la memoria de Valentino Blas Correas, el nombre que en Córdoba se convirtió en grito, símbolo, y bandera. Y a los cuatro amigos de Valentino Blas que sólo el azar permitió que hoy estén entre nosotros. También está dedicado a la memoria de todas las personas asesinadas de manera arbitraria, injusta y absurda por la Policía de la Provincia de Córdoba, en su extensa historia criminal”. Ese texto tiene 17 páginas, una por cada uno de los años que tenía su hijo.
Otros nueve uniformados cordobeses fueron condenados por encubrimiento: Wanda Esquivel, recibió una pena de tres años de prisión; Yamila Martínez, cuatro años y tres meses; Leandro Alexis Quevedo, cuatro años; Ezequiel Vélez, dos años y seis meses; Sergio González, cuatro años y diez meses; Walter Soria, cuatro años y nueve meses; Enzo Quiroga, cuatro años y ocho meses; Jorge Galleguillo, cuatro años y ocho meses, y Juan Antonio Gatica, cuatro años. Fueron absueltos Leonardo Martínez y Rodrigo Toloza.
El tribunal consideró que Correas y sus amigos fueron víctimas de un acto de violencia institucional y pidió ampliar la investigación sobre el exministro de Seguridad Alfonso Mosquera; la actual jefa de la Policía Liliana Zarate (entonces responsable de formación de policías), el excomisario, Gonzalo Cumplido y los policías que rodearon el auto cuando llegó al centro y no ayudaron a Correas, ya herido.
El presidente del tribunal, Marcelo Jaime, fue el encargado de leer la sentencia. Al tribunal lo integraron, además, Juan Manuel Ugarte y Mario Centeno.
Por la mañana, antes de que deliberara el jurado popular, hicieron uso de la palabra los dos policías acusados del homicidio y los once que fueron juzgados por encubrimiento y falso testimonio. Gómez le pidió “perdón” a la familia; Alarcón aseguró que no había desenfundado el arma (un video grabado por las cámaras de los patrulleros muestra lo contrario) y sostuvo que era inocente.
En general, durante la hora y media que hablaron los acusados, señalaron que eran inocentes y que “admiran” la “fuerza” de la madre de la víctima, a quienes miraron cuando hablaron. Ella les había pedido que tuvieran “un gesto de humanidad” para decir la verdad.
Laciar -quien antes de que saliera la sentencia pidió que, cualquiera fuera el resultado, hubiera “respeto”- insistió por la mañana en que “mientras no se busquen a los verdaderos responsables, la policía va a seguir actuando como actúa y vamos a escuchar frases como las de hoy: ‘Hice lo que me enseñaron’”. Y añadió: “Estoy más del lado de la policía que todos los gobernantes. Soy la primera que quiero que funcione bien. Los que me quieren enfrentar no lo van a lograr”.
Lamentó que nadie del gobierno provincial hubiera estado en tribunales el último día del juicio.“ Enseñaron a matar y a ocultar y eso lo enseñó el Poder Ejecutivo que tiene a cargo la Policía de Córdoba. Siento que la verdadera justicia es que no vuelva a suceder y para eso hay que encontrar a todos los responsables”, dijo Laciar.
Un grupo de integrantes de la barra del club Belgrano -del que Blas era hincha y su abuelo, Miguel Laciar, fue figura- llegó a la puerta de Tribunales para acompañar a la familia. Desde el crimen, varias veces los jugadores pidieron “justicia” por este homicidio. Incluso lo hicieron juntos con su histórico rival, Talleres.
Otro juicio
El padre del adolescente asesinado, Fernando Correas, adelantó que ya empezaron a trabajar para avanzar en un “segundo juicio” porque entiende que en el proceso no fueron acusados todos los responsables. “Faltan los que lo dejaron morir y no le prestaron auxilio”, aseguró. El tribunal le dio la razón y pidió investigar a otros policías y funcionarios provinciales.
Hay, además, otra causa que ya fue elevada a juicio que involucra a tres empleados de un sanatorio privado –Sergio Casalino, Guadalupe Moya y Paola Andrea Mezzacapo– acusados de “abandono de persona” y “omisión de auxilio”. En ese lugar frenaron los amigos de Correas para que lo atendieran, pero no lo hicieron, sino que los derivaron al Hospital de Urgencias. El chico murió en la calle, cuando la policía volvió a frenar el auto.
Correas venía con sus amigos Juan Cruz Camerano Echevarría, hoy de 21 años, quien conducía el Fiat Argo y Camila Toci, Mateo Natali y Cristóbal Bocco. Minutos antes había pasado sin detenerse un control policial. Camerano Echevarría, en su testimonio en el juicio, dijo que se había asustado porque, cuando estaba por frenar, advirtió que uno de los policías empuñaba un arma que lo apuntaba en la cabeza.
Los peritajes mostraron que Gómez efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria contra el automóvil “con intención de matarlos”, según describe la elevación a juicio. Alarcón efectuó dos disparos sobre el vehículo en marcha “a sabiendas de que no había justificación legal para ello”, por lo tanto, “abusaron de su función”.
Una de las balas de Gómez impactó en la escápula derecha de Correas; le ocasionó lesiones en el pulmón derecho, la vena cava inferior y el ventrículo derecho, y le produjo la muerte.
Los policías -según confesó una de las agentes- “plantaron” un arma en las cercanías del retén policial para intentar simular un enfrentamiento.
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