Gatillo fácil: a seis meses del homicidio de un chico de 15 años, reclaman justicia en Traslasierra
El asesinato de Joaquín Paredes ocurrió el 25 de octubre en Paso Viejo, un pueblo en el noroeste cordobés; dos policías imputados ya quedaron en libertad; familiares y amigos marcharon para pedir el esclarecimiento del crimen
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CÓRDOBA. A seis meses del crimen de Joaquín Paredes -el chico de 15 años que fue asesinado por un disparo policial en el pueblo cordobés de Paso Viejo, cuando estaba reunido con unos amigos- familiares y amigos marcharon hacia los tribunales de Villa Dolores: pidieron una audiencia porque rechazan que la mayoría de los policías detenidos queden en libertad con el pago de una fianza de $200.000. “La vida de Joaquín vale más que eso”, repite su tía, Maribel Paredes.
En la madrugada del 25 de octubre pasado Joaquín estaba en la plaza del pueblo con unos amigos, con guitarra y bebidas alcohólicas. Pasó la policía y les dijo que se fueran. A los pocos minutos, los uniformados regresaron y se escucharon disparos. El chico no llegó a ser atendido: murió en el piso por un tiro en la espalda. Jorge Navarro, de 18 años, recibió un impacto de bala en una pierna y Braian Villagra, de 15, terminó con una herida de arma blanca en un brazo.
Maykel López es el policía acusado de ser el autor material del disparo que mató a Joaquín; enfrenta cargos por homicidio doblemente calificado, por uso de arma de fuego y por su condición de policía, tentativa de homicidio calificado y abuso de autoridad.
Los otros imputados son los policías Iván Alexis Luján, Enzo Ricardo Alvarado, Ronald Fernández Aliendro y Jorge Luis Gómez; se los acusa de abuso de autoridad e incumplimiento en los deberes de funcionario público. Desde fines de marzo Fernández y Gómez quedaron en libertad.
La familia y los amigos de Paredes rechazan las liberaciones: “Los cinco son cómplices, los cinco dispararon, encerraron, mataron y se fueron. Lo dejaron tirado; no puede ser entonces que haya cuatro con acusación de abuso de autoridad y un solo imputado por homicidio. Queremos que los cinco paguen el daño que nos hicieron, de quitarnos a nuestro Joaquín”, dice su tía.
El crimen se produjo menos de tres meses después de otro conmocionante caso de “gatillo fácil”: el que terminó con la vida de Blas Correas, de 17 años, en la ciudad de Córdoba. Por ese hecho hay 12 policías imputados y ocho detenidos. Hoy, la fiscalía a cargo de José Mana realiza una reconstrucción virtual del asesinato.
La familia y los amigos de Joaquín, al cumplirse cada mes del crimen, distribuyen el siguiente texto: “Cabu (NR: así le decían a Joaquín) llegaba cinco minutos antes al lugar en que cinco policías perdieran la cordura y dispararan a mansalva, un lugar donde estratégicamente fueron encerrados por policías y atrás del dispensario sanitario en el que la enfermera de turno, por miedo a balas que declaró no escuchar, se encerró y prefirió no ayudar. Paradójicamente, Joaquín murió a manos del sistema de Seguridad y de Salud que deberían haberlo cuidado”.
Y reclaman “la parte de memoria que el sistema judicial debe aportar, para gritar la verdad y que nos llegue la justicia, memoria para Joaquín y para que Paso Viejo deje de estar en el olvido”.
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