Fuera de límite. Robaron 1200 pelotas de golf en el driving range de un country de Pilar
El hurto se descubrió en Estancias Golf Pilar
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Un peculiar robo se registró en Estancias Golf Club, situado en el partido bonaerense de Pilar: se llevaron todas las pelotas del driving range. “La máquina expendedora de pelotas no está operativa porque se ha producido el robo de todas las pelotas que contenía. Cabe mencionar que el pasado miércoles se le cargaron 1200 pelotas”, fue el mensaje que las autoridades de esa zona deportiva que se encuentra dentro del country Estancias del Pilar enviaron hoy a los socios.
Y agregaron: “Efectuaremos la denuncia policial correspondiente y esperaremos la llegada de la policía para que en base a las cámaras instaladas y alguna acción que esté dentro de su órbita inicie la investigación para identificar a los autores del robo. Pondremos la máquina en funcionamiento en cuanto la policía nos autorice a reanudar el servicio. Lamentamos los inconvenientes que esta situación causa a todos, pero más lamentamos tener ladrones tan cerca nuestro”.
El robo podría haber sido usado por los ladrones para derivar pelotas de golf al mercado de comercialización irregular, donde podrían obtener hasta 300 pesos por unidad.
Un driving range es un sector dentro de un club de golf dedicado a la práctica de golpes. Por lo general está compuesto por una serie de gateras en las que el jugador golpea siempre desde la misma posición. Puede variar la distancia del golpe mediante el uso de los diferentes palos, pero su posición siempre es la misma. Solo es una zona de adiestramiento para perfeccionar algún movimiento o mejorar la precisión antes de salir al campo de 18 hoyos. En la mayoría de esos lugares se entrega un balde con cincuenta o cien pelotas al golfista para esa práctica individual. Y son baldes pesados como para que una sola persona cargue más de 100, como los que serían llenados por las pelotas robadas.
Las cientos de pelotas que se golpean cada día son recogidas por un carro especial que las succiona del suelo para ser colocadas nuevamente en la máquina que reparte cada balde. Esa secuencia señala que los jugadores no usan allí sus propias pelotas, que son utilizadas en cuando se recorren los fairways. Los amateurs, especialmente quienes juegan sin hándicap o aquellos que tiene entre 17 y 36 de ventaja tienden a perder varias pelotas en cada vuelta. Y ahí aparece el mercado irregular de venta de pelotas.
Una caja de 12 pelotas nuevas de una marca aceptable para un amateur sin pretensiones ronda los $15.000 y puede elevarse a más de $50.000 si se busca la marca que a todos les gustaría pegar. Las pelotas tienen compuestos diferentes y entregan distintas posibilidades de efectos y distancias, por eso hay un amplio margen de precios entre los modelos. Un golfista amateur que reza para no irse demasiado seguido al monte busca, en general, más bajar los costos de su hobby que bajar el score en la tarjeta. Y siempre en los alrededores de las canchas hay vendedores informales con paquetes de diez pelotas a mano por unos $2000 o menos.
Se trata de personas que recuperan pelotas perdidas y se las rebuscan para conseguir un dinero adicional con esa venta que siempre tiene compradores, incluso de las propias pelotas que se perdieron en alguna otra vuelta y que siempre llevan una marca de identificación personalizada. Una de las alternativas sobre el robo en el driving range es dirigir esas pelotas a la venta en los alambrados. Casi siempre las pelotas de práctica están desgastadas por tantos golpes como para resultar atractivas en otra variante de comercialización. Y por lo general llevan una marca impresa que señala el driving al que pertenecen.
En esos lugares siempre hay carteles con el mensaje: “Si ve en una cancha una pelota con nuestra marca, haga la denuncia”. Ningún golfista, ni el amateur más nuevo, usa pelotas robadas en un driving. Así que en ese caso deberían los ladrones sacarle la marca, si pueden. Por ahora, el robo es un misterio.
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