“Fue eterno”. Dejó de trabajar, rechaza a la gente y tiene pesadillas: el calvario de la chica violada en Las Cañitas
El juez Manuel de Campos procesó con prisión preventiva a Paulo Díaz por los delitos de robo, de abuso sexual agravado por el acceso carnal y privación ilegítima de la libertad
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“Fue eterno”. Así, una joven de 20 años, empleada de una panadería y confitería vegana de Las Cañitas, en Palermo, describió el robo y abuso sexual del que fue víctima a fines del mes pasado. Y, contó que después del ataque dejó de trabajar, no va a ningún lugar sola, que siente rechazo por la gente en la calle y, por la noche, tiene pesadillas.
Así surge de la declaración que hizo la víctima, cuya identidad se mantiene en reserva, cuando declaró ante los investigadores judiciales. “Sobre las secuelas en su salud, informó que no volvió a trabajar ni piensa en hacerlo, que no está yendo a lugares sola y mucho menos a baños públicos, porque le trae recuerdos; que le agarró rechazo a la gente de la calle y que duerme entrecortado porque tiene pesadillas”, según explicó el juez Manuel de Campos en la resolución con la que dictó la prisión preventiva del acusado por el ataque, Paulo Díaz, de 35 años.
De Campos procesó a Díaz por los delitos de robo, abuso sexual agravado por el acceso carnal y, a su vez, agravado por haber ocasionado un grave daño a la salud de la víctima, privación ilegal de la libertad doblemente agravada por haberse cometido con violencia y por el daño ocasionado a la salud de la víctima, y lesiones leves, agravadas por haber sido cometidas por un hombre contra una mujer con violencia de género.
“Ninguna duda cabe, respecto de las figuras mencionadas, que se cumplió con las exigencias objetivas y subjetivas de los tipos penales establecidos en la ley sustantiva. Queda claro que la sustracción del dinero de la caja registradora del comercio se dio en un contexto de máxima intimidación y de violencia física y también psicológica, a partir del anuncio de que se encontraba armado. Esto fue, a todas luces, para doblegar la voluntad de la víctima. Díaz, al notar que había conseguido lo que hasta ese entonces se había propuesto, como así también que había reducido completamente a la víctima, y que no había otras defensas por vencer, ni de aquella, ni de terceros, abusó sexualmente de la víctima por un tiempo prolongado, desnudándola y obligándola mediante frases intimidantes y amenazas de muerte a hacer todo lo que le exigió”, afirmó el juez en el procesamiento, al que tuvo acceso LA NACION.
El ataque sexual ocurrió el 29 de octubre pasado, cerca de las 7.30, en el local de Craft Vegan Bakery, situado en Soldado de la Independencia 772, en la zona de Las Cañitas, Palermo. Si bien el negocio estaba cerrado, Díaz aprovechó que la puerta estaba entreabierta porque la víctima esperaba la llegada de un proveedor.
El sospechoso “no solo sorprendió a la víctima, que se encontraba detrás del mostrador, realizando las tareas previas a la apertura del local, sino que también le refería en forma intimidante que estaba armado; se acercó a ella, le exigió que se arrodillara, ató sus manos con los cordones de las zapatillas y, aprovechó lo dicho para sustraer dinero de la caja registradora”, según consta en el expediente judicial.
Tras apoderarse del dinero de la caja, el delincuente obligó a la víctima a ir hasta el baño del local, donde también le ató los pies con los cordones de las zapatillas y abusó sexualmente de ella.
“Después de eso me puso boca arriba, me empezó a meter los dedos en la vagina y a lamerme la boca. Intentaba penetrarme, pero no podía al principio y entonces me giraba, me ponía dada vuelta, me agarraba del brazo, me tiraba del brazo, no podía moverme. Intentó penetrarme de nuevo boca abajo, yo tenía las rodillas en el piso, y como el espacio era tan chiquito, las rodillas daban con las paredes y mi cabeza con el inodoro, intentó penetrarme por la vagina y por el ano. Pero no había forma, no podía. Entonces me lamía cada vez más. Fue eterno”, sostuvo la víctima cuando declaró en el juzgado.
El sospechoso escapó después de someter a su víctima a ese tormento. Con la intención de poder identificar al sospechoso, el fiscal Carlos Velarde, a cargo de la investigación, difundió las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del local donde ocurrió la violación.
Finalmente, Díaz fue detenido el 1 de este mes por personal de la Policía de la Ciudad en la localidad de Maquinista Savio, Escobar.
Por el caso, la Policía de la Ciudad conformó un “comité de crisis” en el que intervinieron distintas dependencias de esa fuerza de seguridad, que trabajaron sobre dos posibles domicilios donde podía estar el sospechoso, uno en la Capital y otro en la provincia de Buenos Aires.
Los peritos de Policía Científica analizaron un elemento clave con el que el propio delincuente llegó y dejó en el comercio de la calle Soldado de la Independencia al 700: un envase tipo tetrabrik de un jugo de naranja.
Ese envase fue preservado y de allí se pudo extraer una huella dactilar de un dedo meñique, que resultó apta para un cotejo con la base de datos del Sistema Automatizado de Identificación de Huellas Digitales (AFIS, por su sigla en inglés) y así se pudo obtener lo que se denomina “ADN de contacto”.
A su vez, al margen de las imágenes de las propias cámaras del local donde el delincuente quedó filmado –y algunas de las cuales se difundieron por redes sociales, chats vecinales y medios de comunicación–, los investigadores analizaron otros videos con los que reconstruyeron la ruta de llegada y escape del abusador.
Con ese ADN de contacto saltó el primer indicio de que Díaz podría haber sido el responsable del ataque sexual y el robo. Las imágenes de las cámaras permitieron realizar un cotejo con los datos del sistema Simp Ibios de la Policía Federal Argentina (PFA), donde estaba registrado el prontuario del sospechoso.
Allí se contaba con una serie de fotos de las características particulares del hombre, de 35 años. Una profunda cicatriz en la ceja izquierda y uno de los tres tatuajes que poseía, en el antebrazo derecho, eran visibles en los registros de diferentes cámaras de seguridad.
En la investigación, además de la Policía de la Ciudad y el fiscal Carlos Velarde, participaron personal de la PFA y de la Secretaría de Investigaciones Penales (SIPE) de la Unidad Fiscal Especializada en Investigación Criminal Compleja (Ufecri), a cargo de José María Campagnoli.
Tras la detención, se supo que Díaz había sido condenado por haber abusado en 2019 de una adolescente de 15 años, a diez cuadras de donde en 2003 asesinaron en Núñez a Lucila Yaconis durante otro ataque sexual.
El dato se desprende de la sentencia que el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) porteño N°7 le impuso a Díaz el 20 de diciembre de 2020 como autor de un “abuso sexual agravado por el uso de armas”, ya que había atacado a la chica con un cuchillo Tramontina.
Si bien el fiscal de ese juicio, Oscar Ciruzzi, había pedido una pena de tres años y medio de prisión por este hecho, el juez Alejandro Noceti Achával condenó a Díaz a dos años y seis meses de cárcel y el abusador terminó con una pena unificada de seis años porque tenía sentencias previas por otras causas.
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