Financista narco. Manejó un puerto, controló una las más grandes “cuevas” de dólares y ahora terminó condenado por venta de drogas
Gustavo Shanahan recibió una pena de siete años de prisión, en un fallo sin antecedentes
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ROSARIO.-En un fallo que no tiene antecedentes en la Justicia Federal, el financista y expresidente de Terminal Puerto Rosario Gustavo Shanahan fue condenado a siete años de prisión por narcotráfico. La condena es inédita porque Shanahan fue considerado parte de la organización criminal por vender dólares al jefe narco Julio Rodríguez Granthon, que recibió la tercera sentencia en su contra, con la que suma penas por 21 años de prisión.
Los jueces que integran el Tribunal Oral Federal N 3, Osvaldo Facciano, Mario Gambacorta y Eugenio Martínez Ferrero, condenaron también a Alfonso Sebastián Sciortino a seis años de cárcel, a Gustavo Báez Aguilar y Juan Román González, a tres años de prisión de ejecución condicional –quienes inmediatamente recuperaron la libertad, pero deberán cumplir reglas de conducta–. En tanto, resultó absuelto Néstor Alfredo Ciotti.
Lo novedoso de este juicio es que el financista Shanahan, quien está con prisión domiciliaria, no fue juzgado por lavado de dinero, sino como integrante de la organización que se dedicaba a la comercialización de drogas. El fiscal Federico Reynares Solari Shanahan consideró en base a la investigación que realizó la Procuraduría de narcocriminalidad (Procunar), con Diego Iglesias a la cabeza, que la participación de Shanahan en la organización fue vital por el rol que ocupaba, que era la provisión de dólares para la compra de cocaína.
La detención de Shanahan, un contador de 67 años y expresidente de Terminal Puerto Rosario, generó un fuerte impacto en Rosario en octubre de 2021. Su arresto por parte de la Policía Federal, tras una investigación originada en la fiscalía federal de Rosario, mostró claramente cómo el dinero que fluye por el tráfico de drogas terminaba en las cuevas financieras donde se reinvierte y adquiere otra fisonomía.
La investigación comenzó en un búnker de Villa Banana, en una de las zonas más marginales y pobres de Rosario, con la mira puesta en el narco peruano Julio Rodríguez Ganthon, actualmente preso en el penal de Ezeiza, piloto y exintegrante de Sendero Luminoso, y terminó en la detención de Shanahan, un financista que fue socio y declaró en España que lavaba plata del hijo del expresidente de la Generalitat de Cataluña Jordi Pujol. Shanahan quedó detenido en su departamento en el centro de Rosario por estar sospechado de lavar dinero del narcotráfico, según la investigación que llevó adelante la fiscalía federal de Rosario y la Procunar.
El desenlace de esta investigación se aceleró, luego de que un efectivo de la Policía Federal, que realizaba tareas de inteligencia de manera encubierta, fuera baleado el 7 de octubre de 2021 en Rosario, en un enfrentamiento con unos vendedores de droga del barrio San Francisquito.
Luego de este incidente, los investigadores federales allanaron una financiera ubicada en España y Rioja, pleno centro de Rosario, que pertenece a Shanahan, el financista que dirigió el puerto de Rosario por más de una década en sociedad con los empresarios catalanes.
El Ministerio de Seguridad de la Nación informó en ese momento que se realizaron 23 allanamientos, incluso en un lugar donde funcionaba una cocina de drogas y cuatro “cuevas” financieras. Se decomisaron $34.000.000, US$30.572, algo más de cuatro kilos de cocaína, un fusil y pistolas preparadas para ser usadas como subfusiles tácticos.
No era la primera vez que este financista estaba en la lupa de la Justicia. Su nombre apareció ligado a la causa por lavado de dinero en la que estaba involucrado el histórico dirigente catalán, a quien en 2022, cuando cumplió 90 años, el Parlamento de Cataluña lo condenó por “conductas ilegales y corruptas” y le pidieron que devuelva 885.651 euros que, según la Agencia Tributaria, defraudó por la fortuna oculta en Andorra.
Shanahan y Pujol Ferrusola, hijo del político catalán, están actualmente alejados del manejo de Terminal Puerto Rosario, que hoy está en manos de AOTSA –ligada a Vicentin- y Ultramar.
La concesión del puerto rosarino implosionó en 2009, con el alejamiento de Guillermo Salazar Boero, entonces presidente de la empresa y principal accionista, quien traspasó su capital a Shanahan.
Terminal Puerto Rosario entró en convocatoria de acreedores con un pasivo en esa época que era superior a los 86 millones de pesos, según lo verificado por los síndicos en la causa que estuvo al frente de la jueza María Andrea Mondelli, titular del juzgado Nº 14 en lo Civil y Comercial de Rosario. En ese expediente se presentaron a verificar 209 acreedores, que reclamaron en total 220 millones de pesos.
Sobraban las razones para retirarle la concesión, pero ese recurso de última instancia se quiso evitar con el antecedente de los filipinos de Ictsi. Cuando apareció Aotsa, del grupo Vicentín, interesado en el Puerto, las autoridades trataron de enfocar su mirada hacia adelante.
Shanahan, contador público nacional, es un hombre muy conocido en el ambiente de los negocios en Rosario, a través de decenas de sociedades y empresas que se crearon para participar en distintos sectores de la vida económica de la ciudad, desde inversiones inmobiliarias millonarias, el manejo de los muelles I y II, participación en el sector financiero, en hotelería y hasta en los juegos de azar.
Este financista fue quien armo el proyecto inmobiliario de Los pasos del jockey, de donde fue desplazado luego de que se esfumaran los fondos de los compradores de casas, que habría usado para afrontar deudas en el puerto. Shanahan también era dueño de tierras en Empalme Graneros, una de las zonas más castigadas por la violencia narco.
Shanahan ingresó como accionista de TPR en 2005 de la mano del empresario mediático Orlando Vignatti y Salazar Boero. La concesión se había otorgado a Terminal Puerto Rosario en 2003 en plena crisis del puerto, tras la salida de un grupo filipino, y el complejo período posdevaluatorio.
En el pliego se requería que el concesionario tuviera experiencia internacional en el manejo portuario. Por ese motivo, ingresó con acciones clase A un grupo empresario que en Rosario fue presentado como ligado al Puerto de Tarragona. Pero esas empresas se habían creado para presentarse en la licitación. Y tenían un escaso capital. Esto fue cuestionado, incluso, por la propia Municipalidad de Rosario, y hubo directores del Ente Administrador del Puerto de Rosario (Enapro) que se opusieron a la maniobra.
La cara visible de ese consorcio tarraconés era Luis Badía i Chancho, presidente en ese momento de la Autoridad Portuaria de Tarragona. Años más tarde y ante los desaguisados que se produjeron en la concesión, el organismo portuario catalán salió a aclarar que nunca había tenido injerencia a nivel institucional en el puerto rosarino.
Badía i Chancho, con la espalda de Jordi Pujol Ferrusola, cuyo padre aún gobernaba Catalunya en ese momento, era el lobbysta de firmas que se habían constituido para la ocasión, como Cementos Goliat, Fruport, Silos de Tarragona y Tarragona Port Services. La pata local de la concesión eran empresas como Loster, Pro Puerto y CGA, también desconocidas en el ambiente portuario.
Por aquellos años, Badía i Chancho tenía una amplia cobertura mediática en la que profería que el puerto era “un diamante en bruto”. Los tarraconeses no aportaron ni un centavo de lo que habían prometido en los medios rosarinos. Pero tenían espalda política. En 2005 los tarraconeses denunciaron ante la Justicia que en una asamblea que se había realizado cerca de la Navidad se había modificado el mapa accionario de TPR en perjuicio de ellos. Fue entonces que, ya en 2008, salió al ruedo y “blanqueó” su lugar Jordi Pujol Ferrusola, quien se quedó con el 30 por ciento de las acciones a través de Inter Rosario Port Services. En España se probó que el lavado de dinero se produjo a través de esta firma. Ahora Shanahan, el exsocio de los Pujol, quedó nuevamente involucrado en una trama narco que derivó en esta condena.
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