Filicidio en Córdoba. Polémica por el estado psiquiátrico de la policía que mató a su hijo, hirió a su hija e intentó suicidarse
La expareja dice que tenía antecedentes; desde la fuerza aseguran que en octubre pasó los exámenes para portar arma. Ella está muy grave y su hija de 7 años, estable
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CÓRDOBA.- Un drama familiar reabrió la polémica en torno a cuáles son las condiciones de salud mental de los policías en actividad, cómo se evalúan, qué medidas preventivas se toman en caso de que haya alguna afectación de potencial peligro para terceros. La tragedia que desató ayer, cuando una oficial mató a su hijo de diez años, hirió a su hija de siete y quiso suicidarse, reavivó el debate. Es que su expareja afirmó que tenía antecedentes psiquiátricos, aunque desde la Policía sostuvieron que eso no consta en los registros oficiales.
Ayer, poco antes de las 7.30, Mayra Barreto llamó a su expareja y le dijo que se iba a suicidar. Él llamó de urgencia al 911. Cuando el móvil llegó a la casa de la oficial, en el barrio Observatorio, ella reiteró cuáles era sus intenciones y se encerró en un cuarto con sus dos hijos. De inmediato se escucharon tres disparos.
Cuando los agentes entraron por la fuerza, Barreto y su hija menor, de 7 años, estaban heridas de bala, y el hijo mayor –Thiago de 10 años– estaba muerto con un tiro en la cabeza. La mujer había usado su arma reglamentaria para consumar la tragedia.
Verónica Petri, directora del Hospital de Niños, dijo que hoy que la niña está “estable”. Describió que ingresó con una herida de bala en el hemitórax izquierdo, por lo que requirió una “pequeña operación”. Anoche lograron extubarla. Su madre, en cambio, está “muy grave” en el Hospital de Urgencias, con un tiro en la cabeza.
El sábado, Barreto fue parte del operativo de seguridad que la Policía de Córdoba desplegó en el centro de la ciudad por los festejos posteriores al partido de la selección argentina de fútbol.
Horacio, expareja de Barreto y padre de los dos niños, dijo a ElDoce.tv que ella había estado internada en el hospital psiquiátrico Morra: “Antes de entrar a la policía ella había estado en el Ejército. Había querido lastimar a una compañera con un FAL y fue internada. Había salido bien del tratamiento”.
Después de separarse, Barreto formó pareja con un hombre que trabaja en el Servicio Penitenciario. El ex contó que vivían en un contexto de violencia doméstica. “Se amenazaban de muerte frente a mis hijos. Los vecinos me decían que se amenazaban seguido”, describió.
Los chicos habían ido a un cumpleaños el sábado; se habían acostado tarde. La pareja habría discutido durante la madrugada. Barreto llamó a su ex después de las 7 del domingo; lo hizo desde el teléfono de su hija. “Me pedía perdón y decía que nuestros hijos se iban a ir con ella. La quise tranquilizar, pero me dijo que nadie la podía ayudar. Me cortó y me mandó un audio despidiéndose y llorando”, relató. Después de esa conversación, él llamó al 911.
La Policía de Córdoba, en un comunicado, indicó que Barreto estuvo de licencia por enfermedad desde el 7 marzo hasta el 22 de julio; tuvo neumonía después del Covid-19. En esa oportunidad le retuvieron el arma reglamentaria porque la licencia era de más de un mes.
Cuando volvió lo hizo para tareas no operativas; en octubre le devolvieron el arma “con un examen psicológico, estudios médicos y prueba de tiro previos”. Según precisó la institución, ella completó una declaración jurada en la que manifestaba que no tenía antecedentes psiquiátricos.
“Estaba en condiciones de portar su arma reglamentaria”, enfatizan desde la policía. La investigación está a cargo la fiscal María Celeste Orta Córdoba.
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