Femicidio en Martindale. No se pudieron desbloquear los teléfonos de Saravia y Neuss
Los teléfonos celulares de Silvia Saravia y de su esposo Jorge Neuss, víctima y victimario de un femicidio seguido de un suicidio, no pudieron ser desbloqueados hoy en el peritaje que se hizo en la Fiscalía General de San Isidro, donde se intentó buscar pruebas del móvil del crimen.
Así lo informaron a LA NACION fuentes del caso. En el análisis de los móviles, teléfonos iPhone de última generación, participaron especialistas de la Policía Judicial, organismo dependiente de Procuración General bonaerense, la fiscal María José Basiglio, de la Unidad Funcional Especializada en Violencia de Género de Pilar, y un perito de parte que representó a los cuatro hijos de Saravia y Neuss.
"Los hijos del matrimonio dijeron desconocer las claves de los teléfonos celulares de sus padres", explicaron las fuentes consultadas.
Ayer, con la declaración testimonial de la hija del matrimonio, Lucila Neuss, se estableció que la noche anterior al brutal homicidio , la víctima no durmió en la casa familiar del exclusivo country de Pilar.
Después de una fuerte discusión con su esposo ocurrida el viernes pasado a la noche, Saravia se fue a dormir a lo de su hija, que también tiene una casa en Martindale.
Apenas comenzó con la investigación, la fiscal Basiglio se puso como objetivo reconstruir las horas previas al femicidio para determinar si en el matrimonio había situaciones de violencias subyacentes.
Las primeras declaraciones testimoniales no aportaron detalles sobre ningún acontecimiento fuera normal. Las dos empleadas domésticas que trabajan en la casa de la pareja sostuvieron que las horas previas a los hechos no ocurrió nada de lo habitual.
En esas primeras horas después del homicidio también declararon Juan y Patricio Neuss, dos de los hijos del matrimonio.
"Juan y Patricio Neuss están en estado de shock y desconcertados. Se describieron como una familia cariñosa pero vehemente, con temperamento y conflictos como suceden en cualquier otro hogar", habían explicado a LA NACION fuentes judiciales.
Lucila y su hermano Germán recién declararon ayer, una vez que terminaron con los trámites y el momento de la inhumación de los restos de sus padres, que se hizo el martes pasado en el Cementerio de la Recoleta.
Ahora, los investigadores pudieron establecer que la noche del viernes pasado, Saravia y Neuss compartieron la cena. La pelea habría sido poco después y a las 23 la víctima se fue de la casa para ir a lo de su hija.
El sábado, cerca del mediodía, Saravia, de 69 años, volvió a la casa. Nunca imaginó que un rato después iba a ser ultimada como un disparo en la cabeza y que el asesino iba a ser su marido. El arma homicida fue un revólver calibre.357 Magnum.
El sábado a la mañana, Neuss como era costumbre, desayunó en su habitación. Las dos empleadas domésticas se cruzaron con Saravia a su regreso. Una de las especulaciones que surgieron a partir de la declaración testimonial de Lucila es que su madre hubiese regresado a la casa matrimonial para buscar ropa para alejarse algunos días de su marido.
Se sabe que, 22 minutos antes de la primera llamada al 911 hecha por una de las empleadas domésticas para denunciar los hechos, Neuss le mandó dos mensajes para saludar a amigos que ese día cumplían años. Un rato después iba a matar a su esposa y a quitarse la vida.
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