Femicidio en Martindale. Jorge Neuss y Silvia Saravia tenían restos de alcohol en sangre
Los peritajes toxicológicos hechos sobre las muestras de sangre tomadas de los cuerpos de Silvia Saravia, asesinada de un balazo por su esposo, Jorge Neuss, y del propio empresario, que luego de cometer el femicidio se suicidó, determinaron que ambos tenían rastros de alcohol en sangre. Habrían bebido la noche anterior al crimen, durante la cena en la casa del country Martindale, en Pilar, durante la cual hubo una fuerte discusión que llevó a la mujer a abandonar la casa e irse a dormir a la vivienda de su hija Lucila, dentro del mismo barrio privado de Pilar.
Así lo informaron a LA NACION fuentes con acceso al expediente. "Para terminar de confirmar este primer análisis hay que esperar el resultado de los exámenes complementarios", dijeron las voceros consultados.
El peritaje toxicológico ya está en poder de la fiscal María José Basiglio, a cargo del femicidio seguido de suicidio ocurrido el 10 de octubre pasado en el country Martindale, en Pilar.
El femicidio de Saravia, de 69 años, y posterior el suicidio de Neuss, de 71, ocurrieron cerca de las 12.50 del 10 de octubre pasado, en la habitación en suite que compartían en Martindale.
Hace 12 días se supo que tanto Neuss como Saravia tenían residuos de la deflagración de un disparo de arma de fuego en sus manos. El peritaje hecho por la División Microscópica Electrónica de la Policía Científica bonaerense habría confirmado la hipótesis de que la víctima intentó defenderse del ataque mortal de su marido. "La mujer habría buscado cubrirse del disparo o correr el revólver Smith & Wesson calibre.357 Magnum que empuñaba su esposo", habían explicado a LA NACION fuentes del caso.
El análisis hecho, conocido históricamente como dermotest, pero ahora denominado MEB, por la utilización de un Microscopio Electrónico de Barrido, también indicó que Neuss tenía restos de pólvora en sus dos manos: en la derecha, que utilizó para dispararle a su mujer y, luego, para suicidarse, y en la izquierda, donde le rozó el proyectil que mató a su esposa.
El MEB intenta determinar la presencia de tres elementos metálicos: plomo, bario y antimonio, que son los componentes del material utilizado en los proyectiles (la pólvora o el detonante) y que aparecen en los residuos del disparo de un arma de fuego.
Esos tres elementos metálicos fueron hallados en ambas manos de Neuss y en la mano izquierda de Saravia, según informaron las fuentes consultadas.
Los investigadores pudieron establecer que la noche del viernes 9 de octubre pasado, Saravia y Neuss compartieron la cena. La pelea habría sido poco después, y a las 23 la víctima se fue de la casa para ir a lo de su hija, quien también estaba viviendo en Martindale.
El sábado, pasado el mediodía, Saravia volvió a la casa. Tenía previsto simplemente tomar un bolso y algunas cosas para irse unos días a un campo, con su hija. Seguramente no podía imaginar que minutos después sería ejecutada de un tiro en la cabeza y que el asesino iba a ser su marido, con una de sus quince armas, el .357 Magnum.
El sábado a la mañana, Neuss como era su costumbre, desayunó en su habitación. Las dos empleadas domésticas se cruzaron con Saravia a su regreso. A partir de la declaración testimonial de Lucila, hija de la víctima y el victimario, se supo que la mujer entró a la suite matrimonial a buscar ropa para alejarse de su marido al menos algunos días. Ese fue el principio del fin.
Se sabe que, 23 minutos antes de la primera llamada al 911 hecha por una de las empleadas domésticas para denunciar los hechos (fue a las 12.59), Neuss había enviado dos mensajes para saludar a amigos que ese día cumplían años. Un rato después mataría a su esposa y se quitaría la vida.
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