Femicidio en Saladillo. Mientras la fiscalía procura encontrar al asesino, familiares de la víctima marcharon para pedir justicia
La policía continúa con los rastrillajes para atrapar a Renzo Chidichimo, que el jueves pasado asesinó a balazos a Rocío González, su compañera de trabajo, a quien acosaba
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La policía realiza rastrillajes en distintos parajes del centro de la provincia de Buenos Aires para encontrar a Renzo Eduardo Chidichimo, el joven de 25 años que se encuentra prófugo por el femicidio de Rocío González, a la que mató de varios tiros el jueves pasado en la central de monitoreo Proteger, en Saladillo, donde ambos trabajaban.
Él se había obsesionado con la víctima y la acosaba permanentemente; ella lo había denunciado dos veces y había obtenido una restricción perimetral, que se había vencido y que debía ir a renovar con una nueva denuncia ante la fiscalía de Cañuelas, porque los hostigamientos no cesaban. “Disfrutá que te queda poco”, le habría dicho días atrás. Rocío contaba con un botón antipánico, pero lo intempestivo e inesperado del ataque, en pleno horario laboral en la oficina situada en la calle Almafuerte 2832, le impidió accionarlo para pedir ayuda.
Mientras, allegados y familiares de la joven, que tenía 25 años y un hijo de 2, siguen conmocionados y movilizados. Esta mañana realizaron una nueva manifestación para reclamar justicia por el femicidio. Se concentraron en la esquina de Julio A. Roca y Álvarez de Toledo, frente a la sede de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIJ) N°2, subrogada por la fiscal Patricia Hortel, y luego marcharon hacia la comisaría de Saladillo, en Álvarez de Toledo al 3100. Hubo cuestionamientos hacia la jueza de Paz Delma Capobianco, que tenía el expediente por las denuncias de hostigamiento.
Durante la marcha, Marisol, tía de la víctima, afirmó que Rocío y el femicida no eran pareja, sino solo compañeros de trabajo, y que él era un “enfermo” que estaba “obsesionado” con ella. “El femicida no era pareja de ella, solo era compañero de trabajo, una persona con la mente enferma. Él tenía una obsesión con ella y no tenía una denuncia, tenía muchas… Tuvo una perimetral, ella tenía un botón antipánico. Mi sobrina iba al parque y él se aparecía en el parque; iba al supermercado y él se aparecía ahí… Hace unos días le levantaron la perimetral. La familia iba a hacer una denuncia en la fiscalía de Cañuelas y no llegamos. Hoy la íbamos a hacer”, declaró el viernes la mujer, en la primera marcha por el crimen, según publicó el medio local Saladillo Diario.
Según trascendió, Rocío había ayudado a Chidichimo a preparar una materia; luego de eso él se obsesionó y la acosaba permanentemente. La situación de hostigamiento la llevó a denunciarlo ante la Justicia. En la empresa de servicios de seguridad donde ambos trabajaban habían debido cambiar los turnos para que no coincidieran y que él no la molestara. Sin embargo, el jueves a las 14.30, Chidichimo llegó al centro de monitoreo situado en Almafuerte entre Roca y Estrada, usó su tarjeta magnética para ingresar en la sala donde estaban Rocío y otra compañera de trabajo y, tras increparla, le disparó siete tiros con una pistola 9 milímetros. El medio La Mañana, de 25 de Mayo, informó que el homicida había obtenido hace dos meses su habilitación como legítimo usuario del arma por parte de la ANMaC (ex Renar).
Después de herir de muerte a Rocío, y sin prestar atención a su otra compañera, Chidichimo se subió una moto roja y escapó. Las imágenes de las cámaras de seguridad municipales permitieron reconstruir parte de su derrotero. Tal como describió la fiscal Hortel en una comunicación enviada a los medios de prensa, al momento del hecho el femicida “vestía campera tipo parka, de color negro, con capucha mismo color, gorra visera negra con insignia blanca, pantalón de color negro tipo ‘chupín’ y zapatillas grises” y “se lo vio por última vez circulando a pie en la zona aledaña a la Escuela N°19, Paraje La Razón, en sentido al arroyo Las Flores”.
Eso llevó a la policía a montar rastrillajes en las inmediaciones del Cuartel X, cerca de los parajes El Cambalache y La Razón. El despliegue incluyó la participación de personal de las comisarías de Las Flores, General Alvear, Tapalqué, Roque Pérez, además de perros rastreadores, un helicóptero liviano (aportado por la empresa privada Cicaré), un dron de la Sección Táctica de Video Vigilancia e incluso kayacs, de forma de rastrillar caminos reales y vecinales, campos con sembradíos, taperas, montes, riberas y el cauce del arroyo Las Flores. Así, lograron encontrar la moto en la que huyó el femicida, tirada en una cuneta aledaña al camino a Estrogamou.
El mismo día del crimen, la policía había allanado la casa de Chidichimo. Secuestraron municiones calibre 9 mm, compatibles con las utilizadas para consumar el crimen, y el teléfono celular del femicida. A partir de este dato, los investigadores infieren que el femicida tenía previsto atacar y huir para pasar a la clandestinidad, y habría dejado atrás su móvil para que no pudieran rastrearlo a través de su GPS.
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