Femicidio en Capilla del Monte. A cinco meses del crimen, la familia de la víctima dice que detuvieron a un "perejil"
CÓRDOBA. A cinco meses del crimen, crecen las críticas a la investigación del femicidio de Cecilia Basaldúa, la mujer de 35 años que estuvo desaparecida 17 días hasta que su cuerpo fue encontrado, con signos de violencia, a la vera de un río de Capilla del Monte, a unos 90 kilómetros de esta capital. Por la causa está detenido Lucas Bustos, de 23 años. La fiscal a cargo de la investigación, Paula Kelm, dijo tener "abundantes pruebas" en su contra, pero hasta ahora los cotejos de ADN dieron negativo. La familia de la víctima presume que él no es el responsable y, desde el primer día, reclama que se averigüe más sobre el hombre en cuyo jardín acampaba Cecilia.
Basaldúa era mochilera; había regresado de un viaje y había estado unas semanas con su familia, pero a mediados de marzo –cuando se inició la pandemia– les dijo que se iría a Capilla del Monte, a la casa de una amiga. "No quería estar encerrada. Le insistimos con que no se fuera, pero estaba inquieta –cuenta a LA NACION su padre, Daniel Basaldúa–. Reiteró que se quedaría con la amiga y nos quedamos más tranquilos. Desde Núñez hasta Escobar se fue en el colectivo 60, de ahí en tren a Zárate, y luego un camionero la llevó hasta La Falda. Después nos enteramos de que su amiga le planteó ‘no vendrás a traer el bicho’ [por el coronavirus] y ella se enojó y no fue a lo de ella".
Agrega Basaldúa: "No sabíamos nada de eso. Había acampado en el cerro, y la corrieron; después fue a la plaza, y de ahí también la echaron. Una mujer le ofreció una casa al lado del río, estuvo una semana y de allí se fue a lo de [Mario] Mainardi". Ese es el hombre que tres días después de que la mujer desapareció llamó al padre y a una prima de Cecilia –contactos que tomó del teléfono móvil que estaba entre las cosas de la joven– y les dijo que había tenido un "ataque psicótico" y se había ido. La familia Basaldúa hizo la denuncia de la desaparición apenas recibió esa llamada.
Hace unas semanas se difundió un audio de 16 minutos con el relato de una mujer que se presenta como María y que cuenta que la noche del 4 de abril fue a una fiesta en la casa de Mainardi. Relata que allí le presentaron a Cecilia, a Viviana "la Rasta" Juárez y a un "tal" Ramón. "Tomamos mucho y alrededor de la 3 AM me sentía mareada –continúa–. Mainardi me ofreció descansar en su habitación. A las 5 AM me despertó una discusión".
Asegura que se asomó por la puerta entreabierta y vio a Cecilia discutiendo con Mainardi. Dice que escuchó a la mujer decir "no pienso hacer lo que vos querés. Me parece aberrante", y a él, contestarle "dale flaca, pasá una noche". También –siempre según el audio– estaba Juárez, que agregó a aquella solicitud: "dale, negra, ¿qué te cuesta?". Según ese testimonio, Mainardi agarró a Cecilia por detrás y ella le pegó una bofetada. El hombre "la agarró de los pelos y la estampó contra un mueble. Después la tomó de un brazo y Ramón del otro. Le pidieron a la ‘Rasta’ que buscara algo para atarla. José la agarró de las piernas mientras la ‘Rasta’ le ataba los brazos. La sentaron en una silla y le taparon la boca".
Un relato inquietante
El audio tiene 16 minutos –hasta el momento la mujer que se hace llamar María no fue identificada– y la declarante añade que el tal Ramón hizo un llamado a "Zárate" para que los ayudara. A los pocos minutos llegó "un muchacho bajito, de ojos achinados". Mainardi le sacó la mordaza a Cecilia y le preguntó qué iba a hacer. ‘Voy a contar todo, voy a llamar a mi familia y los voy a denunciar’, les dijo ella. Y Ramón le respondió: ‘te va a ir re mal’".
Hubo otro llamado, según esa versión, preguntándole a "Rada" si la llave "sigue estando en el lugar que sabe estar" y se decidió, con respecto a la mujer: "vamos a llevarla al campo". Agrega que subieron a Cecilia amordazada a un auto, con Mainardi, Zárate y Ramón, y, en otro, salieron "Jose [una mujer] y la ‘Rasta’" en otra dirección. Esa "Jose" es quien habría ido a hacer la denuncia al día siguiente, cuando vio que "Zárate y Ramón" eran policías.
Daniela Pavón, abogada de la familia Basaldúa, enfatiza que desde el inicio de la causa desde la querella apuntaron la línea investigativa sobre Mainardi y la policía: "Él es la última persona que la vio y en cada declaración dijo una cosa diferente; incluso una mujer policía contó que en una se puso nervioso y se quebró, y llegó un móvil y se lo llevó. Aportamos mensajes de texto de Cecilia a su hermano menor, en los que decía que él le daba algo de tomar, que la volvía loca y pedía que le averiguaran algo sobre él".
"La fiscal no puede explicar cómo Mainardi pudo irse a Rosario en medio de la cuarentena; ni tampoco las ‘abundantes pruebas’ sobre Bustos; se limitó a hacer "informes nefastos" sobre Cecilia. "No queremos que este crimen quede en la nada como otros casos del Valle de Punilla; siempre dijimos que la policía, de una u otra manera, tenía algo que ver. Hay mujeres que no dieron testimonios –que pueden no ser relevantes– porque la fiscal no les dio garantías. Todo esto nos hace sospechar de connivencia o intereses en la investigación". Pavón admite que no tiene garantías de la veracidad del audio, pero afirma hay que "investigar".
LA NACION intentó contactar, sin éxito, a la fiscal Paula Kelm, a cargo de la investigación. "Siempre destrató a la familia de Cecilia", agrega Pavón. Al respecto de la grabación, indica que desde la pesquisa se "le restó importancia".
Denuncia de apremios
Sergio Sánchez, abogado de Bustos, plantea a este diario: "La fiscal, en vez de estar buscando a la autora del audio y mostrar las pruebas en contra de mi defendido, no hace nada. El cotejo de las pruebas de ADN, que se hace por etapas, hasta ahora dio negativo. Bustos declaró que no conocía a la víctima, que solo la había visto en un celular que le mostraron los policías y en las redes sociales en los días de la búsqueda. Kelm intenta archivar una denuncia de apremios ilegales que se hizo para sostener que en sede policial él había confesado. Nunca lo hizo, no tiene nada que ver con el hecho".
Sobre los cotejos de ADN de rastros con la marca genética de Mainardi, el abogado Sánchez indica que "se lo invitó a ir" al hospital de Capilla del Monte a extraerse sangre sin que hubiera control de la medida por el resto de las partes. "¿Quién garantiza ese procedimiento?", se pregunta Sánchez, y cuestiona también la actuación del juez de control de Cosquín.
"Con la fiscalía está todo mal, en vez de ayudarnos, está ayudando a los que asesinaron a mi hija. Mainardi cambió todo lo que decía desde que me llamó por teléfono hasta que lo vi personalmente y afirmó que habían discutido y que Cecilia ‘se puso loquita’ y se fue. La novia de él declaró que nunca le había contado que había una mujer en su casa. Queremos que vaya preso el culpable, que se investigue en serio", resume el padre de la víctima.
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