Evasión y homicidio: se complica la situación de los guardiacárceles que no evitaron fuga de la “hiena humana”
Se trata de integrantes del Servicio Penitenciario de Chaco imputados de “favorecimiento a la evasión”
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CÓRDOBA.- Seguirán detenidos los seis guardiacárceles del Servicio Penitenciario del Chaco que estaban a cargo de la custodia de Roberto Carmona, conocido como la “hiena humana”, cuando se fugó durante una visita a la casa de su esposa, en la ciudad de Córdoba. Están imputados de “favorecimiento a la evasión”.
La decisión la tomó el fiscal Horacio Vásquez, tras indagar a los sospechosos. Los seis imputados negaron los hechos, pero se negaron a declarar.
Carmona, de 59 años y 36 en prisión con tres condenas reclusión perpetua, estaba en la casa de su esposa, Angelita, el martes 13 de este mes, el día en que la selección argentina jugó y ganó la semifinal del Mundial contra Croacia.
La “hiena humana” dijo que iba al baño y salió de la vivienda con un bolso con una muda de ropa y un punzón con el que terminó matando a un taxista e hiriendo a una mujer para robarle el auto.
Los penitenciarios chaqueños quedaron detenidos en la cárcel de Bouwer, donde Carmona también estuvo alojado después de ser recapturado hasta que se lo trasladó al penal de Cruz del Eje.
“Se indagó a los seis guardiacárceles que conformaron la comitiva del Servicio Penitenciario del Chaco, que estaban encargados de la custodia de Carmona. Todos negaron la participación en el hecho y se abstuvieron de seguir declarando. Por ahora estamos esperando fijar la fecha de audiencia para tomarle declaración como imputado al detenido Carmona”, dijo el fiscal Vásquez.
Los penitenciarios chaqueños imputados y detenidos son el chofer, Jorge Sánchez; los custodios Líber Salina, Walter Gómez y Juan Penayo; el enfermero David Bravo, y el adjutor principal a cargo del operativo, Leandro González.
La “hiena humana” fue imputado de homicidio criminis causa (matar para lograr la impunidad), además de evasión dolosa y robo. Si fuera condenado por estos delitos, le correspondería otra prisión perpetua.
Ya había sido condenado a perpetua por violar y asesinar de un balazo a Gabriela Ceppi, una adolescente de 16 años, crimen ocurrido en 1986 en la ruta a Villa Carlos Paz.
En la cárcel de San Martín (cerrada por el gobierno de Córdoba en 2015), en 1988, le dio un “puntazo” a otro preso, Martín Castro. La herida no fue grave, pero, pocas horas después, le tiró aceite hirviendo en la cara. Lo desfiguró.
En 1994 mató a Héctor Bolea, otro preso. Después de eso, sus compañeros quisieron lincharlo. Fue trasladado a Chaco. La Cámara Tercera del Crimen lo condenó a 16 años de prisión, más la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado y declaración de cuarta reincidencia.
En el pabellón de máxima seguridad de Resistencia mató a su compañero Demetrio Pérez Araujo, en 1997. Lo atacó con una púa casera. La Cámara Primera en lo Criminal lo condenó a reclusión perpetua, más la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado. Lo enviaron de nuevo a Córdoba, donde pidió estar separado del resto de los detenidos.
Desde 2014 -salvo los dos años de la pandemia del Covid-19- Carmona viajó 18 veces desde Chaco a Córdoba para visitar a su esposa (se casó en la cárcel en 1999). Ella, después de una cirugía, no puede movilizarse cubriendo esas distancias.
Los informes forenses acumulados a lo largo de todos estos años lo definen como una persona “sin conciencia moral; psicópata; proclive al delito; egocéntrico; carente de empatía; narcisista; capaz de matar por placer, por un trámite o por necesidad; inteligente”.
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