"Estuve varios meses accediendo a la red", dijo el hacker que filtró a la web datos sensibles de la Policía Federal
Ante la pregunta de si no cree que "hay un riesgo en exponer a gente inocente" al filtrar en la Internet profunda -y, de allí, sacar a la superficie digital- información sensible, incluso personal, relacionada con las fuerzas de seguridad federales, contesta: "Supongo que sí, honestamente no me interesa, no me agrada la policía". Eso respondió, por e-mail y con el alias de Nikolái Lobachevski, un matemático y geómetra ruso del siglo 19, el hacker que se atribuye haber vulnerado las cuentas web de la Policía Federal Argentina (PFA). En un breve intercambio con LA NACIÓN afirmó que accedió de forma subrepticia a esa red como un "desafío técnico", para demostrar las debilidades del sistema de seguridad informático de la fuerza y alertar sobre esa vulnerabilidad. También sostuvo que la filtración de miles de documentos confidenciales y de información sensible fue producto de "un ataque silencioso" que demandó varios meses, y que haberlo conseguido fue tanto fruto de su propia capacidad de hackeo como "de la ingenuidad de las personas".
Lobachevski, el nombre de fantasía detrás de @lagorraleaks, la cuenta de Twitter que reveló la megafiltración de los datos de la PFA y el momentáneo robo de la cuenta de la Prefectura en esa red social ocurrido el último lunes al mediodía, advirtió que tiene "más material para publicar". También asegura haber sido el verdadero autor del hackeo que en enero de 2017 sufrieron el Ministerio de Seguridad de la Nación y su titular, la ministra, Patricia Bullrich, de quien dijo: "Creo que le he dado varios dolores de cabeza. Pero es necesario".
La filtración masiva de datos de la PFA, más de 700 GB de información sobre personal policial, causas de narcotráfico, asignación de recursos y de agentes encubiertos, DNI escaneados, ubicación de puestos móviles y hasta escuchas telefónicas ordenadas por la Justicia, ocurrió tiempo atrás, pero se conoció masivamente el lunes, cuando la confirmó desde Twitter @lagorraleaks. Ese usuario fue suspendido poco después, pero LA NACIÓN se comunicó con el correo electrónico que figuraba públicamente en ese perfil e inició un intercambio de mensajes por esa vía. No hubo ningún contacto personal ni telefónico con quien dice haber obtenido y filtrado aquellos datos sumamente sensibles.
Nicolái Ivánovich Lobachevski es el seudónimo con el que @lagorraleaks habla desde el anonimato. Es el nombre de un innovador matemático ruso del siglo XIX que hizo importantes aportes a la geometría, no reconocidos en su tiempo. En la página donde fue subida toda la información el hacker también firma como [S]. Es una página de la Deep Web, una gran zona de Internet que no aparece indexada en los buscadores clásicos, como Google, y a la que solo se puede acceder utilizando herramientas especiales. Entre ellas, un navegador TOR.
"Una parte de la información se consiguió por conocimiento, experiencia y habilidades; otra, por la ingenuidad de las personas", aseguró alias Lobachevski. Su motivación, dijo, fue demostrar las fallas de seguridad que tiene el sistema de la PFA. "Como dijo Kevin Mitnick [el mayor hacker de la historia], la pregunta siempre es '¿cómo?', no '¿por qué?'. La pregunta sería qué me motiva a mí o a otra persona a hacer algo así. Es el desafío técnico; lo único que importa es explicar cómo se llegó a esos documentos, grabaciones, información que debería mantenerse resguardada e inaccesible. Pero no, les falta mucho en seguridad informática", señaló.
Cuando se le preguntó si hubo acceso físico o remoto a los servidores, alias Lobachevski respondió: "Fue un ataque silencioso, se podría decir que estuve varios meses accediendo a la red de la Policía Federal. Cuando se consiguen este tipo de accesos y es mucha la información que hay que mover fuera de la red, en cuestiones técnicas es más cómodo usar algunas estrategias para sentirte como si estuvieras allí o como en tu casa. Tomó bastante tiempo pero se logró el objetivo". De comprobarse que efectivamente un extraño tuvo acceso libre durante tanto tiempo a la red policial, la situación toma un color más oscuro.
Dos hipótesis
Según publicó ayer LA NACIÓN, la PFA maneja dos hipótesis: que podría tratarse de un "funcionario policial infiel" o de una venganza por las detenciones hechas en febrero de 2017, después de que fueran vulneradas la cuenta de oficial de Twitter de Bullrich, su cuenta de correo personal y otras del Ministerio de Seguridad. Los detenidos por aquel incidente fueron Ricardo Damián Mirco Milski, de 27 años, conocido en las redes como Niño Orsino, y Martín Horacio Trabucco, un técnico informático de 45. Milski fue quien se adjudicó el ataque. Ambos están procesados y sus casos fueron enviados a juicio oral.
Pero alias Lobachevski afirmó a este diario que él es el único autor de aquellos hackeos: "Sí, creo que le he dado varios dolores de cabeza [a Bullrich]. Pero es necesario". Y sobre los dos arrestados por el episodio de hace dos años y medio opinó: "No los conozco, pero a Milski lo detuvieron por haber dicho que él fue el que atacó el Ministerio de Seguridad y no fue así. Es lammer. Trabucco tampoco hizo nada". En el mundo hacker, se le dice lammer a quien se jacta de tener unos conocimientos informáticos que no tiene. En criollo: un perejil.
Alias Lobachevski dice tener nacionalidad argentina. Sostiene, además, que no tiene ni tuvo jamás vínculo alguno con las fuerzas de seguridad y que de haberlo tenido eso no cambiaría su "mirada" sobre ellas. Se refiere, quizás, al manifiesto publicado en el mismo lugar donde subió la filtración, que proclama que la policía es una fuerza represiva y dañina, y debe dejar de existir.
"Supongo que sí, honestamente no me interesa, no me agrada la policía", responde acerca de si es consciente de que los datos publicados pueden poner en riesgo a muchas personas.
A la fecha, la página donde están esos datos sigue en línea y accesible: hasta ayer a la tarde habría acumulado medio millón de visitas y unas 150.000 descargas.
El supuesto atacante asegura que no tiene miedo de ser atrapado: "Cuando sabés lo que hacés no existe riesgo, no hay margen de error". Sus acciones y su proclama representan un desafío para los detectives de la PFA, a la que en la misma página califica de "caterva de inútiles, delincuentes y corruptos".
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