Estafas virtuales: “$405.000, lo que salió de la cuenta” y otras anotaciones de la banda que robaba líneas de WhatsApp
El juez en lo criminal y correccional porteño Martín Yadarola procesó con prisión preventiva a un ciudadano venezolano de 26 años; le imputó el delito de estafa en grado de tentativa y le trabó un embargo sobre sus bienes
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Cuando un empleado del banco donde tenía la cuenta sueldo lo llamó para preguntarle si sabía de donde provenía el dinero que ingresaba periódicamente en su caja de ahorro, David O. S., un ciudadano venezolano de 26 años, intentó explicar que las transferencias que llegaban correspondían a unas trasacciones comerciales de un emprendimiento de un amigo, de un “hermano de la fe”. “Hay que tener dos dedos de frente para hacer cosas fuera del marco de la normalidad”, dijo el cliente al querer demostrar que él no hacía nada ilegal. Pero, pronto, se supo la verdad: los movimientos eran parte del botín de estafas virtuales de delincuentes que robaban líneas de WhatsApp para, después, engañar a los contactos de las víctimas y pedirles que les transfieran dinero.
La sospecha quedó comprobada cuando el juez en lo criminal y correccional porteño Martín Yadarola ordenó allanar el departamento de Flores donde vivía el ciudadano venezolano y la Policía de la Ciudad pudo secuestrar un cuaderno en el cual, a mano, se había dejado constancias de todo el dinero que se había sacado de las cuentas.
“Puede colegirse que los registros que llevaba sobre movimientos de dinero y que, a juzgar por la descripción realizada sobre su origen, si es analizado en forma conglobante con la naturaleza de la conducta achacada y sus resultados, decididamente tienen estrecha vinculación [con la investigación]”, sostuvo Yararola en el procesamiento del sospechoso.
Por ejemplo, en una de las hojas del cuaderno había varias cifras escritas y resaltado con verde fluorescente: “405.000″ y resaltado en color rosa: “lo que sacamos de la cuenta”; en esa misma página, el autor de las anotaciones había puesto: “75.000 es el efectivo que tengo″.
“Fíjese que se ha descubierto gran caudal de constancias sobre operaciones bancarias, compras de pasajes aéreos y envío de dinero al exterior, movimientos todos estos que, hasta el momento, carecen de justificación alguna si ello es sopesado con la actividad laboral o situación crediticia en la que el imputado se encontraría inmerso. Tendría un salario informal de 55.000 pesos mensuales)”, explicó el magistrado en su el auto de procesamiento.
La causa a cargo del juez Yadarola, magistrado que trabajó la investigación con personal de la División Delitos Complejos Informáticos de la fuerza de seguridad porteña, comenzó después de que una víctima, un fiscal bonaerense, hiciera la denuncia sobre el robo de su línea de Whatsapp.
“Las tareas investigativas comenzaron cuando el damnificado denunció que varios conocidos se habían contactado con él para preguntar si había cambiado su número de teléfono, ya que habían recibido mensajes del supuesto nuevo número con su foto de perfil junto a personalidades legislativas y judiciales”, sostuvieron fuentes de la Policía de la Ciudad.
La víctima desconoció el número telefónico y logró avisarles a sus contactos que no había cambiado la línea. El damnificado sostuvo que sus contactos recibieron un mensaje diciendo que había cambiado la línea de teléfono y que vendía dólares y el que quisiera comprar le podía hacer una transferencia.
“El entramado y la dificultad se presenta en la faz investigativa tras conocerse la acción, a la hora de vincular las cuentas bancarias, ya sea de entidades físicas o digitales, a las que son destinados los fondos obtenidos, con los verdaderos perpetradores de los hechos, dado que, en muchos casos, los datos aportados para su creación no resultan ser verosímiles, lo cual también ocurre con aquellas líneas telefónicas con las que inicialmente se comunican para dar comienzo al despliegue criminal”, explicó Yadarola.
Pero a pesar de las citadas dificultades, y tras diez meses de investigación, se pudo identificar al sospechoso que recibía el dinero en sus cuentas bancarias y billeteras virtuales: David O. S., el citado ciudadano venezolano. Cuando fue trasladado al despacho del juez Yadarola para ser indagado, el sospechoso prefirió “guardar silencio”.
En el allanamiento hecho por la Policía de la Ciudad no solo fue secuestrado el cuaderno con las anotaciones, también se incautaron de dos teléfonos celulares, una notebook, 32 tickets de retiro y depósito de dinero, seis tarjetas de débito y un comprobante de un giro de dinero al exterior.
Si bien, hasta el momento, no se pudo identificar a otros integrantes de la organización criminal, los investigadores están convencidos de que David O. S. tenía cómplices.
“En diferentes extractos [bancarios], se han consignado manualmente montos de dinero, pero al mismo tiempo las menciones resultan ser en plural (por caso, retiramos y enviamos) y expresiones sobre el rédito que cada movimiento recibido le generaría (15 %), lo que denota, con claridad meridiana, la intervención del aquí imputado junto a otras personas aun desconocidas en las maniobras y el rendimiento económico generado por su aporte, y la posible reiteración en el tiempo de hechos de similar sesgo al aquí analizado”, afirmó e magistrado en el procesamiento del sospechoso.
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