Estafas en la Web: usaron su home banking y sacaron a su nombre un préstamo millonario
La fiscal Mónica Cuñarro pidió que sean juzgadas dos personas que recibieron, por medio de trasferencias, parte del dinero sustraído al damnificado; sostuvo que “es necesario que las entidades bancarias desarrollen aplicaciones seguras que protejan a los clientes” de los ciberdelincuentes
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A las 11.39 del 22 de julio 2020, a Federico Eduardo Z., cliente del banco BBVA, se le dio de alta un préstamo personal por 1.000.000 de pesos. Dieciocho minutos después, siempre por el sistema de home banking, el tope para hacer transferencias desde la Web se elevó hasta 900.000 pesos. Poco después, recibió dos llamadas telefónicas de una persona que se hizo pasar por su oficial de cuentas y, con la excusa de solucionarle un problema, le dijo que debía pasarle los números que le llegaban por mensaje de texto. Era una trampa. Pocos minutos después, en dos operaciones de 300.000 y 600.000 pesos, le sacaron de su caja el 90% del crédito que él nunca había solicitado, pero que iba a tenerlo como deudor.
Un año después de los hechos, la fiscal Mónica Cuñarro acaba de pedir la elevación a juicio del expediente para que sean juzgados dos sospechosos de formar parte de la estafa. Se trata de quienes recibieron en sus cuentas las transferencias de 300.000 y 600.000 pesos.
En su dictamen, al que tuvo acceso LA NACION, Cuñarro hizo una solicitud especial, una recomendación destinada a las entidades bancarias. “Me parece importante, como representante del Ministerio Público Fiscal, destacar que, más allá del trabajo que se hará para esclarecer los hechos denunciados y darle una respuesta a la sociedad, es necesario que las entidades bancarias desarrollen aplicaciones seguras que protejan la ciberseguridad y los datos personales de quienes se conectan a Internet desde sus teléfonos celulares”, sostuvo.
Cuñarro afirmó que el tipo de estafa de la que fue víctima el cliente del BBVA y que dio origen a esta investigación experimentó un crecimiento importante durante la pandemia de Covid-19 y con las restricciones para circular y para los trámites de atención al público.
“Si bien desde hace años la tecnología ha avanzado mucho en este sentido, lo cierto es que a partir del año pasado la mayoría de la gente se vio obligada a utilizar las vías virtuales como única opción, y obviamente esto trajo aparejado el aprovechamiento de un sector para cometer y perfeccionar maniobras de este tipo [los ciberdelitos]”, afirmó la representante del Ministerio Público.
La investigación comenzó con la denuncia de la propia víctima. Federico Eduardo Z., cliente de una sucursal del BBVA situada en Palermo. Las dos personas a que Cuñarro pidió que sean juzgadas fueron identificadas por fuentes judiciales como Emanuel Varela, de 31 años, y Milagros Rojas, de 25. Ambos residen en la provincia de Córdoba.
Maniobra consumada
En mayo pasado, los dos imputados fueron procesados por delito de defraudación informática. La decisión de primera instancia fue confirmada por la Sala IV de la Cámara del Crimen.
“La víctima respaldó sus dichos con el comprobante de la acreditación en su cuenta del crédito personal de la suma de un millón de pesos, el comprobante del aumento del límite de transferencias y de las transferencias realizadas”, afirmó la fiscal al enumerar las pruebas de la causa.
Federico Eduardo Z. sostuvo, en su declaración, que no le había llamado la atención que lo llamara el supuesto oficial de cuentas para solucionar un problema en su cuenta porque el día anterior a los hechos denunciados no había podido acceder al home banking.
El 22 de julio del año pasado, la víctima “recibió dos llamadas telefónicas de un abonado desconocido, de alguien que dijo ser empleado de la entidad bancaria citada, invocando el nombre de su oficial de cuenta, y bajo el pretexto de solucionar problemas de acceso a su cuenta le requirió en cada oportunidad que le informara los números que le habían sido enviados vía mensaje de texto -SMS- a su teléfono celular, remitidos por el BBVA, siendo que el falso empleado conocía los primeros números de la secuencia numérica y él debía completarla, datos que brindó, indicándosele que a continuación podría operar con normalidad”, explicó la fiscal en su dictamen.
Era el último paso que necesitaban los estafadores para hacerse del dinero del cliente estafado. El préstamo personal ya estaba activado y el límite de transferencias había sido cambiado.
Después de la llamada telefónica del falso oficial de cuentas, la víctima recibió en su teléfono celular notificaciones a partir de las cuales advirtió que desde su cuenta bancaria se habían efectuado dos transferencias.
“Gracias a las tareas de cooperación llevadas a cabo por la División Fraudes Bancarios de la Policía de la Ciudad se logró determinar que el alta del préstamo se realizó con fecha 22 de Julio de 2020, a las 11.39 horas, y según informó el banco BBVA, unos instantes después se realizaron las dos transferencias desconocidas por el querellante por 600.000 y 300.000 a dos cuentas pertenecientes a la app de gestión financiera UALÁ.
Según el expediente judicial, los 300.000 pesos fueron transferidos a la cuenta en UALÁ de Varela y después, enviados a una cuenta del Banco Santander de la misma persona.
“Con respecto a la restante transferencia, fue dirigida a Rojas, quien a su vez lo transfirió a distintas cuentas bancarias, habiéndose incorporado los resúmenes de los movimientos de ambas cuentas”, explicó Cuñarro en el pedido de elevación a juicio.
En su declaración indagatoria, Varela sostuvo: “Yo venía por la avenida Cabrera a las 8 [sic] y me olvidé el bolso del trabajo, en el que llevaba el documento y el teléfono celular. Fue en la parada del colectivo, no me acuerdo el día, fue a principios de 2020. Nunca hice la denuncia y ahí me di cuenta de que fue un error y que con mi documento han hecho varias cosas, con el mismo celular mío hicieron todo”.
Rojas, en tanto, se negó a declarar y a contestar preguntas.
Cuñarro, en su dictamen, se enfocó fundamentalmente en la facilidad que tuvieron los ciberdelincuentes para acceder, por medio de una operación de home banking, a la cuenta del damnificado y dar de alta el préstamo personal.
“En el caso que me toca ahora elevar a juicio, el comportamiento que tuvo una entidad financiera tan importante como lo es el BBVA fue francamente vergonzoso, pues permitió que un cliente pudiera obtener un crédito de un millón de pesos, sin tomar los suficientes recaudos para constatar que esto efectivamente haya sido así, careciendo de todo tipo de medidas de seguridad y sin ser perjudicados, puesto que su cliente debe seguir pagando un crédito que no pidió”, afirmó la fiscal en el pedido de elevación a juicio.
Ante la consulta de LA NACION, desde el BBVA manifestaron que, por el momento, no harán declaraciones sobre este caso.
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