¿Estafa piramidal? Ante la Justicia, Leonardo Cositorto atribuyó sus incumplimientos a una “conspiración” en su contra de tuiteros y medios
Juliana Companys detalló las maniobras descriptas en 174 hechos que calificó como presuntas estafas cometidas por una asociación ilícita que captaba ahorros de personas a las que les ofrecieron retornos de hasta el 100% de interés en tres meses
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CÓRDOBA.- Leonardo Cositorto, el CEO de Generación ZOE, negó tener relación con ZOE Villa María a la hora de sentarse frente a la fiscal Juliana Companys, que lo acusa de supuestas estafas reiteradas, lavado de activos y asociación ilícita. En unos 20 días volverá a citarlo. Antes, pasará por los tribunales de Goya (Corrientes) y Salta, donde también tiene causas abiertas.
Cositorto declaró durante tres horas y media asistido por los abogados Miguel Ángel Pierri y Guillermo Dragotto. La fiscal tiene computados 174 hechos -que describió en la acusación-, que alcanzan a 94 personas que pusieron unos $8 millones y alrededor de 500.000 dólares. Companys espera que, antes de que Cositorto regrese de su “gira” por las fiscalías de dos provincias, aparezcan nuevas denuncias.
El CEO de Generación Zoe aseguró que él había llegado a Villa María para dar sus clases para que la gente lograra “libertad financiera” y agregó que si bien había nombrado a Claudio Álvarez en la sucursal, no se ocupó del tema.
“En ningún momento formé una empresa para realizar estafas, sino que son para democratizar la educación del coaching ontológico, que, por ejemplo, en Chile vale U$S8000 la formación anual. Por supuesto no te devuelven los 8000 dólares ni te llevan de vacaciones, y nadie habla de estafa. Lo único que hice es, de manera disruptiva, generar un nuevo modelo, una nueva oferta en el mercado lationamericano, para que personas con ingresos bajos o medios tengan acceso a una educación privilegiada. Incluso otorgué 16.500 becas gratis. Al mismo Maxi Batista lo levanté de una plaza, donde estaba durmiendo en la calle, llevándolo hasta poder tener una vida decorosa. No conozco gente buena y, a la vez, estafadora. La misma Biblia, la palabra de Dios, dice que de una misma canilla no sale agua dulce y agria al mismo tiempo”, dijo ante la fiscal.
Respecto de por qué empezaron los problemas, afirmó: “Las primera amenazas empiezan en el mes de septiembre con Beto Medeleiev, a través del Intragram personal de él. Pide trabajar conmigo, con mi equipo trader, se vende con un gran trader. Mi operador de redes sociales me dice que no había espacio. Entonces cuando le decimos que no hay lugar, él dice que va a destruir a mí y mi empresa. Continúan en el mes de octubre, noviembre y diciembre, llegando al pico máximo en la primera semana de enero. Me generan en la Argentina una corrida”.
Además del tal Beto Mendeleiev (un nombre de usuario de las redes sociales), Cositorto ve una conspiración a la que sumó a Javier Smaldone y Pablo Salum. “Ellos tres juntos, y sus súbditos, empiezan a hacer la movida Ponzi. Ellos van por la caída de Zoe, ellos se quedan con los clientes de Zoe, por ejemplo, están enroscados la ONG Bitcoin argentina y aparecen junto al dueño de Ualá, Mercado Libre y Carlos Maslatón, más la campaña televisiva. El enojo es personal de Mendeleiev, el resto busca la caída de ZOE. Es bueno que investiguen la relación de nombre Sosa, de Villa María, que tiene radios y medios gráficos de Villa María, ellos tuvieron un intercambio con Claudio Álvarez y es por eso que comienzan a atacar a Zoe en simultáneo”.
La acusación
En la descripción de los hechos de la acusación, a la que accedió LA NACION, la fiscal planteó que Cositorto y su segundo, Maximiliano Batista, “valiéndose de sus conocimientos y experiencia en el rubro, fueron los artífices del diseño de esta oferta ambiciosa con la mentada calidad de contar con diversidad de empresas”. Enumeró: Generacion Zoe, Zoe Construcciones, Universidad del Trading, Zoe Broker, Zoe Empowerment, Zoe Autos, Zoe Burger, Zoe Pets, Zoe Pizza y Zoe Fitness.
Indicó que allí se invertían el dinero y los bienes de quienes “confiaban y depositaban” en la empresa, y agregó que “en realidad, esos capitales eran destinados al patrimonio de Cositorto y Batista”. La acusación añadió que ambos sumaron a su “proyecto criminal” a los abogados Hector Luis Yrimia (exjuez. que está prófugo, aunque se sabe que está radicado en Emiratos Árabes Unidos) y Gustavo Saavedra, al contador público Norman Propero, quienes tenían “total conocimiento del fin de la organización”.
Companys consideró que Yrimia, “con la colaboración de Gustavo Saavedra, le dio marco jurídico bajo la figura de ‘fideicomiso de administración e inversión’, mientras que Prospero se encargó del aspecto contable de la empresa delictiva”.
En lo relativo a Villa María, sostuvo que se asociaron con los imputados en esa ciudad, abrieron oficinas y “se confabularon para realizar una pluralidad de estafas, acordando que para captar a sus víctimas simularían promocionar cursos de coaching, mentoring y trading”.
“El único propósito era que los nuevos integrantes accederían a una membresía que los colocaría en el seno de una comunidad de usuarios de servicios financieros y comerciales, para lo cual debían realizar una inversión de mínima de US$500, con la promesa falsa de que los mismos generarían un interés mínimo del 7,5% mensual en dólares durante tres años, incentivando la participación con promociones que le sumaban a la inversión un bono que al principio fue de un 20%, lo cual se fue incrementando con el correr del tiempo, llegando a ofrecer un 40%”, agregó la acusación.
La descripción sumó que, para asegurar la incorporación de nuevos miembros, y “también evadir el pago de los intereses mensuales –prometidos– se ideó un sistema de ‘referidos’”. Es decir, unos presentaban a otros “a cambio de un 20% del capital que aportaba el referido”. Indicó Companys que se llegaron a prometer, en diciembre pasado, “100% de interés en dólares en tres meses y en enero del 2022, el 330% en dólares en once meses”.
En todos los hechos mencionó, en general, la participación de Cositorto, Batista, Yrimia, Claudio Álvarez, Silvana Abellonio, Silvia Fermani, Ivana Álvarez, Silvio Shamne y Florencia Álvarez. En el primer hecho –en marzo de 2021, “presumiblemente” en la Torre Gálata, de Villa María– “a sabiendas de que no contaban con fondos suficientes para llevar adelante las operaciones financieras que ofrecían, indujeron a error” a W.S., “haciéndole creer falsamente que al adquirir membresía por la suma de US$400 le generaría un interés mensual del 7,5% en dólares durante tres años, con la recuperación del capital al finalizar el plazo”.
En el que fue listado como “hecho 28″, J.C.R. fue damnificado cuando le ofrecieron, y aceptó, un bot de US$15.000 que le generaría un interés mensual del 20% en dólares con devolución del capital al año. La persona entrega US$600. En el “hecho 145″ avanzó sobre lo sucedido en las oficinas de Zoe y Al Coaches de Villa María SAS, cuando D.M.P. adquirió un “bot navideño por US$3600 que le generaría un interés del 100% en tres meses, en dólares”.
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