Estaba de fiesta, baleó a un amigo, se atrincheró y, al final, se suicidó
Los hombres pasaban la noche con una mujer y discutieron; el agresor se encerró y se disparó en la boca
Comenzó como un encuentro entre dos hombres y una mujer; terminó como un drama. En la madrugada, una detonación terminó con la tranquilidad del barrio Los Naranjos, una zona de casaquintas de Ingeniero Maschwitz. A media mañana, un segundo y mortal estampido puso punto final a la aún confusa situación.
Anoche, los policías de Escobar que intervienen en el caso sostenían la hipótesis de que, tras una discusión, uno de los hombres le disparó al otro en una pierna y, horas más tarde, cuando la casa estaba rodeada por uniformados, ese mismo sujeto se descerrajó un tiro en la boca.
Las primeras informaciones, que referían a un eventual asalto con toma de rehenes o, incluso, a un problema de índole familiar, giraron hasta orientarse a la que, hasta anoche, parecía la más ajustada a los sucesos: dos hombres y una mujer –que aparentemente sería una prostituta– pasaron la noche en una casaquinta que uno de ellos habría alquilado hace aproximadamente un mes, en Fray Luis Beltrán y Olegario Andrade.
A las 4, uno de ellos –Marcelo, de 35 años– habría disparado al otro, hiriéndolo en una pierna, y habría amenazado a la mujer, que corrió a esconderse en el fondo de la casa.
Fuentes consultadas por LA NACION dijeron que en la reunión nocturna se habrían consumido drogas y alcohol, lo que podría haber incidido en el trágico desenlace. Un vecino dijo a LA NACION que "en la zona se alquilan muchas casas y suele haber fiestas bastante descontroladas, por lo que es normal que llamemos a la policía o a la vigilancia del barrio".
Justamente, la policía llegó por una llamada al 911, luego de la detonación y los gritos que se oyeron en la madrugada. Lograron sacar del lugar tanto a la mujer como al herido, que fueron llevados al hospital, primero, y a la comisaría, luego. En tanto, el agresor se atrincheró.
Con la prolongación de la situación, a media mañana llegó el grupo especial Halcón, que rodeó la casa esperando convencer al hombre de entregarse en forma pacífica. Lejos de tener éxito, tanto los efectivos del grupo como el resto de los agentes presentes no tuvieron más remedio que llamar una ambulancia cuando, a las 9.30, el atrincherado –que tendría antecedentes penales– decidió dispararse en la boca y terminar con su vida.
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