“Ese día mi vida cambió por completo”, dijo la policía baleada en el copamiento de una comisaría
Rocío Villarreal salvó su vida de milagro, pero desde el día del ataque está en silla de ruedas; su testimonio fue uno de los más esperados en el juicio que se les sigue a los sospechosos del ataque a la seccional de San Justo para liberar a un preso
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Su testimonio era uno de los más esperados en el juicio. “Ese día mi vida cambió por completo. Ya no tengo una vida normal”, afirmó Rocío Villarreal. Se refería al 30 de abril de 2018, cuando cumplía funciones en una comisaría de la policía bonaerense de San Justo y fue baleada por una banda de delincuentes que copó la seccional para liberar a un preso acusado de un homicidio. Se salvó de milagro, pero quedó parapléjica y se moviliza en silla de ruedas.
El viernes pasado comenzó el juicio a los acusados de protagonizar el ataque en la Comisaría Distrital Noroeste 1a. de La Matanza. Entre los imputados está Leandro Aranda, el joven que estaba detenido en la seccional policial y al que sus secuaces fueron a rescatar.
El debate está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº4 de La Matanza, integrado por los jueces Gerardo Gayol, Franco Fiumara y Nicolás Grappasonno. El Ministerio Público es representado por los fiscales Ariel Speranza Rossi y Alejandra Núñez.
La intención era que Villarreal, que después del ataque fue ascendida y pasó a retiro por incapacidad, declarara en persona ante los jueces y los fiscales. Pero ella pidió, por una cuestión de salud, prestar testimonio por medio de la plataforma Teams. Lo hizo anteayer a la tarde.
“Pidió que se haga justicia por lo que pasó. Relató que ahora depende de una silla de ruedas para movilizarse. Contó que el día del hecho un compañero le dijo que había escuchado ruidos. Entonces ella se acercó a la guardia y comenzaron a dispararle”, explicó a LA NACION una calificada fuente judicial que tomó contacto con la declaración de la mujer policía.
También declaró Aranda. En su indagatoria, el supuesto ideólogo del plan, afirmó que solo quería fugarse y que la intención no era lastimar a nadie. “Reconoció casi todo y pidió perdón”, explicó la fuente consultada.
Aranda, según los voceros consultados, quiso desligar de los hechos a su mujer, Zahira Bustamante, que está detenida por su presunta participación en el plan criminal.
“Aranda dijo que él le pegaba siempre a Bustamante y que ella era víctima. Sostuvo que quería que saliera de la cárcel para que pueda cuidar al hijo que tienen”, dijo la fuente judicial al tanto del debate.
El lunes comenzará la etapa de alegatos y el viernes de la semana próxima sería dado a conocer el veredicto.
El plan criminal
Según pudieron reconstruir los investigadores del ataque, Bustamante fue parte del grupo criminal que el 30 de abril de 2018 llegó en varios vehículos a la comisaría situada en Villegas al 2400, San Justo. Siete delincuentes fueron a la seccional de la policía bonaerense con el objetivo de rescatar a Aranda por la fuerza de las armas.
Aranda estaba detenido desde el 25 de agosto de 2017, acusado de haber asesinado a balazos a Nicolás Ojeda, en lo que se presume que se trató de un crimen relacionado con el tráfico de drogas.
La sospecha de los investigadores de la Fiscalía Temática de Homicidios de La Matanza, según publicó oportunamente la agencia de noticias Télam, era que Aranda y Ojeda formaban parte de una misma organización delictiva que a mediados de 2017 le habría robado un cargamento de 70 kilos de cocaína a un narco que operaba en la ciudad de Buenos Aires.
Una vez que tuvo el cargamento en su poder, se cree que Ojeda traicionó a Aranda y que este, entonces, juró venganza y asesinó a su excómplice tras una discusión en una villa de La Matanza.
Disfrazados de policías
Cuando ya estaba preso por ese homicidio, Aranda organizó el plan criminal con el teléfono celular que le había entregado durante una visita su abogada, que también está sentada en el banquilo de los acusados.
“Determinó a sus cómplices para llevar adelante su evasión, la que debería indefectiblemente terminar con la vida de los efectivos policiales que custodiaban el lugar”, según se desprende del expediente judicial.
El grupo que llegó esa madrugada a la dependencia tenía, según la Justicia, una clara división de roles y funciones. Parte de la banda estaba vestida con ropas similares a las que usan las fuerzas de seguridad.
“Algunos de los sospechosos se quedaron afuera para resguardar la zona. Otros ingresaron en la seccional y efectuaron disparos contra el personal policial que se encontraba en la guardia”, consta en el expediente judicial.
Para la Justicia no hay dudas de que el objetivo era matar a los uniformados de guardia. En el ataque fue herida de gravedad la sargento Villarreal, que “recibió al menos dos disparos, provocándole una herida toracoabdominal derecho con lesión de pulmón derecho, riñón derecho, hígado, diafragma, y lesión medular en vértebra número 12, sin lograr su cometido por razones ajena a su voluntad, dado que el personal policial actuó a los fines de repeler la agresión de los sujetos, los que debieron, en virtud de dicha defensa, abandonar la seccional policial, fugándose”.
Pocas horas después, la fiscal Núñez y la policía bonaerense identificaron y detuvieron a los sospechosos. Zahira Ludmila Bustamante, la novia de Aranda, fue arrestada en la puerta de la comisaría atacada cuando decenas de familiares de los presos y curiosos se agolpaban frente a la seccional para interiorizarse sobre la situación de los detenidos, que eran trasladados a distintos penales bonaerenses.
La sargento herida fue derivada al Centro Médico Fitz Roy, de Palermo, donde cursó su recuperación después de que los médicos que la atendieron en primer momento le salvaron la vida.
La víctima del ataque no pudo volver a caminar y se moviliza en silla de ruedas. El año pasado, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, instituyó el 30 de abril como el Día del Personal Policial Herido en Acto de Servicio. Villarreal fue ascendida y pasó a retiro por incapacidad.
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