"Escruchantes" al acecho: llegar a casa y hallar todo revuelto luego de un asalto
Son los que roban cuando no hay nadie en el hogar; en la Capital es el segundo delito más denunciado; hay más hechos en vacaciones y fines de semana largo
Cuando viajó a Ecuador junto a su familia, en febrero pasado, Mabel Menéndez tomó varios recaudos para evitar dar pistas de que no estaba en su casa. Sus hijos pasaban a diario para controlar que todo estuviera bien, encendían luces y levantaban la correspondencia. También le avisó a un vecino de confianza que estuviera atento a cualquier movimiento. A pesar de ello, un grupo de ladrones visitó su vivienda, en el barrio de Floresta, y la "dio vuelta" por completo para llevarse una gran cantidad de objetos de valor.
Aunque silenciosos por el bajo nivel de violencia con el que se consuman, los llamados escruches lograron instalarse como uno de los delitos más comunes. Y de tal manera que en la ciudad de Buenos Aires es el segundo robo más denunciado después del arrebato en la calle.
Esta modalidad, a diferencia de otras en las que priman la inmediatez y la fuerza, implica un trabajo de inteligencia previo, logística y tiempo. Requerimientos que, la mayoría de las veces, los delincuentes compensan con el tamaño del botín. Dinero, joyas y armas están entre los bienes más buscados, a los que se le suman artículos electrónicos y cualquier tipo de objeto de valor que pueda cargarse con facilidad.
Los ladrones que ingresaron a la casa de Mabel lo hicieron en la madrugada del 23 de febrero pasado, un par de horas después de la última visita de sus hijos. Llegaron en un auto que estacionaron en la puerta y abrieron la reja de una de las ventanas con un cricket. Antes de entrar, cortaron el cable de la línea de teléfono al que suelen conectarse las alarmas de monitoreo.
Las filmaciones de las cámaras de seguridad de un negocio y otra vivienda de la cuadra determinaron que los malhechores, que tendrían unos 20 años, permanecieron unas dos horas. "Revolvieron todo. Para mi buscaban dinero y oro que no encontraron porque no había", dijo Menéndez, de 72 años y docente jubilada. "¡Hasta desarmaron la tapa del hidromasaje!", dijo la mujer a LA NACION.
Después de vaciar casi todos los muebles, los delincuentes se fueron con un Smart TV, una notebook, una tablet, alhajas, algo de dinero, un secador de pelo, un tamboril y hasta un escudo de River, que sacaron de la casa con facilidad porque adentro hallaron un juego de llaves.
"Aunque mis hijos algo acomodaron, me costó dos semanas ordenar las cuatro habitaciones y los baños", dijo Mabel. Y expresó: "Cuando volvimos no podíamos dormir. Y después de ver los videos, menos. Ése es el peor mal".
Según las estadísticas oficiales, los fines de semana largo y las épocas de vacaciones son las que mayor cantidad de hechos de este tipo se registran. Entre diciembre y enero se denuncian un promedio de 15 robos a casas por día en la Capital, según datos del Ministerio de Seguridad de la Nación.
"Las zonas más afectadas son las de casas bajas, que son más vulnerables que los departamentos en edificios", dijo a LA NACION un experimentado investigador de este tipo de robos. De hecho, los barrios que más sufrieron la actuación delictiva de los intrusos durante el año pasado fueron Núñez, Villa Soldati y Floresta, Villa Urquiza y Mataderos, en ese orden.
Justamente, Floresta es el barrio donde vive Mabel. Su casa está situada frente al ex centro clandestino de detención El Olimpo y, de noche, hay muy poca luz en la cuadra. "Hasta las 20.30 hay seguridad porque funciona un supermercado", dijo y señaló que después de esa hora, algunas parejas estacionan con sus autos en la cuadra para aprovechar la oscuridad y entregarse al amor. "Otros, paran acá y no sabemos qué hacen. Pueden estar estudiando nuestros movimientos", afirmó Mabel. LA NACION visitó el lugar, pudo observar cómo un chofer de una línea de colectivos estacionó en la cuadra y se bajó para orinar en la vereda de El Olimpo, sobre Rafaela, donde no funcionaban las luminarias.
Pero los hechos no denunciados quedan fuera de las estadísticas oficiales. Según el último mapa del delito confeccionado por asociaciones vecinales porteñas, Recoleta es el barrio donde hubo más robos en departamentos. "Cerca de un 20 por ciento no hace la denuncia. La mayoría es gente que regresa de las vacaciones y encuentra todo revuelto. No saben qué día ni a qué hora ocurrió. Eso, sumado a la poca esperanza de recuperar lo robado los desincentiva a avisar a la policía", dijo Nelson Durisotti, presidente de la Asociación Barrio Recoleta.
Consejos para prevenir este tipo de robos
- Según los investigadores, la mayoría de los escruches ocurre durante el día. Cuando la gente no está de vacaciones, muchos delincuentes aprovechan los horarios en los que las víctimas están trabajando. Para ello, realizan distintas acciones de inteligencia como llamadas telefónicas, tocar timbre, pegar folletos o arrojar basura en la entrada de la casa. Si nadie contesta o las cosas no son retiradas, pueden determinar que la casa está vacía.
- Tanto las policías Metropolitana como la Federal de la ciudad recomiendan a los vecinos ser muy cuidadosos con las redes sociales y no contar ni publicar fotos sobre las vacaciones; mantener cerrada las 24 horas la puerta de entrada a los edificios; de noche, en las casas y en las plantas bajas de los edificios se debe cerrar las cortinas para que impidan la visión al interior de la vivienda. Ante la presencia de personas desconocidas o sospechosas en el barrio se debe alertar de inmediato al 911.
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